Capítulo 14

1697 Words
Alena se había prometido así misma que no sé iba a involucrar de ninguna forma, pero el trato de Devon hacía Draco en ocasiones pasaba los límites, no había ninguna conversación en donde no hubiera un solo insulto, a pesar de eso no había escuchado a Draco darle un insulto similar, posiblemente era por miedo más que por respeto, pero ese desequilibrio podría darle problemas más adelante, además, si ese conflicto continuaba le podía traer un retraso en su plan, no podía dejar a Draco por ahí como un cabo suelto, eso es peligroso. –Me permites decirte algo con sinceridad. –Puedes decirme lo que quieras, Alena –contestó Devon. –Creo que estás siendo muy duro con Draco –comentó –. Se esfuerza mucho por impresionarte, deberías de darle algunas tareas regulares en la empresa, no que sea un cargo importante, pero al menos que no sea solo un adorno en el lugar. –Le dí una oportunidad en el pasado y lo único que hizo fue hacerme perder mucho dinero –mencionó Devon. –Tal vez aprendió la lección y ahora es más responsable –indicó, Devon la vio, ella se dio cuenta que se estaba metiendo demasiado y bajo la mirada –. Lo siento, no debí decirte eso parece que me he excedido, no quiero que pienses que te lo digo porque me interesa Draco de alguna forma, es solo que veo que su relación no es buena y no me gusta verlos peleando. Inés apareció con el postre, eso fue suficiente para ya no continuar con la plática, Devon informó que estaría en su oficina mientras que Alena se despidió para ir a descansar, estaba muy cansada por el día agitado con Pierre, ese fue su pretexto, pero se fue a preparar un baño y mientras estaba en la bañera, buscó su teléfono y llamó a Cristina.. –Devon tiene una asistente, pero se ve rara, se llama Candace, no sé el apellido –mencionó. –¿Quieres que averigüe sobre ella? –Por favor, quiero saber si está involucrada en todos sus negocios, ¿qué tanto sabe? –Será difícil si no sabemos su apellido, pero entraré a la base de datos de la empresa, ahí debe estar su nombre. –¿Estás segura que no se darán cuenta que lo hiciste? –Por supuesto que no –contestó –. Te aseguro que no dejaré rastro. –Si es así, adelante –indicó Alena levantando su pie desnudo, le gustaba la bañera, nunca imaginó tener una –. Creo que ella será un problema, seguro Devon se acuesta con ella. –Crees que por eso no quiso casarse contigo. –No se quiso casar conmigo porque Scorcone se lo ordenó, cree que soy una espía de él, lo cuál sería lógico. –Tienes una forma muy peculiar de cautivar a los hombres –se rió Cristina –. Seguro lo aprendiste de tu madre. –¿Qué te puedo decir? –movió la cabeza aunque Cristina no pudiera verla –. No importa cuánto poder tengan, al final siguen siendo hombres. La risa de Cristina se escuchó del otro lado. –Parece que te la estás pasando bien, vi las fotografías de tu boda, Draco Lewis está buenisimo, ya tuvieron su noche de bodas. –Ni te emociones, es un cretino de primera –reconoció Alena –. Se la pasa afuera y diciendo que tiene trabajo cuando en realidad no hace nada, seguramente se va con otra. –¿Aunque ya estén casados? –Eso no importa, es solo un contrato de un año y no tengo tiempo para estar pendiente de él, logré entrar a la empresa, pero necesito estar más cerca de Devon. –Candace Bruns –mencionó Cristina al haber encontrado a la asistente de Devon –. Fue más fácil de lo que pensé. –Quiero que me envíes todo cuando lo tengas. –Lo haré y me cuentas todo. Alena terminó la llamada, Cristina era su única aliada ahora, la había conocido en el club cuando buscaba a la amante de su novio, Alena la ayudó aunque estaba en contra de las reglas, pero le dieron una lección al chico, terminaron siendo amigas y Cristina la ayudó económicamente, ella tenía mucho dinero debido a que cuando su padre falleció le dejó las acciones de su empresa y después de tener unos meses aburridos le pareció que la vida de Alena era más interesante así que se propuso ayudarla. Alena paso un poco más en la bañera antes de finalmente decidirse a salir, al cambiarse recibió el mensaje de Cristina, el archivo de Candace Bruns asistente de Devon en la empresa, era una mujer muy preparada, hablaba tres idiomas, había estudiado en la universidad y al salir se fue a trabajar a la empresa de Devon, era muy joven cuando eso pasó y aún seguían juntos, esto iba a ser un problema, podía engañar a los hombres, pero una mujer, era más complicada, no iba a ser tan fácil. Se hizo bastante tarde estudiando y revisando los documentos cuando su estómago suplicó por algo de comida, así que salió de su dormitorio, estaba terminando de bajar las escaleras cuando escuchó un sonido que venía de la entrada, se debió para ver que sucedía cuando Draco apareció frente a ella. –Draco –dijo sorprendida. –Eres tú –dijo él al tambalearse, estaba ebrio –. Ignorame, voy a mi dormitorio. Dio un paso al frente, pero tuvo que sostenerse de la pared, no debió beber tanto, Alena iba a dejar que se fuera, era mejor así, Draco era impredecible y problemático, ya tenía suficientes problemas, no podía desviarse de su objetivo, pero entonces escuchó el sonido de la mesa y se dio la vuelta. –¿Quién puso está mesa aquí? –preguntó Draco –. Mal.dita sea, lo voy a despedir. –La mesa siempre ha estado ahí, Draco –le respondió ella –. Ven. No tuvo opción, se acercó y lo tomó por el brazo, Draco se sorprendió al verla. –¿Quién eres tú? –dudó. –Alguien que te llevará a su dormitorio –le respondió, estaba un poco oscuro, seguro no la reconoció, así era mejor, caminaron a la escalera –. Debes subir el pie, estamos en la escalera. –Sé como subir escaleras. –Eso no lo dudo. Draco notó el cambio de voz, se estaba burlando de él, así que subió bien los pies para que viera que podía caminar bien, la dificultad fue cuando llegaron arriba y Alena ni siquiera sabía cuál era la habitación de Draco. –¿Cuál es tu dormitorio? –le preguntó. –Eres mi esposa, deberías saberlo. Ahora estaba confundida, pensó que no la había reconocido allá abajo, pero ahora sí, de pronto sintió la mano en su pecho y su cuerpo se puso totalmente rígido. –Tienes unos pechos muy grandes. –Oye, no te pases –le advirtió ella –. O te lanzaré por la escalera. –No deberías de hacer amenazas así, alguien podría escucharte. –¿Cuál es tu habitación? –La tercera puerta del lado derecho del fondo del pasillo –respondió Draco –. Sabes que si amenazas alguien y luego resulta herido podrías ir a la cárcel. –No es posible. –Claro que sí –le dijo él mientras caminaban –. Si me amenazas que me lanzarás por la escalera y luego resulta que me tropecé y caí por las escaleras todos creerán que has sido tú y te condenarán. –Ahora eres experto en crímenes –le dijo al abrir la puerta, tuvo suerte y sí esa era la habitación de Draco, encendió la luz y entraron, ella lo soltó y quedaron frente a frente. –Soy experto en muchas cosas –le sonrió de lado, dio un paso al frente y quedaron más cerca –. Te quieres quedar a comprobarlo. Alena se dio cuenta de la cercanía podía ver sus largas pestañas, tal vez esa sonrisa era su atractivo, pero a ella le gustan sus ojos. Le sonrió y subió las manos a su pecho, Draco no podía creerlo, había aceptado, había deseado esos labios carnosos desde que la vio en el altar ese día por primera vez, pero no había tenido la oportunidad de probarlos, ahora podía hacerlo, se inclinó para besarla, pero ella lo empujó hacía atrás, no lo entendió hasta que chocó con la cama, perdió el equilibrio y cayó sobre el colchón, pudo darse cuenta de la ropa de Alena, tenía una bata muy delgada y podía verle la ropa interior, sus curvas eran notables, quería tocarla, se impulso para tomarla de la cintura y atraerla hacía él, lo hizo tan rápido y brusco que tomó por sorpresa a Alena, en un instante ya la tenía cerca, iba a besarla de nuevo cuando ella lo volvió a empujar para recostarse completamente en la cama, él sonrió esperando a que ella llegará. –Ven aquí. –Será otro día, cariño –respondió ella. Fue hasta ese momento cuando sintió una manta encima de él, Alena lo estaba cubriendo. –¿Qué? –Duerme bien –le dio un beso en la mejilla y salió del dormitorio, cuando cerró la puerta sintió que la respiración volvía a sus pulmones –. Hombres –murmuró negando con la cabeza, empezó a caminar a su dormitorio cuando alguien le habló. –Alena. –Inesita –le habló, ella estaba en medio del pasillo –. Lo siento, iba a la cocina por un vaso de agua y me encontrado a Draco abajo, estaba muy ebrio y chocó con una mesa, lo he traido a su dormitorio, parece muy triste. –Mi niño, seguro estuvo bebiendo. –Le afecta mucho que Devon no le preste atención, eso fue lo que me dijo –se llevó las manos a la boca –. Por favor no le digas a Devon esto. –No te preocupes Alena, queda entre nosotros. –Gracias. Aunque sabía perfectamente que no quedaría entre ellas, solo quedaba que Inés hiciera su parte.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD