Capítulo 15: Concurso de meadas.

1647 Words
Furioso, tomó una botella de agua y salió por la puerta trasera. Estaba muy frío afuera, hacía mucho aire y gruesas nubes grises amenazaban con abrir sus compuertas y soltar un diluvio encima de ellos. Se aproximó a Raymond mientras venía saliendo del refugio. Él aceptó la botella de agua que le ofreció, como era de esperar, sus hermanos comenzaron con sus burlas, pero los ignoró. —Derek todavía no se marcha a la posada, todavía estamos a tiempo de irnos antes de que comience la tormenta. Trató de mantener su tono sin ninguna emoción. Raymond lo estudio atentamente. —¿Sucede algo? —No. —Gavin… Sintió la presión bajo su dura mirada. —Solo digo que… Esto no está bien, venimos aquí de visita, no a que tuvieras que aguantar las constantes críticas de mis hermanos y el trabajo pesado. Debemos irnos… Esto no es como pensé que sería. Estaba tan confundido y estresado. —Eh… tranquilo, ven aquí bebé. Gavin no dudo en entrar en sus brazos, recargo su cabeza en el pecho de él. No le importaba que estuviere sudoroso. Ray seguía oliendo a gloria para él, estuvo a punto de gritar ante los gritos y silbidos de sus hermanos. —Ignóralos, eso hago yo. —No lo haces. Lo acusó. Ray era muy competitivo. Y aunque no lo recordara, en estos días había aprendido a descifrar un poco el ánimo del hombre por tan solo sus gestos faciales. Sus hermanos ya lo tenían al borde de su paciencia. —Déjame aclararte algo, estoy acostumbrado al trabajo duro. Hacer esto no me importa, y tal vez tengas razón. No puedo ignorar por completo a tus hermanos. En cierta forma creo que quiero demostrarles que no soy menos hombre que ellos solo porque elija estar con otro hombre. Mi inclinación s****l no es de su incumbencia, además es normal, creo yo, tengo que demostrar que soy bueno para ti. —No tienes que demostrar nada. Levantó la cabeza para verlo a los ojos. >>—Yo sé que eres bueno para mí, te amo. ¿Amor? No recordaba nada. Su memoria estaba ausente. Pero sus sentimientos estaban ahí. No podía negar que Raymond lo hacía sentir seguro, amado, y sobre todo valorado. Él lo miró con los ojos abiertos, rápidamente disimuló el desconcierto en su mirada, y le dio un casto beso en los labios. —Estamos aquí de vacaciones, bebé… disfruta a tu familia e ignora lo demás, sé cómo lidiar con hombres que tienen metido del palo en sus culos. Escucharon la protesta de los aludidos y ambos rieron. —¡Se acabó el espectáculo! ¡Todo mundo a trabajar! Gavin se giró al escuchar la voz de su padre, y observó como todos sus hermanos protestando se alejaban en diferentes direcciones. >>—Está comenzando a llover, no debes mojarte Gavin, vuelve adentro, tu novio se reunirá contigo una vez que terminemos aquí. —Pero, Pa… —Has lo que tu padre dice, cariño Dijo Raymond, dándole un azote en culo. >>—Si tanto te importo más tarde podrás darme un masaje en mis adoloridos músculos. Gavin enrojeció ante la divertida mirada de su prometido y su padre, no muy seguro que decir decidió mejor correr hacia la casa. —¡Pedro, encárgate de esto! Raymond miró al Padre de Gavin llamando uno de los trabajadores. —Yo puedo terminar aquí. No tenía por qué hacer trabajo pesado, ni siquiera debió de haber entrado en el juego de sus cuñados. Pero no lo había podido evitar. Tenía dos grandes defectos. El orgullo y la competitividad. —Lo sé… Pero necesito tus habilidades en otra cosa, sígueme. Limpiándose las manos en sus pantalones, siguió al hombre. Cuando llegaron a una de las arcas de cría afuera ya estaba comenzando a llover. —Ahí. Señaló su suegro. >>—Uno de mis capataces noto la falla en esa estructura, pero tuvo el mal juicio de no mencionarlo hasta ahora. Raymond pudo ver el problema, una de las vigas estaba ladeada, la pared de fondo no se sostendría. —Si la tormenta es tan fuerte como dicen, y dura varios días, este granero no resistirá, tendrán que mover a las vacas. —Hijo, no son vacas, son novillos. Ray se encogió de hombros. —No sé nada de animales. Era la verdad, Raymond no notaba la diferencia entre unos y otros. Según el hermano mayor le había dicho que tenían diferentes criaderos de ganado ahí, eso no importaba para él no dejaban de ser vacas y más vacas. —Cierto, los animales no son lo tuyo, pero si las estructuras, ¿Verdad? Raymond asintió, subió a la parte superior para revisar mejor el daño. Su cerebro comenzó a trabajar a toda marcha, inmediatamente comenzó a hacer cálculos mentales sobre la mejor forma de proceder. Tenían que ser rápidos e improvisar hasta que se pudiera arreglar el daño. —Tienes que reparar toda la estructura, si mueves esta parte, la otra de ahí se verá vulnerable. Pero no hay tiempo ahora, provisionalmente, podríamos tratar de hacer un puenteo aquí con unos tablones de tres pulgadas. Además, podríamos reforzar esta zona con una prensa de hierro para mantener la firmeza de la viga y … Al mirar el rostro de Goerge Hill supo que no había entendido ni una palabra de lo que había dicho. —¿Puedes arreglarlo? Preguntó su suegro, demandando un sí o un no. —Será solo un arreglo provisional. —Excelente, solo necesitamos sobrevivir a esta tormenta con el menor daño posible. ¿Qué necesitas hijo? Raymond le dijo los materiales que necesitaba. Poco después, el padre de Gavin regreso con todo lo que había pedido y un par de hombres más. Trabajaron rápido y eficazmente, esta sí era el área de él. No cargar leños, arrear vacas, cepillar caballos. Las estructuras eran lo suyo y nadie era mejor que él en eso. Ya casi terminaban cuando uno de los hermanos les llevo la comida. Tomaron asiento donde pudieron y comenzaron a comer, fue toda una aventura. Ray estaba acostumbrado a elegantes comidas, restaurantes caros, comidas gourmet. En cambio, en ese momento estaba sentado al estilo indio entre el heno comiendo emparedados de pavo y cerveza de botella. Pero extrañamente, había sido una de sus mejores comidas. Se encontraba realmente relajado en medio de estos hombres y le encantaba lo que estaban haciendo. Estaba volviéndose loco sin duda, porque sentía la misma emoción ahora que tan solo estaba reparando un granero al que sentía cuando diseñaba un edificio lujoso. —¿Y cuándo es la boda? Preguntó Gilbert, su padre le dio una advertencia, pero el hermano mayor de los Hill, no retrocedería. —Primero quiero que tu hermano se recupere por completo. —¿Qué tal si no lo hace? Inquirió. —¡Gilbert! —Es una pregunta válida Pa, es el pequeño de la familia, es normal que nos preocupemos por su bienestar. —Gavin ya es mayorcito para ocuparse de sí mismo. Aseguró Ray. >>—Además si estás sugiriendo que solo porque cabe la posibilidad de que él no recuerde jamás la memoria, lo voy a abandonar. Piénsalo dos veces, sé que no les agrado, pero tendrán que lidiar con eso. Su respuesta pareció agradarles a los hombres Hill. Entonces se quedó pensativo, dándose cuenta de que lo que acaba de afirmar era verdad. Estaba cayendo en su propia trampa, estaba comenzando a olvidar que en realidad nada estaba bien entre Gavin y él. Su amante lo había traicionado. Había robado a su empresa, y seguramente también lo había engañado con el maldito de Andrew. Pero eso ya no importaba, cada vez le costaba más odiarlo. —Siendo así… Solo espero que tengan en cuenta que aquí sería perfecto para la ceremonia. Dijo el padre de Gavin. —¿Cómo? Preguntó confundido. —La boda. Intervino el hermano. >>—Es tradición que todos los Hill, se casen en este rancho. No sé cómo funcionan las bodas homosexuales en Wyoming, así que debes comenzar a averiguar eso. Aseguro él, tomando el resto de su cerveza mientras se levantaba y se alejaba, se dio cuenta de que estaba hablando en serio. —Sería un honor para nosotros que consideraran lo del matrimonio aquí, pero sí al final deciden Nueva York. Dará igual, iremos, los más que podamos asistir. He estado en cada boda de mis hijos y esta no será la excepción. La expresión del señor Hill, destilaba orgullo y amor por su familia. —Hablaré con Gavin. Fue todo lo que dijo, porque en realidad no sabría qué decir. —Hazlo y recálcale que somos una familia muy grande, sería más práctico de esa forma. —Yo solo tengo un hermano así que… Se ganó una palmada en la espalda. —Ahora somos tu familia, hijo. Le aseguró sonriendo. >>—Además, ustedes no estarán solos por mucho tiempo, tengo una regla y mis hijos la conocen. Mínimo esperó tres nietos de cada uno de mis hijos, no aceptaré menos. Raymond se atragantó con su propia saliva, y no recordaba haberse puesto rojo por nada en la vida, hasta ahora… —Pero… —Tranquilo muchacho, respira, sé que ustedes son homosexuales y al menos que alguno tenga lo que creo que no tienen ahí abajo, no podrán tener familia. Pero siempre hay otras opciones, no importa si el chamaco es de su sangre o no, si ustedes me lo presentan como su hijo, yo seré un feliz abuelo. ¿Niños? ¡Joder! Muy apenas se estaba tratando de acostumbrarse al hecho de que si seguía con Gavin tenía que olvidar y perdonar su traición. ¿Niños? Era una broma, jamás en la vida se había visto a sí mismo con una pareja, sea hombre o mujer, establecerse no estaba en sus planes, hijos… Definitivamente era impensable.
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