Capitulo 3

1021 Words
—Señorita Sara, aquí esta la persona que le ha ayudado, su padre dijo que usted quería verlo. —Hazlo pasar   Vi entrar a un hombre, pero no era la misma persona que mi mente recordaba.   —Bue bue buenos días — dijo el hombre tartamudeando. — ¿Tu eres la persona que me ayudo? —Si, yo le ayude en el accidente, fue muy horrible eso. —Vaya, te agradezco por tu gesto, dime ¿Lo hiciste solo? —No, tuve un poco de ayuda, pero fui yo quien llevaba la iniciativa. —Vete de mi habitación. — ¿Disculpe? no entiendo. —Que te vayas, tu no eres la persona que me ayudo, es cierto que he perdido la memoria, pero los recuerdo que tengo de esa persona son muy claro, así que ya vete.   El escolta lo saco de la habitación, inmediatamente entraron mis padres.   —Ustedes son unos grandes mentirosos ¿Creen que no se quien fue el que me ayudo? —Pues me rehusó a que ese hombre venga a este sitio, ni se como se atrevió a tocarte. —dijo mi madre furiosa. —Esta bien, se que no podre pasar toda mi vida aquí, entonces quiero que me lleven donde ese hombre. —Pero cual es la necedad de conocer a tal cosa, tu madre tiene razón, nos rehusamos a que hagas eso.  —Ya les dije, soy capaz de vivir en las calles, pero ustedes deben de entender que estoy en deuda con esa persona. —Hija, la verdad es que no damos con ese sujeto, si sabemos que es un vagabundo... —Indigente o mejor persona sin hogar —interrumpí a papa. —Como sea, en fin, esta persona desapareció, si gusta después podemos buscarla, pero ahorita lo que importa es tu salud y que regreses a casa.   Si ellos no me daban mas opciones, que mas podría hacer, realmente si necesitaba recuperarme, ademas como pagaría yo una factura de hospital.   —Esta bien, pero en cuanto mas tengamos oportunidad, buscaremos a este sujeto. —De acuerdo.   Tal como se tenia planificado, me dieron el alto, en 15 días tenia la consulta con el neurólogo, al llegar todos se alegraron de verme con vida, me dejaron en mi habitación, lo supe deducir por las fotos que tenia, una señora entro y se me acerco.   —Buenos días señorita ¿Necesita algo? —Si, desde que salí del hospital vengo sedienta. —Esta bien, le traeré agua.   Yo quise detenerla, pero ella se movió rápido, tan así que regreso con una jara de agua y un vaso.   —Disculpa la pregunta, pero he perdido la memoria ¿Como te llamas? —Mi nombre es Patricia, fui su nana desde pequeña, al usted crecer, su padre me traslado como criada domestica. —Bueno, gracias por el agua Patricia. —No hay de que. —Si requiere de algo, solo necesita presionar ese botón, yo vendré lo mas pronto posible. —No, nada de eso, si requiero de algo iré yo mismo, por eso tengo mis dos pies funcional, ademas tengo que memorizar a todas las personas. —Señorita, su padre se pondrá molesto si socializa con la servidumbre, de hecho me extraña su comportamiento, usted no es así. —Tal vez necesitaba olvidar viejos hábitos, espero que si recupero mi memoria, pueda mantener esta nueva personalidad, al parecer la vieja Sara era una mala persona.   La empleada solo me quedo viendo, como pensando lo que iba a decirme.   —Disculpe que le diga esto, pero usted no fue así todo el tiempo, todo fue que se involucrara con ese joven, pero que en paz descanse, su muerte fue bastante trágica. —No se porque, pero su muerte no me duele, sera que por su culpa yo estoy así, aunque de no ser por esto, quizás sea la misma persona con aires de superioridad. —Bueno, la dejo, tengo otras cosas que hacer, recuerde el botón. —No, yo bajare, me siento presa, necesito caminar, es mas presentame a todo el personal. —Señorita, entienda, yo no quiero tener problema con su padre, llevo mas de 20 años trabajando para esta familia, por mi edad no es fácil conseguir trabajo. —Patricia, confía en mi, yo te protegeré de mi padre o de mi madre, pero quiero que confíes en mi.   Ella solo asintio con la cabeza, iniciamos el recorrido por la casa, me presento al personal, muchos se ponian nerviosos con el simple hecho de mi presencia.   — ¿Por qué se ponen así? — pregunte. —Cada vez que usted viene aquí, era para gritar y dar ordenes, muchos le tienen miedo, por eso no se atreven a hablarle. —No, ya no soy así, espero que puedan ver mi cambio. —Sabe que no sera fácil. — ¡SARA BENAVIDEZ! ¿Que haces aquí? —Papa, no hay necesidad de gritar, solo estoy conociendo a nuestro personal de servicio. —Nada de eso, yo te he dejado muy claro, que no debes involucrarte con la servidumbre. —Se te olvida que he perdido la memoria, ademas ellos son muy amable conmigo. —Nada de eso.   Me empezó a jalar del brazo, me llevo a la sala principal.   — ¿Que sucede? —pregunto mi madre. —He encontrado a Sara en la cocina con la servidumbre. —Hija, no se si Patricia ya te lo ha dicho, pero si necesitas algo, solo debes de presionar un botón. —No, no lo haré, yo estoy perfectamente sana, no se que problema le miran que yo haga esto, pero la forma en que los tratan es muy humillantes, ellos son personas, tienen sentimientos. —Pensé que tu problema con ese vagabundo era algo por salvarte, pero veo que es mas allá que eso. —No, no es ningún problema, pero como es posible que estas personas nos teman, todos somos de carne y hueso, somos humanos y merecemos un trato digno, yo misma me voy a encargar que ya no reciban ese trato, al menos que seas capaz de echar a tu propia hija  
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