4

1512 Words
Landon mira al Rey Alfa sentado frente a él. La confusión era evidente en sus ojos mientras se atrevía a cuestionarlo nuevamente. —Mis disculpas, Rey Alfa, pero ¿lo escuché bien? ¿Quieres llevar a esa Omega contigo? Volkan solo lo miró más intensamente. Sus palabras eran evidencia de su irritación. —Sí. La chica vendrá conmigo. Y a cambio, se te dará el cuidado del territorio Redwood. Landon no podía creer esto. Thora era una Omega usada y rota de su manada. ¿Qué podría tener que ver un hombre poderoso como él con ella? —La oferta suena bastante atractiva, Rey Alfa. Pero ¿puedo saber por qué? Volkan aprieta el puño, no contento con que le cuestione. Pero no podía decirle a nadie que ella era su compañera. Le daba vergüenza ser honesto. —Ella tiene una boca realmente sucia. Sabes que no tomo a la ligera la falta de respeto, sin embargo, ella se atreve a faltarme al respeto. Me ocuparé de ella a mi manera en mi territorio. A Landon no le costaba creer esto, Thora podía ser agresiva y grosera a veces. Su lenguaje obsceno, era muy familiar para él. —Mis disculpas, Rey Alfa. La audacia de esta chica. Puedo castigarla si así lo deseas- —No es necesario. Me encargaré de ello yo mismo. Landon asiente, le sonríe disculpándose. —Estoy de acuerdo, Rey Alfa. Esta es una oferta realmente buena que ofreces. Puedes llevártela a cambio. Una Omega como ella no me sirve de mucho de todos modos. Volkan asiente, se levanta y se va. Mientras Landon sonríe para sí mismo. Seguro que la extrañará, pero podría ser fácilmente reemplazada. Y de todos modos, ya estaba aburrido de la chica patética. No ha sido más que una carga desde el día en que la trajeron a su manada para cuidar de ella. Un bagaje innecesario del que se alegró de deshacerse. ................................................. Punto de vista de Thora Me siento en un lujoso automóvil que podría acomodar a una docena de personas, pero ambos nos sentamos solos. Él se sienta frente a mí, ocupado con algo en su computadora portátil. Ni siquiera me mira una vez. No es que quisiera que me mirara. Pero la forma en que estaba sentada directamente frente a él, vestida pero expuesta a su escrutinio, causaba una incomodidad entre nosotros. Aburrida, miro hacia abajo mis manos atadas con una cuerda. La prueba misma de que él no confía en mí ni me respeta de ninguna manera. Me retuerzo, intentando aflojarla, pero solo resulta en marcas rojas en mi muñeca. —No me iré... por favor, ¿puedes abrir esto? Le pregunto y sus dedos dejan de escribir. Esos ojos grises tormentosos me miran y siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal. ¿Por qué este hombre es tan aterrador? Sin responder, él continúa escribiendo y suspiro. Mis ojos se desplazan hacia la vista exterior y me acerco a la ventana. ¡Wow! Era tan hermoso. Nunca había salido del territorio de mi manada, no se me permitía. Y las carreteras, los árboles, las casas. Todo se veía tan intrigante para mí. Si tan solo pudiera sentir el viento en mi rostro y sacar la mano para sentirlo. Mordiendo mi labio, miro el botón. ¿Puedo hacerlo? ¿Me regañará...? pero parece ocupado. Presionando el botón, dejo que la ventana se baje y antes de que él pueda regañarme. Apoyo mis codos en el borde y me levanto. El viento frío golpea mi rostro, haciendo que una sonrisa aparezca en mis labios. Mi cabello me sigue, volando con el viento. ¡Wow! Esto era el paraíso. Pero el paraíso fue efímero ya que fui arrastrada de vuelta al infierno. Miro a mi lado y veo que mi largo cabello está tocando su rostro y él parece más allá de irritado. Mueve su mano hacia adelante, agarrando mi cintura mientras grito. — ¡No!... ¡Por favor! ¡Déjame! Mi fuerza y súplicas no sirven de nada ya que me arrastraron bruscamente por la cintura para caer en su regazo. Nuevamente lucho solo para que él enrolle su brazo alrededor de mi cintura y suba la ventana con su otra mano. — ¡No! ¡Por favor! — ¡Mierda! ¡Mujer, deja de hacerlo! Maldice detrás de mí. Su aliento llega a mis oídos, haciéndome sentir un calorcito dentro de mí. —Es hermoso... por favor... Intento de nuevo solo para que su agarre se apriete en mi cintura. Mi espalda contra su pecho mientras respiro con dificultad. — ¿Eres un perro? Siéntate aquí en silencio. Él dice y me siento frustrada. ¿Por qué esas palabras? Solo quería mirar afuera. Él te odia, Thora. ¿Qué esperas? Odiará todo lo que hagas. Seguimos sentados así y los cosquilleos comienzan a explotar. Su aroma abrumador, me hace contener la respiración. Cuando, de repente, me empujaron bruscamente al asiento junto a él. Como si mi contacto le quemara. Debido a que mis manos están atadas, mi cabeza golpea el reposacabezas del asiento y siento un ligero dolor en el cráneo. No se mueve, no le importa. Mientras me retuerzo, intentando ajustarme en mi asiento. Él vuelve a escribir y yo solo miro hacia afuera con anhelo. Me voy de la prisión en la que Landon me mantuvo. Solo esperaba que él fuera mejor que él. Él me odia, pero puedo ver... tal vez todavía siente algo por mí. Los cosquilleos, el calor que siento, él también debe sentirlo. Tengo una oportunidad. Una oportunidad de mostrar que puedo ser leal a él. Que puedo amarlo como se supone que los compañeros deben hacerlo. Y no la dejaré ir en vano. Intentaré recuperarlo sin importar qué. — ¿Cuál es tu nombre? Él pregunta de repente, interrumpiéndome en el hilo de mis pensamientos. Pensé que hasta ahora le habría preguntado a alguien, pero parece que ni siquiera se preocupó por saber el nombre de su compañera. —Thora Respondí, aun mirando afuera. Cuando de repente cierra su portátil de golpe y el aura a su alrededor cambia drásticamente. Estaba enojado. —Mírame cuando te pregunto algo. Tragué saliva, acomodándome en el asiento y girando el cuello para mirarlo. Sus ojos grises me estaban taladrando. —Nombre completo. Manada de nacimiento y nombre de los padres. Pregunta y bajo la mirada. Me odiará aún más. Ya lo sé. Después de todo, yo era un nadie. —Yo... yo... no sé Digo, mirando mis manos mientras él se gira para prestarme toda su atención. — ¿Cómo que no sabes? ¿Acaso caíste del cielo o qué? Pregunta, irritado. —Fui encontrada cerca del río por la madre de Landon. Yo... yo soy una huérfana. Silencio. Él solo me observa y luego suspira, pasándose la mano por su espesa cabellera que ha logrado caer sobre su frente. —Mira, Thora. Permíteme aclarar algunas cosas antes de que entremos en mis fronteras. Asiento tímidamente, sabiendo que las cosas iban a empeorar a partir de aquí. —Primero. Nadie, repito, nadie debe saber que eres mi compañera destinada. Se sentía avergonzado de decírselos, lo sé. ¡Mierda! ¿Por qué me siento tan herida? —Dos. Debes seguir mis órdenes, sin importar qué. Si te pido que vengas, vienes. Si te pido que te vayas, malditamente lo haces sin cuestionar. Nada de síes o peros, o serás castigada igual que los demás. Asiento nuevamente, mirando hacia abajo. Haré todo lo posible para ser la compañera perfecta. Cambiaré su perspectiva sobre mí. —Y tres... Se queda en silencio y lo miro desde abajo de mis pestañas. ¿Por qué se detuvo? Sus ojos me recorren de arriba a abajo. De mis piernas a mi rostro y me siento sofocada. Sus rasgos se cubren de disgusto y me preparo para lo peor. —Si te veo coqueteando con mis hombres. Te lo juro por la diosa de la luna, Thora. Primero te mataré a ti antes de matarlo a él. ¿Entendido? Trago saliva. Sus palabras me hacen estremecer. —S-sí, Alfa Digo y antes de que me dé cuenta, agarra bruscamente mi mentón y levanta mi rostro. Mis ojos marrones abiertos se encuentran con los suyos grises y fríos mientras pronuncia con puro odio. — Dije que me miraras y respondieras, ¿tengo que recordártelo de la manera difícil? Muevo mi cabeza en un no y él suelta mi mentón. Sentándose de nuevo en su asiento y acomodando su esmoquin. Respiro profundamente, lágrimas picando mis ojos. ¿Tanto odio? ¿Cómo le enseñaré a amarme? ¿Qué se necesita para enmendar los errores de alguien? —Limpia tus lágrimas. Nos estamos acercando. Ordena y levanto la vista para ver un castillo dándonos la bienvenida. Usé la manga de mi hombro para limpiar los rastros de lágrimas en mis ojos, mientras contemplaba la belleza del lugar a través de mi visión nublada. El Imperio Volkan Leí una gran inscripción de piedra en la entrada y sentí que mi corazón caía en el pozo de mi estómago.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD