Anna.
Salgo de la casa con toda la dignidad posible y escuchando los gritos que pega Julia para humillarme más de lo que estoy, los de seguridad no dicen nada cuando me ven irme caminando y con ella atrás gritando que nunca más me dejen entrar porque soy de todo menos un ser humano que se equivoca, pero no me importa, igualmente tenía pensado irme donde ya no soportaba si quiera pensar en venir y verla, me hacía sentir nauseas, ella acá y su esposo aún legal en mi casa.
Camino y camino hasta que decido quedarme en una plaza pensando en lo que pasó con la "señora"... Ahora que lo pienso bien me da rabia porque tiene razón, soy una puta por estar con un hombre casado, no tenían nada de intimidad y no es porque Hardy lo diga, sino que yo trabajaba ahí y las empleadas siempre sabemos todo, pero aún así estaban casados y yo no podía, pero me gusta, él me encanta aunque ahora estamos medios alejados por esa discusión que tuvimos en el restorán respecto a agrandar la familia, pero ahora ya no sé, no sé ni como estamos la verdad, porque dormimos mirando en diferentes lados y cuando comemos no hablamos nada, y ahora algo mas se suma.
—Amor. —lo miro alzando las cejas al verlo frente a mi, miro hacia todos lados viendo el auto estacionado—. Por Dios mujer, me pegaste terrible susto.
—¿Por?. —se sienta a mi lado y me gira la cara, se acerca dándome unos besos en la mejilla donde me golpeó Julia—. ¿Cómo sabias donde estaba?.
—Julia me llamó. —quiere hablar con calma pero no lo puede controlar mucho—. Fui a la casa y te recontra llamé hasta que te busqué por donde los de seguridad te vieron ir y al fin te encontré.
—Necesitaba pensar un poco.
—Esa maldita te rasguñó. —pasa sus dedos suavemente por mi mejilla.
—Todo lo que dijo es verdad Hardy. —deja de mover los dedos prestándome atención—. Me duele pero es verdad.
—Todo lo que halla dicho no es así. —se pone en cuclillas delante mio mientras niega como loco—. Me imagino que te insultó hasta por el pelo porque ella es así, es su manera de defenderse, nada de lo que diga es verdad.
—Me dijo que soy tu amante y es verdad porque están casados legalmente aún. —lloro tapándome la boca porque me convertí en una ramera, y él no lo entiende, me abraza besándome el hombro—. Me convertí en lo que siempre repudie Hardy, y lo peor es que no me arrepiento porque si volviera el tiempo atrás lo volvería hacer.
—¿En serio?. —asiento mientras me seco las lágrimas.
—Todo... Todo haría, lo único que cambiaría es nuestra primera vez. —se ríe negando y medio avergonzado, yo avergüenzo a este hombre maduro y experimentado en la vida, eso me agrada porque me hace sentir poderosa—. Lo haría el primer día no esperar tanto.
—Por un momento creí que te arrepentías de nosotros.
—No... Te amo Hardy. —beso sus labios suavemente dándole caricias en las mejillas—. Mucho te amo.
—Vamos a la casa así te demuestro mi amor en nuestra cama.
—Vamos. —se para tendiendome la mano y ahí lo envuelvo por la cintura mirándolo a los ojos—. Hazme olvidar de ese mal momento y que solo queden momentos lindos.
—Te voy a hacer olvidar hasta de tu nombre mujer.
Vamos a la casa y cuando llegamos, a los tropezones vamos a la cama mientras nos comemos con la boca y nos vamos desnudando dejando todo tirado en el camino, me sube la pollera y me arranca la bombacha, ahora no digo nada por el extasis pero después seguro reacciono ya que son bombachas que salen caras al ser de algodón, y él las rompe como nada sin siquiera pensar en que me las puede bajar, no hace falta tirar hasta que la tela seda. Se acomoda arriba mio y entra tan lento que parece que no estuviera eufórico como está, pero una vez que me adapto a su tamaño y a tenerlo dentro mío, porque no hemos tenido mucho sexo, pero en cada vez me cuesta un poco adaptarme y si que lo hago porque me da duro, usa todo su peso para macharcarme de lo lindo, grito de placer y mas cuando lame mi cuello o me da pequeñas mordidas, lo abrazo con fuerza recibiendolo de lleno en mi, Dios, voy a tener que empezar a controlarme porque grito mucho y los vecinos deben oir todo y va a ser la cara de la vergüenza si salgo y me joden con algo de lo que escuchen.
Queda arriba mío suspirando y jadeando desesperado para que llegue aire a sus pulmones, pero se olvida de que lo tengo arriba mio cargando sus fácil, cien kilos, porque es un hombre alto y morrudo, no gordo donde entrena mucho y se nota que desde años que lo hace, pero aún así muy pesado; tiemblo entera por todo lo que siento en estos momentos, se carga en la cama con los codos para llevarse mis pechos a la boca succionando con fuerza, y ahí empieza todo de nuevo, pero está vez me muerdo la mano para no gritar.
—Hoy quedaron de venir mis hijos. —lo miro muda—. Quieren conocerte.
—¿Y cómo...
—Julia. —asiento intentando de hacerme a la idea de como debo reaccionar con ellos—. ¿Quieres que vengan?.
—Si... Si, obvio, pero me tengo que poner a limpiar ya. —me paro y él se ríe—. Van a pensar que estas con una sucia si ven la casa en este estado.
—Tranquila, no te pongas nerviosa.
—Quiero que al menos digan que mi casa está impecable. —busco una bombacha poniendomela enseguida.
—¿Y no lo esta acaso? Esta casa esta brillando en todo momento.
—Si, pero tengo que limpiar el baño. —me cambio de ropa y él en la cama completamente desnudo todo desparramado y su pene descansando en el estómago semi duro—. Y la cocina es un desastre.
—Te ayudo, pero espera a que me cambie. —salgo de la habitación y de inmediato me pongo a limpiar, cuando Hardy aparece termino mas rápido ya que no hago las cosas sola—. ¿Vamos a hacer compras? Van a venir y se comen todo y de paso compramos carne.
—Si. —golpean las manos fuera de mi casa y ya sé quien es, la estaba esperando desde que llegamos, abro la puerta y es mi tía furiosa.
—¿Está acá?.
—Pasa tía. —entra y Hardy está visiblemente incómodo.
—Vengo a que hablemos de su relación. —nos sentamos en la mesa y lo mira sin parar asiendo que él transpire rojo de vergüenza creo—. ¿Le contaste lo que pasó Anna?.
—Si. —Hardy me agarra la mano apretando—. El primer día le dije todo.
—Bien... Yo velo por Anna desde que sucedió todo eso y pido que no sea un juego Hardy.
—No lo es Nora, debes estar tranquila.
—Eres mayor que mi sobrina. —miro nuestras manos porque sabía que iba a sacar ese tema que parece a todo mundo molestarle menos a nosotros—. Tienes un hijo de casi la edad de ella, espero la respetes y cepas aceptar nuestro estilo de vida.
—De eso quiero hablar... Quiero que me digan las reglas y lo que puedo y no hacer.
—Primero... Son reglas por las mujeres, nadie nos dice que hacer, solo que las hacemos porque sabemos las consecuencias en el ámbito espiritual. —asiente y ya me está estrujando la mano pero no le digo nada—. Primero que nada el sexo no es como seguramente lo conoces... Nada de pornografía ni nada de cosas raras. —me pongo roja pero él asiente—. Nada de poses extrañas, nosotras es lo normal, el sexo es para disfrutar del acto no de cosas raras.
—Entiendo.
—¿Tienes alguna pregunta? Puedes pregúntame tranquilo.
—Tía, no creo que sea normal esto. —ahi afloja la mano y hago el intento de hablar sin que me tiemble la voz.
—Él debe saber a lo que se enfrenta hija.
—¿Y si yo le voy diciendo conforme la marcha?.
—Creo que es lo mejor. —dice Hardy asintiendo ya no soportando mas esto—. Qué ella me vaya diciendo esto si, esto no y yo lo voy a respetar.
—Eso espero. —tocan bocina y con una sonrisa gigante se para haciendo que nosotras también.
—Llegaron mis hijos.
—Yo me voy entonces. —salimos despidiéndola, los vemos estacionar los autos bajando de inmediato, los vecinos están todos afuera mirando a esta gente de plata llegar con sus terribles autasos que no creo que una persona como yo pudiera adquirir aún trabajando como perra.
—Abuuuu. —aprieto mis manos mirándolos venir, Julián viene con una chica embarazada y una bebé en brazos, Flor y Cami con Seba, Celeste con su esposo y sus hijas, y Exe con su familia numerosa.
—¡Que hermosa casa papi!. —se abraza con Celeste.
—Es de Anna. —alzo la mano y todos me saludan sonriendo.
—Sabia que tenían algo picarona. —me pincha la panza riendo.
—No Cami. —digo roja de vergüenza porque no tengo como justificarme.
—Siempre vi como mi papá te miraba ¿Te lo dije o no Julián?. —Seba se ríe mientras habla y es el mas jodon.
—Siempre relojeándola... No sé porque no la encaraste antes.
—Cada vez que quería me volvía para atrás. —tiene a un bebé en brazos que creo es de Exe—. Vamos, entremos así vamos preparando todo que tengo hambre. —mi casa se llena donde es pequeña.
—¡Que belleza!. —Cele mira todo con sus ojos brillando—. ¿Me dejarían decorar? Está a punto.
—Bueno... Falta pero si. —los chicos entran con unas bolsas que por lo que veo es carne como para un ejército.
—¿Tienen parrilla?.
—Si... Vamos atrás, estoy haciendo un quincho y es la mejor ocasión para estrenarlo. —se van y nosotras quedamos ahí.
—Bueno. —miro a la hermosa mujer que me sonríe—. Yo y Lili somos las únicas que no te conocemos... Soy Ara la mujer de Exe.
—Mucho gusto. —me di cuenta que es cristiana por su pollera a la rodilla pero muy juvenil, le sonrío porque me calló muy bien desde que me miró con una sonrisa sincera, y las chicas me miran.
—Soy Lili la mujer de Julián. —ella es todo lo contrario a Ara, es rubia cuando Ara es morocha, gordita y de ojos verdes, y Ara delgada de ojos de azules.
—Hola mucho gusto.
—Bueno. —Cele se soba las manos riendo—. ¿Hacemos papas y ensaladas?.
—Oohhhh... Una de arroz con arvejas.
—Vengan tengo de todo menos arvejas.
—Trajimos no saques nada. —busco taper y cuchillos, nos sentamos pero Ara abre la puerta que da al patio y grita.
—MIREN A LOS NENES... EXE ESTATE ATENTO.
—BUENA.
—NO TE HAGAS EL LOCO QUE VAS A VER. —todos se ríen con ganas por eso, se sienta riendo—. Ese sabe lo que le espera si no me hace caso.
—¿Eres su mamá acaso?. —Cami la mira alzando las cejas.
—Cuando uno está casado hay formas de castigar a un hombre mi querida. —quedamos en silencio hasta que soltamos la risa pero paramos al ver a Exe con un bebé en brazos.
—¿Así que me vas a castigar eh?.
—Por ahora no. —le tiende al bebé negando—. ¿Qué pasa amor?.
—Quiere pecho, y me voy a mirar a los nenes o no la mojo por varios días.
—Que... Asco. —me tapo la boca para no reir tanto pero ellas se despansan de la risa.
*****
Hardy
—Jamás me hubiera imaginado que era Anna. —Julián se ríe negando ya que ni se imaginaba que era ella—. No puedo creerlo, siempre supe que le echabas el ojo pero no sé, creí que no te ibas a animar.
—Yo me pregunto... ¿Porqué no antes? ¿Porqué esperaste tanto?. —miro a Exe sonriendo.
—Siempre la respeté... Cada vez que quería acercarme sabía que ella se iba a negar porque era un hombre casado. —entre todos hacemos el asado pero al que mas le gusta cocinar es a Exe—. Esperé, hasta idee un plan para acercarme pero nada funcionó.
—¿Y cómo es que están juntos?.
—Gracias a su madre. —los tres junto a Manu me miran dudando—. Una vez le estaba diciendo a Anna que si quería ir a limpiar el departamento del centro y su mamá creyó cualquier cosa y dijo muchas cosas de ella, como que estaba enamorada de mi y todo eso. —salo la carne con la mirada de los cuatro puesta en mi pero no me intimidan, puedo ser sincero con ellos—. Cuando hablé con Anna para pedirle disculpas ella me confesó lo que sentía por mi y ella es la que me propuso una cena y todo... Y ahí arrancamos.
—Me alegra de verdad... Mamá se pasa a veces.
—¿Solo a veces?. —dice Seba cruzándose de brazos haciendo caras de enojo—. En infumable por Dios.
—Bueno pero es su madre. —siempre les digo que deben ser respetuosos con su madre, no importa qué, porque ella les dio la vida—. Hizo lo que pudo hay que reconocer eso... Siempre que se embarazaba se ponía contenta, de eso no puedo decir nada, y nadie nace sabiendo ser padre, ustedes lo están experimentando ahora.
—¿Vas a formalizar?.
—Eso quiero... Pero voy a esperar a que su madre firme el divorcio y hacer las cosas bien... Mas que nada por Anna que no tiene la culpa de lo que nosotros como matrimonio pasamos.
Anna está sonriendo sin parar, no es nada falso sino que realmente está feliz, se ríe con todas mis mujeres y eso me alegra mucho, que pueda ser ella y no fingir, y si que es ella porque se ríe a mandibula abierta sin pudor donde son todas locas al reírse, sé de sobra que mi mamá la va a rechazar pero me calienta tres pepinos eso, si no la trata bien chau, no soy Joshua ni Yas que no sé como permitieron tal cosa, yo no, hace un tiempo leí algo que me dejó pensando, a la pareja se le da el lugar y a la familia se la pone en su lugar, osea, si me hace feliz y la amo, no voy a permitir que por mas familia que sea la lastimen de alguna manera.
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—Bueno. —la miro de frente y se nota que estuvo llorando a mares, más ahora que Cami también se fue de la casa—. La cosa es así... Te voy a dar lo que te corresponde por haber estado casados. —asiente agarrando los papeles que le tiendo—. No hay mas que eso así que debes economizarte, si quieres la vida loca que vienes llevando es tu problema, mas de eso no te voy a dar.
—Quiero pedirte algo Hardy.
—¿Qué?.
—La casa. —la miro alzando las cejas, creí que mas plata me iba a pedir, le estoy dando la mitad de todo lo que tengo porque le corresponde dónde se dedicó a los hijos ayudando a construir mi fortuna, no merece menos—. Todos los recuerdos de los nenes están ahí, no me los saques por favor.
—Es tuya Julia. —asiente tranquila y firma los papeles enseguida—. No nos tenemos porqué llevar mal... Hagamos las cosas bien para que sean fáciles todos.
—Pienso igual. —firmo y ya estamos legalmente separados, se para y me mira—. ¿Tan mal la pasabas conmigo? Dime la verdad.
—Pésimo Julia, y no quiero lastimarte pero es la verdad. —me duele las caras que hace—. Jamás te amé y lo sabes... Soñé tanto con este día que no te imaginas.
—¿Sabes que es lo mas loco?. —niego recordandola en su juventud en que en un momento me trajó loco por lo hermosa que es, porque si que es una mujer hermosa, pero solo de apariencia—. Estuvimos cinco veces... Y cinco hijos... ¿Qué fue lo que hicimos tan mal?.
—Forzarlo Julia... Lo forzamos desde el principio cuando sabias que no debía ser así.
—Julián es tu hijo Hardy. —miro la mesa negando y se enfurece—. Es tu hijo ¿todavía dudas?.
—Es mi hijo y no porque sea de mi sangre... Es mi hijo por que yo lo crié.
—Es tuyo maldita sea. —llora de nuevo pero ya no me afecta.
—¿Cómo puedo creerte? Cuando te conocí estabas en medio de una orgia Julia, ¿Cómo puedo creerte?.
—Yo me enamoré y en ese tiempo no dejé que nadie me toque solo tú... Hazte un análisis y lo vas a saber.
—Ya lo sé Julia, me los hice y dieron positivo... Es mi hijo.
—Eres un maldito. —se va enojada empujando a quien se le ponga por delante.
—Digo lo mismo.
Llevo los papeles a mi abogado para que empiece con la división de bienes con Julia, me importa una mierda que se lleve la mitad de mis cosas, la cuestión acá y lo más importante es que me deje en paz, y le corresponde la mitad, mientras trabajaba se encargaba de los chicos, no del todo ni todo el tiempo pero lo entendí, ella fue criada por niñeras y yo por mis papás, mi familia es mas adinerada que la de ella sin embargo mis papás eran los que estaban, no tengo idea lo que es que un desconocido este a cargo de mi por eso venían nuestras interminables peleas, siempre pretendí que sea alguien que no es y que nunca pudo ser, una verdadera mujer y madre, un cargo con mucho peso para muchas personas.
Voy a trabajar feliz, por fin soy libre legalmente de Julia porque vamos a estar unidos toda la vida por nuestros hijos.
—Papi. —me llama Flor llorando.
—¿Qué pasa amor?.
—Camila papi... Ven enseguida por favor.
—¿Dónde estas?. —salgo corriendo y desesperado.
—Acá en su departamento. —manejo como loco pensando cualquier cosa, cuando llego está la ambulancia y la policía, y Flor dando vueltas en el lugar.
—Florencia. —apunta hacia dentro bañada en lágrimas y tiembla—. ¿Qué pasó?.
—Cami... Ella se mató papá.
—¿Qué?. —entro empujando a todo el mundo, entro a su casa y la veo en el suelo con muchas personas a su lado—. Camila... Camila hija.
—Señor... Debemos llevarla al hospital señor. —la sacan y va convulsionando, corro atrás y llamo a mi papá.
—Hijo.
—Papá vamos al hospital con Camila. —mis lágrimas caen y Flor no para de temblar.
—¿Qué pasó?. —oigo que corre y grita algo.
—Intentó matarse. —llegamos y esperamos ahí los dos, doy vueltas y llega Julia.
—Hardy... ¿Hardy qué pasó? Florencia me llamó.
—Se ahorcó Julia. —abre grande los ojos y niega.
—¿Dónde está? El médico, alguien. —sale el médico y mi mundo se derrumba por su cara.
—Señores. —mi corazón se para al saber lo que va a decir—. Lo lamento... Hicimos lo que pudimos.
—No... Nooooo... Nooooo.
—Lo lamento tanto.
Cuando abro mis ojos mi mamá está a mi lado llorando, miro el techo y siento mi mundo hundirse, aprieta mi mano intentando transmitirme fuerza pero nada va a volverme a la vida, nada después de perder a mi hija una vez mas.
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