Draco por su parte cuando entró a la oficina empezó a esconder los documentos que tenía sobre su escritorio, nunca pensó que debería traer a Alena precisamente a ese lugar, ni siquiera su padre le prestaba tanta atención, pensó que simplemente lo ignoraría el resto del matrimonio, pero ahora estaba afuera, no tenía mucho tiempo así que aprovechó para llamar a Shane y pedirle un favor.
–Tienes que investigar todo sobre Alena Makarova, es de Rusia.
–Es la mujer con quien te casaste.
–Me case con ella por tu culpa –le reprochó Draco.
–A mi no me metas en tus asuntos, Draco.
–¡Mis asuntos! –expresó –. Has sido tú quien me ha metido en todo esto y enviaste a esa chica, lo que hizo enfurecer a Devon y ahora estoy aquí casado con una rubia preciosa que está esperando afuera.
–¿Es preciosa? –dudó Shane –. ¿Me mandas una foto? Es que la necesito para investigarla mejor.
–No.
–No podré hacer bien mi trabajo.
–No puede ser eres peor que Kendall –rodó los ojos.
–Espera, espera, ya la encontré –comentó –. Hay varios artículos, Devon sí que se encargó que saliera en todas partes, no te preocupes, yo te investigo todo sobre tu esposa.
–Me envías la información para que pueda verificarla.
–¿Por qué? ¿Tiene algo sospechoso?
–No lo sé, está muy interesada en Devon, pero tal vez solo quiere su dinero –murmuró.
–Hay muchas mujeres que solo se acercan a Devon por el dinero, eso ya lo sabemos, pero sabes que deben tener cuidado.
–Sí, me envías la información.
–Lo haré.
Draco cortó la llamada y buscó en el internet, estaba en todas partes, solo colocaba su nombre y habían como veinte artículos mencionando que se había casado con la misteriosa chica, parece que el nombre de Alena no era tan claro y toda la atención estaba centrada en la familia Lewis, especialmente sobre él, ya que todos lo conocían como un mujeriego, terminó más enojado y cerró las páginas que había abierto.
–Por esta tontería no entró a las r************* –reprochó.
Al parecer ahora Alena o la pobre chica estaba en desventaja, se compadecían de ella por haberse casado con él, mencionaban que no durarían, hasta con apuestas de que él la engañaría en cuestión de días, las personas no tenían nada mejor que hacer con su vida.
Recordó que había dejado a Alena afuera y cuando salió solo encontró a Mario sentado en su escritorio, salió al pasillo y ella no estaba por ningún lado, regresó con Mario.
–¿Dónde está Alena?
–Señor Lewis, lo lamento, yo fui por café, ella me lo pidió, pero cuando regrese ya no estaba.
–¿Y la fuiste a buscar?
–Es que creí que podía regresar y preferí esperarla aquí.
–Eres un inútil –le gritó.
Salió por el pasillo viendo a todas partes, tenía que encontrarla, Alena no podía ir por ahí sola en la empresa, su padre lo mataría si se llegará a enterar y si sabe que la dejó sola, le dio un solo trabajo, incluso le había dicho “cuídala” como si fuera una advertencia, bajó por el ascensor al siguiente piso, pero no había nadie, ¿dónde podría estar en una mujer guapísima de metro setenta, debió decirle al inútil de su asistente que la localizará, tomó su teléfono y reaccionó que Alena no tenía uno aún, tampoco la podía llamar, no podía tener tan mala suerte, regularmente las mujeres venían a él, no se alejaban, entonces se detuvo y reaccionó.
¿Dónde podría estar una mujer guapísima? ¿Dónde más? Casi se hubiera dado un golpe el mismo por la tonta pregunta, está vez cuando volvió a subir al ascensor sabía a qué piso ir.
Y no estuvo equivocado en cuanto entró al departamento de diseño y escuchó a Pierce hablando y hablando sobre los preciosos diseños, cuando se acercó ahí estaba Alena con un traje rojo preciosa, ¿había algo que no le quedará bien? El traje se le pegaba al cuerpo de forma excepcional, pero entonces su mirada fue hacía otra persona y se dio cuenta que Devon estaba ahí, eso no lo esperaba, tampoco le quitaba los ojos de encima y eso le dio cierta repulsión, entró sin pensarlo dio un paso adelante.
–Buenos días.
Todos lo vieron de inmediato, pero solo fue su padre quien habló.
–Draco, hasta que apareces.
–Veo que se están divirtiendo sin mí –comentó.
–Por supuesto que sí –respondió Pierce –. Acá todo era luz y arcoiris hasta que esa nube oscura que tienes allá arriba vino a apagar todo –luego miró a Alena –. Pobre de ti mi niña que vas a tener que soportarlo en la casa todo el día.
–Gracias por el voto de confianza, Pierce.
–No tienes ningún voto de mi parte –aclaró el diseñador –. Bueno, solo si me lo pide tu esposa.
–Yo me tengo que ir –comentó Devon viendo su teléfono –. Tengo una reunión importante, cuando terminen ahí, Alena sube con Candace, le pediré que te tenga el contrato listo.
–¿Es necesaria tanta formalidad? –cuestionó ella –. De cualquier modo, soy una Lewis ahora, quiero decir, ¿Draco tiene un contrato?
Devon lo miró, Draco no tenía idea de en qué lo estaban involucrando.
–Tienes razón, puedes quedarte aquí, pero no presiones, Pierce.
–Entendido, jefe.
–¿Qué está pasando? –preguntó Draco.
–Alena será la asistente personal de Pierce de ahora en adelante –respondió Devon –. Así que pasará varias horas aquí al día.
–¿Qué? ¿Asistente de Pierce?
–Una asistente hermosa –dijo Pierce.
Draco estaba con la boca demasiado abierta como para darse cuenta, no podía creer que Alena había pasado apenas media mañana en la empresa y ya tenía un trabajo, uno donde sí era de utilidad, asistente personal del diseñador, cuando él ni siquiera había logrado estar en una reunión de socios con Devon, eso no era posible.
Devon salió por la puerta, Pierce estaba demasiado ocupado con Alena, ella logró ver como Draco fue tras su padre, solo esperaba que no fuera un machista de mierda que le echará a perder su oportunidad de entrar a la empresa.
–¡Papá! –le habló Draco frente al ascensor. sorprendía aunque no esperaba que cuando levantará la vista viera en el reflejo de la puerta a Alena.
–¿Qué quieres? –le preguntó Devon.
–¿Estás hablando en serio? ¿Dejarla a ella como asistente de Pierce?
–Sabe mucho sobre moda, es guapa y Pierce necesitaba un asistente.
–Se lo has dado así de rápido cuando a mi no me dejas ni siquiera estar en alguna reunión.
–No necesitas estar en ninguna reunión y la diferencia es que tu eres un bueno para nada.
–Papá, si me dieras la oportunidad.
–No necesitas ninguna oportunidad cuando solo eres un parásito que vive de mi dinero, te la pasas gastando mucho dinero de mi billetera y la única razón por la que no te digo nada es porque eres mi inútil hijo, así que vete a esa oficina que te dí y no estorbes.
Devon entró al ascensor y las puertas se cerraron, si había una oportunidad para insultarlo, su padre la tomaba, por eso no le