Capítulo 5

3516 Words
Anna. —Hay que sacarte esto. —me desabrocha el corpiño y de inmediato me cubro con mis brazos porque me avergüenza mucho ahora que estoy en mis sentidos, me mira poniendo sus manos sobre mis codos—. ¿Porqué te cubres?. —Jamás estuve así de descubierta. —bueno, frente a los medicos que me revisaron ese día si, pero no de un hombre en la intimidad—. Me avergüenza mucho, eres el primero que me ve así de descubierta. —se inclina con calma y me susurra en los labios. —Solo quiero que tengas algo en mente Anni. —¿Qué?. —lo miro fijo a los ojos. —Tu cuerpo es mío... Toda entera eres mía. —me rio pero él lo dice en serio haciendo que quede seria, pero aún divertida donde él habla autoritario aunque a mi no me afecta—. Y yo voy a conocer mas que tú, tu cuerpo así como vas a conocer el mío. —Esta bien. —bajo los brazos y él no baja los ojos como creí, porque me decía a mi misma, si bajo los brazos me va a comer los pechos con la mirada—. Ya bajé los brazos. —No te vuelvas a cubrir Anna. —No señor. —sonríe mordiendo la punta de la nariz—. Aaagggg malvado. —Ya te voy a mostrar lo malvado que soy... Ahora arriba así te doy de comer y después vuelvo a alojarme en tu hermoso cuerpo lo mas profundo que pueda para que jamás se te olvide que yo soy tu dueño. —¿Eres un hombre primitivo?. —mas atrevida paso los brazos por sus hombros apretándolo—. No te tenía así de cavernícola. —Yo tampoco pero tú me haces sentir de está manera. —le tomo el pelo porque ya sabia que era asi, de solo verlo te das cuenta—. Súper posesivo. Anda así no mas por la casa, y me refiero a como Dios lo trajo al mundo y mas que orgulloso de sus atributos, me rio ya que tiene con que sentirse orgulloso, no sé nada de p***s pero creo que el suyo tiene con que defenderse. Me levanto y miro el suelo en donde por fin tengo piso, sonrío ya que estuvimos los dos poniéndolo, obviamente él es el que sabe, yo lo asistía en todo lo que me permitia en que lo ayude porque no me dejó cargar nada pesado ni ensuciarme ya que me decía que él lo hacia porque me podría lastimar, también miro las nuevas paredes que hicimos y las puertas, eso se supone que este fin de semana lo vamos a terminar y otra habitación para Flor, lo hablamos mucho ese tema y lo entiendo, tiene miedo de que no nos llevemos bien y no quiere elegir entre las dos aunque me dijo que si lo debe hacer no quiere que nos alejemos ya que va a elegir a su hija siempre en primer lugar, así que llegamos a la conclusión que hagámoslo funcionar los tres, hablé con Flor las dos solas y ella dice que está a gusto con nosotros y que se quiere quedar, no quiere ir más donde sus abuelos, por eso Hardy quiere terminar la habitación cuanto antes para que pueda traer todas sus cosas, necesita un lugar así tiene intimidad o puede traer a sus amigas, no sé muy bien que hacen las adolescentes ya que yo desde que me fui de donde mis papás lo único que hice fue trabajar como burra cosa que no me arrepiento de nada, porque los frutos están en está casa que levanté sola a base de trabajo duro, y bueno, ahora Hardy la está terminando. —Ya está todo amor. —sonrío cuando me llama a desayunar—. Vamos que tengo hambre. —Si. —me pongo la bata de baño y voy, huele muy rico la casa, sonrío al ver unos bifes en los platos y ensalada de tomate con palta que le encanta, y seguro jugo de dos limones porque está loco este hombre. —¿Le pones aderezo mami? No sé condimentar ensaladas. —Si, yo lo hago. —voy a la mesada y mientras aderezo el tomate me abraza de atrás, no me asusta para nada, más bien me encanta—. Aaa me asustaste. —Algún día te quiero tomar acá. —sonrío imaginándomelo y ya lo quiero probar—. Tú media inclinada con tus manos sosteniéndote y yo atrás haciéndote mía sin piedad. —¿Y cuándo va a ser eso?. —los besos que me da, me dan escalosfrios, pero esos que quieres seguir sintiendo. —Cuando ya estemos mas confiados. —Yo confío. —lo miro por sobre mi hombro y él sonríe. —Lo sé Anni, pero el sexo no siempre es como lo que hicimos. —me aprieta en sus brazos haciéndome sentir diminuta—. Hay veces que es duro y en eso debemos confiar... Yo en que no vas a tener miedo y tú en que no voy a lastimarte. —Entiendo. —cuando nos sentamos a comer no puedo dejar de mirarlo de reojo porque no tiene vergüenza para nada, y siempre se sienta con las piernas bien abiertas. —¿Soy o me parezco?. —me rio y él besa mi mano—. ¿Por qué me alegras tanto la vida con solo oírte reír Anna?. —me inclino besando su mejilla—. Tan hermosa que seas. —estamos sin nada prendido, solo los dos disfrutando el momento. —Hardy... ¿Cómo vamos a hacer con Flor y el colegio? ¿La vas a mandar en trafi? Porque no me gusta nada que ande caminando o en colectivo. —El chofer va a venir por ella. —lo miro comer y ya me acostumbré a verlo así por eso no me afecta, pero aun me sorprende un poco—. Y va a dejarla todos los días no te preocupes. —Bien... Me siento muy aliviada de verdad. —terminamos de comer y se para tendiendome la mano que se la doy enseguida. —Vamos a la cama. —me paro de un salto súper feliz—. Quiero que sigamos disfrutando. —Vamos entonces. ........................ Voy al trabajo muda durante todo el viaje, solo escucho a mi tia con Ruben hablar sin parar, mi v****a duele mucho ya que Hardy no paró en todo el fin de semana, parecía que era un calefón sin posibilidades de enfriarse ni un poco, tanto que cuando Flor llamó que lo estaban esperando para una charla que les dijo que iban a tener, la canceló ya que no quería salir de la casa para nada. Me gusta demasiado él y el sexo que tenemos, aunque después me cuesta sentarme un poco porque me incómoda de cierta manera, y a parte voy muda porque voy a ver a la mujer de Hardy, aunque sé que ellos no tienen nada desde hace años pero es incómodo igual, verla y decir, el hombre con el que estoy tiene cinco hijos con ella, treinta años de convivencia y están en pleno divorcio, muy incómodo. —Anna. —me giro y está ahí mirándome. —Buen día señora. —¿Puedes ir a limpiar la habitación de Hardy?. —me enderezo bien escuchándola—. Hoy vuelve a la casa y quiero que este limpia. —Bien, ya subo. —subo con todas las cosas y pensando en lo que dijo, me agacho a acomodar los zapatos cuando abren la puerta, me giro y es mi tía. —Necesito ayuda para correr un mueble. —Voy. —hago una mueca de dolor por una punzada que me dió cuando me ponía de pie, voy con ella a correr el mueble antes de que se enoje y me rete diciendo que soy lerda ya que si terminamos nos vamos antes. —Gánate ahí que es más pesado. —Si. —lo movemos pero tardamos por mi dolor, no puedo hacer mucha fuerza. —¿Qué te pasa Anna? Desde que te fuimos a buscar que haces cara de dolor. —no sé que hacer ya que no quiero esta charla—. ¿Qué te duele que haces esas caras?. —La v****a me duele. —abre grande los ojos y se acerca como con pánico. —¿Cómo que te duele? ¿Te golpeaste?. —No. —siento como de a poco empiezo a sudar pero debo decirle la verdad—. Pero me duele. —Pero no te puede doler por doler Anna... Cuando salgamos vamos al médico, tal vez lo que pasó trajo consecuencias y... —No tía. —Pero... —Tengo novio. —queda muda, de a poco la cara se le va transformando en furia que siento que cuando hable me parte la cara de una cachetada—. Y tuvimos sexo. —¿Tuviste sexo fuera del matrimonio Anna?. —bajo la cabeza avergonzada—. ¿Y todo lo que te enseñé estos años de qué sirven?. —Tía... —No... Ahora eres una ramera. —¡No es para tanto, es mi único hombre tía!. —No Anna. —quiero correr el mueble ignorandola—. No... Sácate esa pollera porque no llevas el titulo con honor. —¡Ay tía nada que ver!. —salgo de ahí y voy a la habitación de Hardy con ella atrás que no me va a dejar en paz—. Soy grande y él también, sabemos lo que hacemos. —Con mas razón. —Tía. —la miro de frente sonriendo pero no de felicidad—. Es un hombre grande ¿Crees que quiere casarse o esperar a estar casados para estar juntos a esta edad?. —queda sería como analizando las palabras que digo—. Yo lo quiero tía y no lo hice por miedo a que me deje, lo hice para parar mi miedo. —asiente mordiendo sus labios—. ¿Puedes conprender eso?. —¿Y funcionó?. —Si. —avergonzada me rio por recordar todo—. Tuvo paciencia conmigo y cuando le conté lo que pasó me dijo que me daba tiempo a que no tenga miedo y no lo tengo tía. —¿Quién es?. —Ahora no. —me vuelvo a arrodillar así termino con esto de una vez—. Cuando él quiera te lo presento por ahora no. —¿Ósea que lo conozco?. —Si. —Bien. —mueve las manos asintiendo—. Voy a respetar eso Annita. —Bien... ¿Puedo seguir?. —Debes ir igual al médico Anni. —ruedo los ojos gimiendo y tirando la cabeza hacia atrás—. No es normal que te duela de esa forma hija... O es un hombre dotado e insaciable o fue un bruto. —La primera. —me pongo roja recordando su tamaño y potencia, me muerdo los labios apretando mis manos porque imágenes vienen a mi mente. —No digas nada, por tu cara se ve que es lo primero y de sobra... Bueno. —agarra mi mano apretándola—. Me alegro por ti Annita, y espero que sean felices. —Gracias. —en la puerta me mira y yo a ella sabiendo lo que sigue ya que siempre me lo dijo. —Intenta hacer las cosas bien, sabes que no puedes estar así hija. —Lo sé, pero esto es de dos, yo no decido sola. ***** Hardy. —¿Norita, cómo estas?. —Bien y usted. —nos damos un pequeño abrazo como saludo, me trata de usted aunque es tres años mas grande yo—. Hace tanto que no viene a dormir. —Vengo por mis cosas Nora, ya no voy a vivir mas acá. —abre grande los ojos—. Me voy definitivamente. —Mejor señor. —mira hacia todos lados—. ¿Y se va solo o acompañado?. —me rio y ella me mira expectante. —Con compañía. —Hoy en día todos se lanzan no mas. —da un golpe con las manos negando. —¿De quién hablas Nori?. —De Anna. —me imaginaba que ya Anna le había dicho que estaba en una relación—. Me dijo que está de novia y eso está mal. —la miro sin decir nada—. Ella debe casarse y no sé como hacer para que lo hagan, y me dijo que ya tuvieron sexo y fuera del matrimonio ¿puede creer eso? —Tal vez él no quiere casarse. —Eso dice ella. —la escucho con atención por la crianza de Anna y va en contra de eso por mi—. Que no puede imponer algo que él muchacho no quiera, pero yo creo que si él la ama va a hacer lo que ella hace ¿Qué cree usted?. —No me ánimo a opinar Nora, no entiendo mucho tu mundo y el de Anna. —es toda la verdad, no entiendo, la escucho que habla de eso y respeto su ropa, también sus días de iglesia pero mas de eso no tengo idea—. Pero bueno... Voy por mis cosas. —Annita está en su cuarto, pídale ayuda. —Bien. —subo corriendo para verla, las entrañas se me revuelven por verla, cuando entro a mi habitación la veo agachada acomodando la ropa—. Anna. —¡Ah!. —se endereza apuntando hacía afuera—. Su esposa me dijo que le prepare la habitación que va a volver. —sonrío por eso mientras me acerco con picardía viendo como aprieta las piernas, los dos estamos jugando a lo mismo—. ¿Algo mas desea que haga señor?. —Si, quiero algo más. —alza las cejas, me paro frente a ella aspirando su aroma y sintiendo que no puedo más, estiro la mano apretándole un pecho—. Quiero algo más Anni. —¿Qué cosa?. —subo la mano a su cuello, me dan ganas de llevarla al baño y enseñarle quien soy. —Que... —miramos la puerta en donde entra Julia, bajo la mano de inmediato y ella se aleja bajando la cabeza. —Llegaste. —mira a Anna y ella quiere salir así nos deja solos. —No Anna, quédate por favor. —aunque no me guste nada debo pedirle un favor—. ¿Anna, me haces el favor de juntar toda mi ropa?. —¿Qué?. —Julia un poco más y grita. —Vamos Julia, debemos hablar solos. —me giro viendo que está temblando donde está Julia en el mismo lugar—. Por favor Anna... Todas mis cosas. —Si señor. —vamos a mi oficina en donde junto los papeles que tengo de la empresa y todo lo que hay en mi caja fuerte. —Bueno... Primero que nada a principio de año mandé a pedir el divorcio Julia, no fue desde hace un mes, eso tarda así que fue hace tiempo. —guardo mis cosas en un maletín intentando no se mezclen—. Me voy a juntar con otra mujer. —abre grande los ojos por eso—. Sabes que lo de nosotros está muerto desde hace años Julia... Muchísimos años, desde el principio hicimos todo mal. —mira hacia abajo medio que no sabe que hacer pero ya está decidido, no hay marcha atrás—. Dejé que nuestros hijos piensen que yo era el malo de la historia porque es feo para un hijo saber que su mamá es una puta. —niega limpiándose unas lágrimas y yo nunca olvidé nada de esos tiempos, nunca voy a olvidar la miseria de vida que me hizo vivir—. Aguanté mucho Julia, y ya no puedo mas. —Tenemos nietos Hardy. —Con el correr de los años y con la llegada de cada uno de mis hijos aprendí que una criatura no salva nada. —me siento así hablamos con calma como nunca pudimos ya que siempre fueron gritos—. Ninguno de ellos logró hacer nada para que esto funcione ¿crees que nuestros nietos lo van a lograr?. —Yo estoy dispuesta a hacerlo funcionar Hardy, dame una oportunidad. —Perdón... Pero ahora me la doy yo Julia, y soy feliz con ella. —sonrío feliz y ella ya está llorando a mares—. Soy muy feliz y contigo jamás lo fui excepto cada vez que parias un hijo mío, pero después... —abro lo brazos negando—. ¿Has hablado con tus hijos Julia? ¿Has escuchado todo lo que tienen de su infancia? Peleas, engaños, malos tratos, que estaban solos. —Dios, como me duele eso porque son los únicos recuerdos que tienen de los dos juntos—. No les dimos un solo recuerdo lindo Julia, ni uno solo, ¿y ahora quieres hacerlo funcionar cuando cada uno vive su vida? No... No estoy dispuesto a mas nada perdón, quiero vivir mi vida ahora. —no dice nada, solo llora, cómo siempre hizo cuando sabía que tenía la culpa de algo y no quería admitirlo—. Los libros los voy a mandar a buscar con Rubén y cuando quieras hablar sobre los acuerdos del divorcio llámame, no tengo drama de hablar... Pero donde yo diga y como yo lo quiera, ya no soy mas tu billetera eso que quede claro pero no te voy hacer faltar nada, así que puedes estar tranquila. Me siento feliz y libre, me rio solo en el auto de camino a la casa de Anna llevándome todas mis cosas y pensando en que al fin empieza mi nueva vida, Dios, como me imaginaba este día en donde me iba a la mierda sin que me importe nada, aunque desde que me fui he estado visitando a Cami, hasta que me pidió irse y la dejé ir a un lugar residencial en donde es todo muy controlado y puedo estar seguro y tranquilo mas que nada, y con Julia solo debemos hablar sobre los arreglos económicos y listo, aunque lo que me pida se lo doy con tal de ser libre y que me deje en paz de una vez por todas, no quiero saber nada con estar pasándole pensión o algo, sino entregarle todo y que se acomode como quiera. Dejo todas las cosas en la habitación y me pongo a terminar la construcción, estoy haciendo una habitación que Anna cree que es para Flor pero es para nosotros, mas grande así puedo poner mi ropa dentro de la habitación porque el cuarto en el que estamos es muy pequeño y no entra casi nada, hay un pequeño pasillo y y mi ropa con la de Flor está en cajas y bolsos en el garage para que no molesten. —¿Hardy?. —viene sonriendo y dejo las cosas en el suelo. —Al fin llegas. —Aaaaaa. —corre hacia mi y me abraza, la aprieto dando vueltas mientras nos reimos—. Lo hiciste. —Si... Al fin lo hice Anni. —¿Te sientes bien?. —la bajo dándole un beso. —Mucho... Me siento libre. —Me alegro... Creí que jamás ibas a librarte de esas ataduras Hardy, obvio no estoy feliz de que te fueras por mi sino por ti. —me moldea la cara riendo—. Tus ojos, todo cambió. —Eso quería Anni... Un cambio... Quiero otra oportunidad en mi vida de ser feliz. —Yo quiero hacerte feliz, no prometo que todos los días pero voy a intentarlo. —la abrazo con fuerza mientras me río con ganas. —Aun cuando estas enojada me haces feliz amor. —la miro a los ojos y ella niega. —Me duele la v****a Hardy. —toda felicidad se va por eso. —¿Cómo que te duele?. —Si... La siento como hinchada y me agarran puntadas... Tal vez fue mucho en poco tiempo. —Quiero ver. —No seas tonto... Voy a poner la paba así tomamos mate y te ayudo. —Déjame ver Anna. —furiosa se levanta la pollera y se baja la bombacha. —Mira. —me agacho viendo que tiene un poco hinchado y rojo. —Si... Por unos días no vamos a hacer nada... Y me excedí, debí darte mas tiempo nena, fue mucho. —No pasa nada... Con tal de que para el fin de semana este bien me reconforta. —me rio negando mientras le subo la bombacha. —Ponte hielo así mañana te destrozo. —¿Hielo en la v****a? ¿Estas loco?. —Loco por ti hermosa... Muy loco. —Bueno ya, que llegó Flor. —los dos nos reímos y ella aparece. —Ya llegué... ¿Te mudaste al final?. —Si. —chocamos los cinco y Anna niega. —Voy a buscar algo fresco mejor, así te ayudo. —Dale. . .
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