—¿Qué quieres?
—¿Qué te hace pensar que quiero algo?— me defendí llevándome la mano al pecho con dramatismo.
Franco dejó su IPad en la mesita de la sala y se volvió a mirarme como si pudiera ver todos mis pensamientos con claridad.
—¿Por qué llevas diez minutos mirándome fijamente?
—Eso no significa que quiera algo— me defendí de nuevo solo porque no me gusta perder algo que no sea peso.
—De acuerdo.— él se inclinó para volver a tomar su IPad cuando yo aterricé ágilmente en su regazo interrumpiéndolo y haciendo que el aparato acabara sin elegancia sobre la alfombra.
—En realidad estuve pensando en algo.
—Aquí vamos— dijo él con cansancio dejando caer desenfadadamente sus manos en mi cintura.
—¿Recuerdas que me pediste matrimonio?
Él enarca una ceja como si yo fuera una operación difícil de descifrar.
Qué bueno que es bueno en matemáticas.
—¿Te refieres a esta mañana?.
—¿Ha pasado tanto tiempo? juraba que fue esta mañana— dije hilarante.
—Es lo que acabo de dec…
—¡Quiero una boda clandestina!— lo interrumpí rebotando sobre él, lo que no debe haber sido muy cómodo considerando que apretó el agarre en mi cintura.
—¿Te refieres a que escapemos y nos casemos sin decirle a nadie?
Negué con la cabeza.
Claro que no.
—Quiero algo al estilo de los vaqueros.
Su rostro era un poema.
—No entiendo nada de lo que sale de tu linda boca pero me insista a besarte.
Cuando él intentó hacer justo eso lo evadí sin dejar de hablar.
—No, me refiero a algo parecido a las bodas de los bandidos ¿sabes lo que quiero decir?- supuse que no cuando su boca encontró mi cuello y sus manos comenzaron a desabotonar mi blusa.— quiero que me secuestres.
Por alguna razón sus manos se congelaron y su hábil boca dejó de atacar mi cuello.
—¿Qué?— preguntó levantando su rostro hacía mi.
—Secuestro. Ya sabes, soga, mordaza y una capilla oculta en alguna carretera. ¿No sabes lo que es un secuestro?
Usualmente Franco no es muy expresivo pero vi pasar miles de emociones en un segundo en sus oscuros y hermosos ojos.
—Dios, debo haberme vuelto loco al haberte pedido matrimonio.
Sonreí inclinándome para besarlo en los labios.
—Si no me secuestras no me casaré contigo.— dije antes de salir de su regazo.
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No podía creer que Franco aún no me hubiese secuestrado.
Estaba honestamente ofendida.
Habían pasado dos semanas desde que me pidió matrimonio y aún no habíamos ido más haya de eso. ¿Qué no era un sicario profesional? ¡Qué falta de profesionalismo!
Y ademas tenía que atender a una cliente que no era especialmente mi favorita, me pagaba para espiar a su hijo, era un buen chico, pero su madre era aterradoramente controladora, aunque era una cliente que pagaba, debía callarme y aceptarlo, pero no podía evitar sentir unas enormes ganas de decirle a su hijo que corriera tan lejos de su madre como fuera posible.
Tal vez solo estaba reflejando mis traumas.
Cómo sea, llevaba otro sobre lleno de ninguna información relevante a una madre controladora sobre un chico que no hacía más que ir de su casa a su escuela y vuelta a empezar cada día.
Toqué la puerta de su departamento y esperé como siempre pero después de unos minutos no hubo ninguna respuesta.
—¿Señora Olsen?
Nada.
Toqué de nuevo y esta vez la puerta se abrió pero no hubo nadie al otro lado.
¿No eran así como empezaban las películas de terror?
Mi nulo sentido de conservación y mi gran amor por el dinero hicieron que entrara de todas formas.
Lo único peor que un fantasma era hacer un trabajo sin paga.
—Señ…
Iba a llamarla por tercera vez cuando frente a mi apareció un lindo chico de estatura baja y pesados lentes redondos.
Su hijo.
—Ho…ola amigo, soy una amiga de tu madre, ¿esta en casa?— pregunté mirando al rededor, pero las luces estaban apagadas y era realmente difícil ver con algo más que la luz de la ventana.
—¿Tú eres la que ha estado mandándole esas fotos a mi madre?
Podía conocer a distancia cuando alguien estaba furioso conmigo.
Tragué saliva dando un paso atrás.
El chico era joven y dulce pero ahora mismo daba miedo de una forma extraña. El tiempo de pronto se alentó cuando lo vi levantar un arma de no se dónde demonios y apuntarme con ella.
—Cariño podemos hablar de esto, eres un buen chico ¿verdad?.
¿Me había equivocado con él? ¿No era el chico aburrido y normal que creí?
—No, no lo soy…
Entonces me disparó.
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¿Estaba muerta?
Lo dudaba.
Mi cabeza no dolería tanto.
A menos que estuviera en el infierno y ese fuera mi castigo.
¿Lo era?
—Bienvenida de vuelta.
Con un enorme esfuerzo me las arreglé para abrir los ojos y una luz baja me rodeó.
—Lo siento, caíste con dureza en el suelo y no alcancé a sostenerte.
Esa voz…
—¿Franco?
Mi prometido apareció frente a mi. Entonces fui consciente de mi situación y mi alrededor. Estaba atada en una silla de madera, un mala elección para un secuestro si quería mi opinión, solo mis manos estaban atadas, mis piernas estaban más que libres, segundo error.
—Puede comenzar— dijo Franco y entonces fui consciente del otro hombre en la habitación. Un hombre viejo con rostro angelical que parecía absoluta y completamente aterrorizado.
—Yo.. estoy obligado a preguntar… si esta usted siendo obligada a casarse en contra de su voluntad.— su voz fue temblorosa al mirarme.
¿Casarme?
Oh mierda…
—Franco deberías dejar de tomar en serio lo que digo— dije por su propio bien. Me di cuenta que llevaba una camisa de vestir blanca y un elegante saco n***o descansando desenfadadamente de sus hombros. Yo en cambio seguía con la ropa de dos días que no lavé por mera pereza.
—Esta fue idea de ella. Puede continuar— respondió Franco por mi.
Mierda. Definitivamente me lo gané.
Una mujer ya no puede bromear cómodamente sin que su prometido la secuestre para casarse.
Me volví hacía el pobre juez que parecía al borde de un infarto. No sabía dónde estábamos ya que solo unas cuantas velas iluminaban un cuarto hecho de madera, esperaba que la parte de “una iglesia abandonada en la carretera” no hubiese sido tomada en serio también.
Algún día aprendería a cerrar la boca.
—Esta bien, solo somos una pareja extraña. Puede iniciar.
El hombre me miró a mi, mis manos atadas y después a Franco antes de tomar los documentos frente a él con manos temblorosas y comenzar su letanía.
No pude evitar sentir un calor agradable en el pecho al ver al hombre que amaba a mi lado escuchando mis caprichos solo para hacerme feliz.
Eso también calentaba otras partes de mi ademas de mi pecho.
—Franco… pss… Franco— lo llamé mientras me aburría después de un largo discurso del juez.
—Es nuestra boda, pon atención— me regañó de pie junto a mi sin mirarme.
—¿Tu hiciste que ese lindo chico me disparara?— insistí en un susurro.
Él sonrió pero no quitó su mirada del juez que seguía hablando.
—Dijiste que estabas esperando el momento de decirle que su madre lo acosaba, solo te ahorré tiempo, ademas era una pistola con tranquilizantes… y él lo sabía. Se divirtió mucho.
—Psicópata…— le reclamé.
Finalmente él me miró y su sonrisa iluminó un rostro siempre serio.
—Debo serlo si estoy en medio de la carretera, casándome contigo atada a una silla solo porque tu me lo pediste.
¿Espera? ¿En serio estábamos en medio de la carretera?
Me encogí de hombros sin avergonzarme.
Había escogido bien a mi hombre.
—¿Señorita Jessica, es de su libre y espontánea voluntad casarse con el señor Franco?
Preguntó de pronto el juez atrayendo mi atención.
Por la forma en que me miraba parecía estar esperando a que suplicara piedad y a que negara enérgicamente. En cambio sonreí y dije tranquilamente:
—Definitivamente, si.
Cuando le hizo la misma pregunta a Franco, sus ojos se volvieron a mi antes de responder, se inclinó y me besó sorpresivamente antes de responder simplemente:
—Si.
—¿Planeas desatarme algún día?— pregunté después de que el juez nos declarara legalmente marido y mujer.
—Jamás— me susurró al oído antes de volverme a besar.
Nota de la autora: Eh… esta es la boda mas extraña que he escrito hasta ahora pero siendo Jessica no podía ser de otro modo. Muchas gracias por su apoyo y por acompañarme en este camino que fue crear la historia de los Walk. Nos quedan solo un par de extras y esta saga quedara terminada oficialmente.
Las amo.
Nos vemos en el siguiente extra con otra boda un poco más normal XD.