Capítulo 15

1639 Words
Por la mañana Alena ya estaba en el comedor cuando Devon apareció, él le sonrió cuando tomó su lugar y ella le sirvió café, se estaba acostumbrando a su compañía, a tenerla cerca y a hablar cada mañana, ese era su objetivo, necesitaba estar cerca de él, tener acceso a sus cosas. –Por la noche tendremos una reunión con un cliente y me gustaría que me acompañarás –le propuso. Alena lo vio con los ojos abiertos, titubeo cuando sonrió. –Eso sería un honor para mí –expresó emocionada –. Pero estás seguro que sea yo quien te acompañé. –Estás trabajando con Pierre y comenzaste a usar sus diseños, espero que los clientes puedan verlos. –Así que seré tu maniquí. Devon estaba a punto de negar cuando vio la sonrisa en su rostro, ella estaba jugando, así que también empezó a reír y ella también lo hizo. –Sabes que no es así –le aclaró. –Y aunque así fuera, lo haría –indicó Alena –. Yo estoy aquí para seguir tus órdenes, Devon, sé cuál es mi lugar. Esas palabras sorprendieron a Devon y es que Alena sabía decir las palabras correctas en el momento exacto, él iba a responder cuando Draco apareció en la entrada. –Buenos días –saludó al tomar su lugar. A Alena le sorprendió verlo tan bien, juraría que después de como venía anoche no se levantaría hasta dentro de dos días, pero ahí estaba como si nada, le sirvieron el café y desayuno, solo tomó el café. –Creo que he llegado tarde otra vez, pero veo que se la pasan muy bien sin mí. Bueno, el mal humor ya no podía disimularlo. –Mientras llegues puntual a la empresa puedes levantarte a la hora que quieras –indicó Devon –. Quiero que vayas a producción y que coordines el pedido de los Clark, estarás a cargo. Draco detuvo su café cerca de su boca y vio a su padre, bajó la taza sin dejar de verlo, esperaba que le dijera que era una broma, pero no fue así. –¿Lo dices en serio? –Ya es hora de que empieces a tomar más responsabilidades, solo espero que está vez no me decepciones. –No, papá –respondió –. No lo haré, te lo aseguro. Draco tenía una oportunidad de poder involucrarse en la empresa y está vez se iba a asegurar de hacerlo bien, aunque se dio cuenta que no había sido iniciativa de su padre cuando Devon vio a Alena y ella le sonrió casi agradecida, no tenía duda que ella había intervenido por él y al parecer su padre tenía cierta debilidad con ella, si de verdad la quería, ¿por qué había hecho que él se casará con ella, en su lugar? Devon fue el primero en irse cuando Candace apareció para llevarlo a la oficina, Draco y Alena salieron poco después, ella iba viendo la tablet que él le había regalado, parece que tenía cosas que hacer. –Me alegra que te sea útil. Alena levantó la mirada hacía él, entonces le señaló la tablet y ella lo entendió. –Oh sí, muchas gracias, es muy práctica. –También te tengo que agradecer –indicó él –¿Por qué? –Sé que tú has sido tú quien habló con mi padre y por eso me ha dado esa oportunidad con el trato. –Creo que mereces una oportunidad en la empresa –respondió ella –. Por favor quiero que la tomes y la aproveches. Ella podía haberse negado, decir que no era gran cosa, darle el crédito a Devon quien le había dado la oportunidad, pero no fue así, tomó el agradecimiento y le pidió aprovecharlo, una chica lista. Cuando llegaron a la empresa se separaron en el ascensor, Alena iba hacía el departamento de diseño y Draco hacía producción, este día ambos iban a estar ocupados, Draco estaba en producción cuando recibió un mensaje de su amiga Milly, le estuvo insistiendo hasta que le dió el número de Alena. Siguió coordinando la producción, después del almuerzo apareció Devon en su ronda habitual de supervisión. –Parece que estás haciendo un buen trabajo –le indicó. –Sí, papá –contestó –. Es bueno tener algo que hacer aparte de solo ser un chófer. –Está noche te librarás de eso porque me llevaré a Alena, así que puedes terminar aquí o irte a donde te plazca. –¿A dónde te la llevarás? Devon lo miró con sorpresa, no creyó que a su hijo le importará Alena, ni siquiera le prestaba atención. –Tengo una reunión con unos clientes y quiero que vaya conmigo, te veremos en la casa. –¿Con quién te vas a reunir? –No creí que te importará tanto, Draco –respondió Devon –. Pero me alegra que te tomes en serio lo de ser esposo, estará bien y volveremos a casa pronto, no te preocupes. –Si te ibas a ir con ella a reuniones, no entiendo por qué fue conmigo con quién contrajo matrimonio. Devon lo pensó mirando una chaqueta, cuando le impusieron que debía casarse con Alena no le pareció nada, creyó que la habían enviado a conocer sus secretos, solo la quería lo más lejos posible, pero hasta ahora no había sido de esa manera, incluso pensó que se había equivocado al dejar que fuera esposa de Draco. –Tal vez me he equivocado –contestó –. Te veo en casa. Eso dejó sorprendido a Draco, esperaba una respuesta hostil de su padre, pero nunca que dijera que se ha equivocado, ya no pudo concentrarse en el trabajo al saber que Alena se iba a ir sola con Devon, no sabía qué le podía pasar, no confiaba en su padre, tal vez era una estrategía para deshacerse de ella, cuando ya no pudo más con sus propios pensamientos, se fue directamente al departamento de diseño. –Hola Draco, ¿cómo estás? –se acercó una modelo a saludarlo en cuánto lo vio. –Bien, gracias –le sonrió él –. Busco a Alena, sabes dónde está. –Creo que en la oficina de Pierre, pero no lo sé –movió los hombros –. Si quieres te ayudo a buscarla. Llevó sus manos al pecho de él, eso hizo que una imagen viniera a su cabeza, Alena estaba al frente y lo empujó, él cayó a una cama… –Si el precio de tener a Alena aquí es tener que verte a tí también me lo hubiera pensado dos veces. –La voz de Pierre lo regresó a la realidad, venía hacía él –. Niña, que no sabe que este hombre ya está casado –le dijo a la modelo –. Y tú ni piense que voy a ser cómplice de tus fechorías, no vas a lastimar a Alena. –Es a ella a quién vengo a buscar –contestó Draco. –Ah sí, ¿y qué pensaste? ¿Acaso que estaría en la boca de esa niña? –No, ella solo se me acercó para saber qué necesitaba. –Y tú encantado de que te manoseara –señaló –. Alena fue por unas telas al fondo –indicó –. Te vas directito a verla, no te quiero ver con otra niña, recto, recto, recto… Draco lo ignoró y siguió caminando hasta llegar al fondo donde habían varias telas, al menos ahí ya no podía escuchar la voz de Pierre, no tardó en encontrar a Alena, tenía unas telas en el brazo mientras revisaba un papel y con la otra mano movía las otras telas, su gesto de concentración era precioso, increíble que hasta buscando unas simples telas se pudiera ver tan guapa, observó como movía sus labios como si tuviera que decir algo, hasta ahora no la había besado, pero sí que tenía ganas de hacerlo, sus labios eran carnosos y la mayoría de las veces llevaba ese pintalabios rojo, que quería quitarle por completo. –Draco. En ese momento ella levantó la mirada y lo vio, decir su nombre lo hizo reaccionar. –Hola –saludó él –. Me he encontrado a Devon y dice que irás con él está noche a una reunión. –Sí, me ha pedido que lo acompañe para mostrar unos diseños de Pierre. –¿Por qué no va Pierre? –cuestionó Draco, Alena sintió que estaba molesto, solo esperaba que no le arruinará la noche, eso no lo esperaba de él. –No lo sé, yo solo iré porque Devon me lo ha pedido, parece que es un trato importante, ¿algo te molesta? ¿No debería ir por alguna razón? –No –reaccionó Draco, no podía decirle nada por ahora o la alteraría –. Solo que esto me tomó por sorpresa, ¿sabes a dónde van? Ella movió la cabeza negando. –Devon no me lo ha dicho, pero me ha indicado la referencia que es un restaurante, seguramente sí lo es. –¿En serio? –Si te sientes incómodo con la idea le puedo decir a Devon que no voy a ir. –No –contestó él rápidamente –. No hagas eso –dio un paso al frente y la miró a los ojos –. Solo ten cuidado, por favor. –Claro. –Tienes mi número en tu teléfono y me puedes llamar en cualquier momento, estaré pendiente si debo ir a traerte. –Lo tomaré en cuenta, gracias. La forma en que ella le sonrió viéndolo a los ojos hizo que Draco se sintiera especial, quería preguntarle si había ido a su habitación en algún momento, pero por algún motivo no se atrevió a hacerlo, terminó por despedirse e irse.

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