¿Realmente me odia tanto? ¿Quería que estuviera muerta?
No... ¡Tengo que enfrentarlo! ¡Tengo que preguntarle! ¡Tengo que al menos intentarlo! ¡No puede elegir a alguien sobre mí de esta manera cuando estoy viva! En realidad, tendría que matarme para llegar allí.
Con determinación recién encontrada, me levanto limpiando mis lágrimas.
Son las 5:20. En 10 minutos le llevarán su té de la tarde. Tengo que asegurarme de llevarlo a sus habitaciones.
Volviendo a la cocina, veo a una de las criadas preparando la bandeja y la sostengo por ella.
—Déjame... déjame llevarlo.
Ella solo suspira, me llama rara, pero no me detiene.
Colocando la taza, me muestra la escalera.
—Tercer piso. Segunda puerta a tu derecha.
Ya lo sabía, pero solo asiento con la cabeza y salgo corriendo de la cocina.
Esto
