El resto de la cena fue más tranquilo, al menos ya no hubieron más mujeres acercándose a sentarse en las piernas de Draco, aunque si hubieron un par que fueron a saludar, al terminar el p**o y cuando preguntó sí tenía pensado un lugar al que quisiera ir, le dije amablemente que prefería regresar a descansar a la casa.
–Lamento mucho lo que pasó está noche, es solo que lo del matrimonio fue una sorpresa.
–Eras soltero, lo entiendo –respondí.
–En serio, ¿no estás molesta?
–Es mejor no hablar de eso –mencioné.
–Si, claro, tienes razón –reconoció –. Por cierto, no sabía que no tenías teléfono.
–No tenía nada cuando vine aquí, se supone que Devon me daría esas cosas, pero… ahora…
–Sí, yo debería haberte dicho –indicó –. Tienes razón, te compraré uno, te lo prometo.
–Podemos pasar mañana después de ir a la empresa.
–La empresa, por supuesto –murmuró.
Ah no, ahora parece que iba a arrepentir de querer llevarme, ya lo había dicho, ahora me tiene que llevar.
–¿Aún vamos a ir, cierto? –abrí mis ojos ladeando mi cabeza, esperaba su respuesta cuando su teléfono sonó.
–Sí, te llevaré –lo dijo a tiempo –. Perdona.
Contestó y empezó a usar monosílabas, seguramente era una de esas mujeres, para mi suerte llegamos a la casa, lo iba a esperar cuando me habló.
–Debo atender, es del trabajo, te veo adentro.
Del trabajo, eso no se lo cree nadie, seguramente es una de esas mujeres y no quiere que escuché, no vale la pena, me di la vuelta y subí por los escalones hasta llegar a la casa y entrar Inés me estaba esperando en la entrada con una sonrisa que desapareció cuando me vio entrar sola.
–Hola Alena, ¿dónde está Draco?
–Está hablando por teléfono afuera –respondí –. Seguro entra en un minuto.
Ella no respondió nada, pero el gesto que hizo fue suficiente para saber que no le agradaba lo que Draco estaba haciendo, en ese momento apareció Devon y se detuvo al verme.
–Ya volvieron –comentó y miró alrededor –. ¿Dónde está Draco?
–Afuera, dijo que iba a entrar en un minuto –respondí.
–Está hablando por teléfono –aclaró Inés –. Solo espero que no te lo haya hecho en toda la cena.
Preferí no decir nada, es mejor que ellos se generen una conclusión, creo que ya tienen una idea de como es Draco, así que esto será más fácil, tal vez si ven lo mal que nos va, Devon pueda ser considerado y regresar al plan original.
–¿Te la has pasado bien, Alena? –preguntó Devon.
–Señor, no creo que deba hacerle esa pregunta –contestó Inés –. Cariño, si comiste, ¿quieres que te prepare algo? ¿Un té?
–Un té estaría bien –contesté –. Me iré a dar un baño, creo que lo necesito.
Pasé por delante de ellos y caminé hacía las escaleras para ir a mi habitación.
–Lo ve, se lo dije, señor Lewis –escuché que murmuró la anciana, parece que ella me puede ayudar.
Me fui a dar una ducha, Inés apareció a los pocos minutos con una taza de té.
–Si necesitas algo más, me lo puedes pedir, ya lo sabes.
–Eres muy amable, Inés –suspiré –. Gracias.
–¿Qué pasa?
–Nada… solo extraño un poco mi casa, pero no importa, sabía que iba a ser así.
–Ahora está es tu casa, te lo aseguro.
Cuando se fue me terminé el té, esperé unos minutos antes de regresar al baño para buscar mi teléfono y escribir.
“Hola Cristy, te escribo para decirte que estoy bien”
“Santo cielo, Alena, casi llamó a la policía la no saber de ti” respondió mi amiga.
“No tienes idea de lo pasa aquí, hubo un cambio de planes, ahora estoy casada con el hijo” mencioné.
“Con Draco, ese no era el plan”
“Lo sé, pero ya estoy dentro, me las arreglaré para acercarme a Devon, es astuto” reconocí.
“Pero al final del día sigue siendo hombre, recuerdalo”
“Te llamaré en cuánto pueda, te quiero”
“Si pasan tres días, llamaré a la policía” me recordó “Te quiero”
Cristina era mi única amiga y la persona más cercana a mí desde que mi madre murió, al menos me alegraba saber que había alguien que se preocupaba por mí y que si me pasaba algo ella haría algo, aunque no creo que funcioné mucho, seguro Devon sabe cómo deshacerse del problema.
A la mañana siguiente me levanté temprano para estar abajo a tiempo y desayunar con Devon, tengo que hacer lo que sea para acercarme, no me importa Draco y sus mujeres, estuve en la mesa justo a tiempo porque a los minutos apareció Devon, me miró de arriba a abajo y yo le sonreí.
–Buenos días.
–Siempre te levantas temprano –comentó.
–Sí, estoy acostumbrada a hacerlo, me gusta estar lista para cualquier evento.
–Eso veo –comentó al llegar a la mesa.
–Le he pedido el desayuno, espero que no le importe –mencioné.
–Para nada, te lo agradezco –tomó de su taza con café –. Escuché que irás a la empresa hoy.
–Ah… Draco dijo que podía enseñarme el lugar donde trabajan, sabe, a mi me gusta mucho su empresa, la moda es algo que siempre me ha gustado y sé que usted tiene una de las empresas más prestigiosas, no sólo por la calidad de la ropa, sino por sus diseños únicos.
–Así es, veo que has investigado un poco.
–Solo he leído unos cuantos artículos.
–Me parece bien que te mantengas informada, si Draco te lleva, dile que pasen con el diseñador y te vea, seguro tendrá algo de ropa para ti, ¿no traes mucho, cierto?
–Solo la maleta que ustedes revisaron, lo sabe.
–Pues pídele lo que quieras, dile que vas de mi parte, aunque yo le mandaré el mensaje para que no haya confusión.
–Muchas gracias –tomé su mano, pero a tiempo llegó el mesero y me levanté para tomar el plato –. Yo le sirvo.
Le dí su plato con la comida y fui por más café, le estaba colocando la taza en la mesa cuando Draco apareció.
–Han empezado sin mí, de nuevo.
–No me culpes si te levantas tarde –contestó Devon.
–No me he levantado tarde, mira, ya voy para el trabajo.
–Y espero que te lleves a Alena, le prometiste llevarla a conocer la empresa, aunque no estoy seguro si tu la conoces lo suficiente.
–Si la conozco, padre, aunque no fue gracias a ti.
–Le he dicho a Alena que puede pedir lo que quiera del área de moda, así que asegurate de llevarla con Pierre para que la vea.
–Mejor hubiera ido contigo –reprochó Draco, parece un niño.
–Estoy ocupado trabajando, así que espero que hagas esto bien, cuídala.
–Como ordenes.
Fue Devon quien se retiró primero de la mesa, tuve que esperar a Draco porque era mi obligación, al terminar Draco y yo salimos de la casa, él parecía molesto, pero siempre parece que está de esa manera cuando me ve con Devon, seguramente no debe estar feliz con la situación y es que para todos es un poco ridículo, se supone que yo soy la esposa de Devon, con él debería haberme casado y ahora estoy aquí con su hijo.
–¿De dónde eres?
–¿Qué? –reaccioné al salir de mis pensamientos.
–Es algo que no te he preguntado, me gustaría saber más de ti –comentó –. ¿De dónde eres?
–Ah… nací en Rusia.
–Rusia, vaya, eso está muy lejos, ¿y cómo conociste a Devon?
–Lo conocí en un club, yo… trabajaba para ese lugar y un día me invitó a cenar.
–No sabía que mi padre iba a clubs, eso es nuevo –comentó –. Así que…
–Tú no vas a club o sales por la noche con tus amigos –cuestioné, es obvio que quería saber sobre lo que había pasado entre Devon y yo.
–Sí, a veces, pero no es algo muy común.
–Entiendo –murmuré.
–No me crees.
–Es que eres bastante joven, pensé que salías con tus amigos.
–Tú también eres joven, no pasas de los treinta.
–No me gusta hablar de mi edad –respondí.
–Como toda mujer –sonrió –. Pero yo puedo saber cuántos años tienes.
–¿En serio? ¿Y eso cómo es?
–No te diré, es mi secreto.
–Solo eres un estafador –bufé.
–Tienes veintitrés o veinticuatro, a veces es un poco difícil.
–¿Cómo lo sabes? –cuestioné.
–Ves, lo sabía, solo te lo pregunté por educación, pero ya lo sabía.
–Solo tuviste suerte.
–No, pero saberlo es mi secreto –aclaró.
–No es justo.
Lo escuché reír y en ese momento el chófer avisó que habíamos llegado, ni siquiera me dí cuenta del trayecto, estaba tan distraída con la conversación que olvidé a qué veníamos.