Capítulo 11: secretos

1498 Words
Gavin estudió atentamente el edificio frente a sus ojos. Todavía estaba a tiempo de alejarse, pero se encontraba tan ansioso de recuperar alguno de sus recuerdos, algo. Lo que fuera que a estas alturas estaba dispuesto a todo. —¿Quiere que lo acompañe? Preguntó Derek desde el asiento del chofer. Era alucinante que tuviera un guardaespaldas. Era otra prueba más de lo poderoso que era Raymond. ¿Cómo un chico de pueblo termino en una relación con un magnate millonario? —¿Puedo hacerte una pregunta? Inquirió al hombre. —Por supuesto. Dijo él con profesionalidad. ¿Por qué tampoco le cuadraba esa actitud? Su instinto le decía que ellos eran amigos. Pero desde esa mañana que Raymond se lo presento. Este hombre había estado distante y frío. —¿Vengo aquí frecuentemente? Raymond le había informado que tenía una reunión urgente. Que sería solo un par de horas. Él había aprovechado para pedirle permiso para salir por la ciudad. Tenía esperanzas de poder recordar algo. Como era de esperar, Raymond se opuso a esa idea. Pero Gavin había insistido. Le dio autorización siempre y cuando Derek estuviera con él en todo momento. —Nunca habíamos venido a este lugar. Contestó él mirándolo a través del espejo. Gavin regreso su mirada al edificio de ladrillos, ¿entonces porque tenía esta dirección en su agenda? Clavo su vista en el letrero en la parte superior “LPLV”. Las mismas sílabas que estaban escritas sobre el evento señalado en su agenda. Claro que no pensaba aparecer en ese evento, así como así. No le parecía correcto. Es por eso que había decidido venir hoy y averiguar de qué se trataba. >>—Pero supongo que usted venía aquí cuando lograba esquivarme. —¿Te daba esquinazo? Preguntó asombrado. —Cada que yo bajaba la guardia. Le pareció ver una sonrisa a través del espejo retrovisor. Los ojos de Derek no mostraban en realidad molestia. —¿Por qué hacía eso? —Supongo que la respuesta la encontrara si decide entrar. Gavin asintió. Derek tenía razón. Armándose de valor abrió la puerta del vehículo. Caminó por el sendero de concreto hasta que estuvo frente a una puerta doble. Miró alrededor. El barrio era humilde, y el edificio se notaba que apenas estaba en remodelación. Antes de cruzar la puerta se limpió el sudor de las manos en sus pantalones negros de vestir. También llevaba una camisa de seda, color melón y una chaqueta café, con zapatos italianos. Era realmente una combinación a la última moda. ¿Por qué se sentía como que no era él? Al entrar se dio cuenta de que no estaba preparado para ver lo que le esperaba. Tuvo que hacerse a un lado para evitar que un chico lo arrollara. Se sostuvo en la pared tratando de estabilizarse. Cuando estuvo seguro de que sus rodillas lo sostendrían, volvió a mirar el gran salón. Era un gimnasio a pesar de que estaba siendo decorado para una fiesta. —Lo siento, Señor Hill. Un chico se detuvo enfrente de él. Apenas y podía sostener todos esos balones que llevaba en brazos. >>—No lo vi, intento llevar esto a la bodega, se me escapo una no fue mi intensión casi tumbarlo… —No hay problema. Aseguró Gavin. >>—¿Quieres que te ayude? —¡Oh no señor! Yo puedo solo. —Por supuesto que puede. Dijo una voz de tras de ellos. >>—Venga Ben, llévate eso de una buena vez, o seguirá causando problemas aquí. —Sí, señor Russell. Dijo el chico apresuradamente. En sus prisas estuvo a punto de tirar otro balón. Pero Andrew reacciono a tiempo y ayudo a sostenerlo. —Debes disculparlo, Ben es una bola de energía. Le sonrió. Gavin no supo qué contestar. ¿Qué hacía él aquí? >>—¿Recobraste…? —No. Contesto con tono nervioso. >>—Encontré la dirección en mi agenda. Andrew asintió, miró por sobre encima de su hombro. Gavin siguió su mirada. Derek estaba recargado en el vehículo cruzado de brazos. Su rostro era ilegible a través de las gafas oscuras. —Seguro tendrás la bronca con Griffin, cuando él se entere de que estuviste aquí. —¿Es por eso que lo mantenía en secreto? Preguntó regresando su mirada al hombre. >>—¿Cómo es posible que tú seas mi amigo, cuando es obvio que no te llevas bien con mi…? ¿Prometido? —Esta es una larga charla, y no creo que este sea el lugar apropiado. Señaló alrededor. Muchos habían dejado sus tareas y los miraban atentamente. Algunos incluso levantaron la mano para saludarlo. Gavin se sintió mal por no recordarlos. Aun así, les sonrió. >>—Sígueme. Todavía atónito siguió al hombre por las escaleras. Llegaron a la parte superior y siguieron hasta que entraron en un despacho. —¿Quieres beber algo? Gavin negó con la cabeza. La oficina en la que se encontraban era sencilla, apenas y contenía un escritorio, un par de sillas y un librero con algunas cosas. —¿Qué es este lugar? —“Lucha por la Vida” Dijo Andrew tomando asiento. >>—“LPLV” Señaló una foto que estaba enmarcada en la parte superior de su cabeza. Era la misma foto que la tenía escondida en su cajita. >>—Es una organización de ayuda para los enfermos de VIH. —¿Yo que hago…? ¿Cómo nos conocimos…? Gavin estaba asombrado. Y mentiría si no le estaba comenzando a doler la cabeza. Andrew se levantó, y se colocó a su lado. Señalo a un chico, que se encontraba abrazado a él. —Bernard. Su tono era triste. >>—Él nos unió, era tu compañero en la universidad, yo lo conocí hace un par de años, comenzamos a salir, pero poco después le diagnosticaron SIDA —¿Él…? Ni siquiera podía preguntar. Su corazón estaba latiendo a toda prisa. —Él murió hace un año y medio. Dijo Andrew melancólico. Se retiró de su lado y fue a sentarse en el escritorio, cruzo los brazos. —Lo siento mucho. Odio el titubeo en su voz. —Yo lo amaba, era alegre, divertido, me apoyaba sin condición, me hacía ser mejor cada día, la vida no es justa, el destino me lo arrebato demasiado rápido. Gavin sintió que su corazón se estrujaba. —No sé qué decir. Gavin miró de nuevo la foto. Sentía una profunda tristeza, y culpa por no poder recordar a ese hombre. —Este era su proyecto, su sueño, y he tratado de sacarlo adelante. —Seguro estás haciendo muy buen trabajo. —No, como me gustaría, ha sido más difícil después de que tú te alejaras. —¿Yo renuncié? —No. Se apresuró aclarar. >>—Solamente que después de que decidieras ser amante de Griffin te has ido alejando. No supo por qué el comentario le causo una profunda ira. —Supongo… que ahora que tengo una relación… —No tienes una relación. Dijo furioso. >>—Eres su jodido amante, un sucio secreto que oculta al mundo, te lo he advertido muchas veces, tu lugar no es a lado de Griffin, pero siempre te has negado a escucharme. Gavin dio un paso hacia atrás como si lo hubiera golpeado. —Fue un error venir aquí. Sintió cómo comenzaba a punzar su cabeza. —Gavin… No… Espera… Discúlpame no quería… —El médico dijo que no debería presionarme. Camino hacia la puerta. >>—Pero la necesidad de conocer más de mí… Debo irme. —Por favor… Gavin. —¡No! Dijo él interrumpiéndolo. >>—Tal vez no recuerde, pero a lo mejor me retire de todo esto, por la simple razón que no podía estar dividió entre mi prometido y mi amigo. —No es eso… —No quiero escucharte, no puedo estar seguro de que me digas la verdad, es obvio que odias a Raymond, no puedo confiar en ti. Corrió apresuradamente fuera. Tuvo cuidado de no rodar por las escaleras. Salió y no se detuvo hasta que llego el auto. Derek se apresuró a abrirle la puerta de vehículo. Pero antes de que pudiera entrar en la seguridad del auto. Andrew lo alcanzó. Luchó con Derek por acercarse a él, alcanzó a sujetarlo de la mano y colocó un trozo de papel en sus manos. —Tenías la agenda escondida, sé que en una caja guardas todas tus fotos y Raymond no tiene la menor idea de eso. No sabe nada de tu vida. Nada de esto. No conoce a tu familia…… Vives con él ahora. Pero jamás te has sentido seguro de que tengan una relación. Sintió cómo apretaba el pedazo de papel contra la palma de su mano. >>—Todavía pagas el alquiler de tu antiguo apartamento, seguro encontrarás más respuestas ahí. La llave la tiene tu casero en el mismo edificio. Y dicho eso se alejó regresando al edificio.
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