Capítulo 15

2563 Words
La habitación era más amplia de lo que pensaba, es que en realidad era un salón con diferentes líneas de sillas para ser ocupadas por los asistentes a presentar el exámen. Me sentí nerviosa y por un momento pensé en irme de ese lugar, pero me obligué a mantenerme sentada y sostener mi lapiz con confianza. Las horas pasaron y las preguntas se continuaban apilando frente a mi, las leí una tras otra, parecían interminables y confusas algunas veces. le di varios mordiscos al lapiz cuando mi mente se cerraba y no sabía qué responder, pero siempre me metía las manos a los bolsillos para sacar un pedazo de chocolate, me ayudaba a concentrarme mejor. Había comprado una barra de chocolate el día anterior para poder esconderlo en el bolsillo de mis shorts, esa era mi tactica especial para superar las largas horas de exámenes, y de paso evitaba tomar agua. En fin, lo respondí todo tan bien como pude, y cuando terminé puse el lápiz sobre la mesa y levante la mirada hacia el techo para tomar un breve respiro. Al salir del lugar me sorprendió ver a Owen esperándome, lo mejor es que tenía un especial de temporada de Starbucks, él ya había aprendido lo que me gustaba. Así que lo abrace cuando me acerque y aproveché para tomar el vaso transparente, porque siempre lo prefería frío, algo que muchos consideraban extraño. No le cansaba de explicarles que solamente podía sentir el sabor cuando estaba frío, y siempre me quemaba la lengua cuando estaba caliente, era inevitable. —Se honesta conmigo, me abrazarte para agarrar tu latte —dijo él riendo y yo solamente le sonreí mientras tomaba un sorbo, no estaba dispuesta a confirmar o negar su acusación. Apoyé la espalda contra un lado del auto para estar junto a él, y él se acercó de forma tímida como si fuera un niño. Me acomodé el abrigo algunas veces y di varios vistazo a al edificio donde minutos atrás había terminado mi tan esperado examen. Era un día frío y nublado, pero seguramente estaría un poco más cálido en el centro de Santa Cruz, lugar donde nos encontraríamos con Jenny y los chicos para comer pizza. —No puedo creer que ya haya terminado —comenté, mientras pensaba en todo el tiempo que me había tomado estudiar, para lograr mi cometido en unas pocas horas. —¿Cómo crees que te fue? —me preguntó. —Creo que Carl seguro estará orgulloso de mis logros —dije con seguridad y me reí por la forma inexacta en que acababa de imaginar a mi tutor con dos pulgares arriba, su expresión simplemente no era algo que veríamos en él en la vida real —. Tengo hambre —añadí de forma inesperada y me moví para subir al auto. —Vale, claro —dijo Owen despertando de su estupor, porque ya me encontraba camino al asiento copiloto —. ¿Pizza my heart? —preguntó y asentí. Últimamente había salido mucho con Owen y sus amigos, me habían presentado su pizzería favorita y no he podido dejar de ir cada vez que se da la oportunidad. —Hoy voy a comprar la camisa negra —le dije, ya que vendían camisas si pagabas dos o tres dólares extra, ya empezaba a olvidar cuánto era la cantidad exacta. Para mi mala fortuna cuando llegué las camisas negras estaban agotadas, y nunca pude comprar una en todo mi tiempo allí. Pero, disfruté de mi pizza de pollo con tocino, siempre fue mi favorita y nunca intenté pedir otra, aunque sí probé las de mis amigos. —Ahora sigue el postre —demandó Jenny, y salimos a caminar mientras decidiamos cuál sería el postre. —¿Y si vamos a la heladería Marianne? —dijo Owen, todos estuvimos de acuerdo. Ese día nos divertimos yendo de un lado a otro, simplemente pasando el rato. Luego terminamos en mi casa donde mi tía había preparado un pastel para mi, no sabíamos los resultados de mi examen pero celebramos el cierre de una etapa de mi vida mientras el verano se abría paso y los chicos se preparaban para su graduación. La vida era sencilla y divertida, llena de pastel y risas, tanto que olvidé a mis padres, mis caminatas en el bosque y él chico que insistía en acercarse a mí. Los abracé a todos con agradecimiento, y me alegré de ver a Carl allí con una caja de chocolates para mí. —¿Te gustaría decir algunas palabras? —preguntó mi tía. —Está bien —estuve de acuerdo, y di un vistazo a todos los presentes —. Simplemente quiero agradecer a todos por ser tan pacientes conmigo, estoy feliz de estar aquí y sentirme parte de este lugar. Cuando terminé todos se quedaron en silencio, pensaban que diría algo más, y yo me apresuré a tomar un pedazo de pastel para que se dieran cuenta que ya no diría más. Luego, hubo todo tipo de conversaciones, y el vino no faltó. La madre de Owen había enviado una botella de vino especial, él nos dijo que había ido a Napa para su cumpleaños y se trajo una gran caja llena de botellas de vino. —Voy a ignorar sus edades por hoy —dijo mi tía, obviamente estaba disfrutando con sus dos amigas que se nos habían unido, aunque puede que también estuviera bromeando porque nunca dijo nada al respecto cuando compartíamos una copa en las noches. Por un momento mientras los observaba a todos sonriendo a mi alrededor me sentí extraña, como si una avalancha de sentimientos me estuviera atravesando y no estaba segura de cómo afrontarlo. Las horas pasaron y mis amigos insistieron en salir de allí, así que nos fuimos para caminar en el bosque. —Este es el lugar favorito de Rossy, si alguna vez no la encuentras seguramente está caminando en este lugar completamente sola —les dijo Owen a los demás. —¿Completamente sola? ¿Si te gusta tanto venir porque la primera vez que salimos te costó tanto seguirnos el ritmo? —preguntó Jenny. —Ella camina lento —le explicó Owen. —¿y por qué prefieres este lugar? —preguntó Marco o tal vez era Polo. —Por nada en particular, simplemente me queda cerca —expliqué, obviamente ellos creyeron que venía en auto y luego caminaba entre los árboles. —Es un lugar bastante bonito —dijo Carl, quién se veía más emocionado de lo normal, probablemente el alcohol del vino le había afectado de alguna forma —, pero, es tenebroso durante la noche. —Lo sé, lo sé, por eso vamos a mi casa —dijo Owen, luego puso el carro en reversa y dió un giro brusco para tomar una calle que lo llevará a su casa —. No está lejos, y lo mejor de todo es que mis padres no están. —¡Fiesta! —gritaron los gemelos. Llegamos a la casa bastante tarde, había neblina en la colina y no podía ver el mar, pero la casa se mantenía a plena vista y de forma imponente. Parecía una cabaña gigante por su color y diseño, pero por dentro no era de esa forma. —Ahora seguro piensas que el chico es hijo de millonarios —me dijo Carl a modo de broma, y lo miré pensativa. —¡Vamos por más... —exclamó uno de los gemelos, esperando que el otro terminará la oración. —Vino...! —el segundo gritó con fuerza y corrió hacia unas escaleras que bajaban a lo que creí era un sótano. Para mi sorpresa la casa tenía una estructura que nunca había visto antes, es que no estaba segura cuál era el piso principal. después de todo la entrada se encontraba en la parte superior de la casa por la forma de la colina, pero por dentro podía seguir descendiendo dos pisos más. Lo que creí sería el sótano era en realidad el segundo piso o tal vez el primero, luego se encontraba una pequeña bodega que por cuestiones de la colina también tenía una puerta de salida y algunas ventanas. Además de todo había una larga terraza en donde Owen nos hizo sentar a todos para contemplar el cielo nublado, probablemente él deseaba mostrarnos las estrellas y puede que el alcohol que había en sus venas lo hubiera hecho creer que ahí estaban. Por lo tanto todos nos sentamos usando largas mantas para resguardarnos del frío sobre los cojines en los anchos y largos sofás, mientras repartían copas de vino y algunas otras cosas. —Deveriamos ver el amanecer —dijo Jenny con una gran sonrisa. Los gemelos enloquecieron en cierto momento y pusieron un poco de música, ellos querían tener su propia fiesta privada, y Jenny se unió para que no bailarán solos. —Rossy... —Owen llamó mi atención y me volví a verlo. —Carl se quedó dormido —señalé al chico que abrazaba una botella de vino. —Te quiero mostrar algo —me dijo, sin prestar atención a lo que decía sobre Carl. Entonces, tomó mi mano y me ayudó a levantarme, para llevarme con él a algún lugar dentro de la casa. —Owen, ¿a dónde me llevas? —pregunté mientras el tarareaba una canción de Ed Sheeran, aunque a veces me parecía que el ritmo cambiaba y cantaba algo de Imaginé Dragons —. Aquí está —dijo luego de subir las escaleras, y fue directo a una puerta que llevaba a una habitación. —Una habitación —dije fingiendo sorpresa. —Mi habitación —se puso la mano en el peycomo la primera vez que me dijo su nombre. —Estás borracho —dije. —¿Por qué tú no lo estás? —me preguntó sorprendido. —Tengo mejor resistencia —le dije mientras entraba para inspeccionar la habitación —, y no me gusta el tequila —, lo cual había ocasionado que los chicos enloquecieran. —Es el favorito de mi padre —dijo con una sonrisa traviesa. —Te vas a meter en problemas —le dije y me dispuse a mirar algunas fotos que había en la pared de su habitación. —Va a matarme —dijo de forma despreocupada. —¿Quien es esta persona? —señalé a alguien en una de las fotos y me volví a él para hacer preguntas —. ¡Owen! Me exalté Al ver que no tenía camisa, el chico se estaba desnudando como si nada. Sus hombros eran bastante anchos, probablemente de tanto nadar, de resto su cuerpo era como el de cualquier otro adolescente delgado y bien alimentado, o había estudiado tanto para el examen que ahora lo describía con palabras muy técnicas, ni siquiera sabía lo que estaba pensando. —Estás desnudo —dijo y él se rió. —No. —Tus manos, te vas a quitar el pantalón —señalé sus movimientos y él se rió de nuevo. —Bueno, sí. Owen continuó con el proceso de desvestirse, hasta quitarse las medias con mucha calma y torpeza. Entonces, me miró de forma extraña y se acercó para mirarme con más detalle, su expresión era bastante cómica a decir verdad, así que sonreí e intenté evitar reír. —Hace mucho calor, y tú traes puesto un suéter —me dijo consternado. —No es un suéter, pero lo parece —comenté, procedí a tocar la tela para mostrarle que era cierto, lo que el tomó como una invitación para hacer lo mismo. —Sí, es un suéter muy inútil —analizó, y entonces empezó a quitarmelo —. No sirve, tienes que quitartelo. Yo no me opuse, simplemente levanté las manos para facilitar el trabajo y lo miré con diversión, me preguntaba que tan lejos iba a llegar. Aunque de todos modos le costó sacar la vestimenta por mi cabeza, tanto pelo lo tenía confundido. —¿También me vas a quitar la camisa? —le pregunté cuando terminó el trabajo, justo mientras inspeionaba el material de la prenda. —¿Tienes calor? —me preguntó. —No tanto cómo tú —le dije —. Te gusta super man —añadí a la conversación, ya no podía evitar hablar sobre su ropa interior. En ese momento él actuó como si realmente fuera conciente de su desnudez, y se cubrió el pecho con las manos. Me reí porque yo estaba hablando de su parte baja, y el se cubría el pecho. —No creo que seas un chico tímido —le dije —. Dime, ¿me has traído aquí con intenciones sexuales? —le pregunté, y él me miró ofendido. —No, claro que no —respondió —. Soy un caballero. —Un caballero al que evidentemente le gusta Superman. —Sí, tengo de muchos otros super héroes también —añadió y se fue a su armario con la intención de mostrarme el resto. —Owen —me apresuré a detenerlo —. Detente, va a ser muy vergonzoso para ti en la mañana. —Es verdad —pensó de forma ausente —, mejor te muestro mi disfraz... —No, mejor no. —¿No? —No, mañana no querrás ver a tu novia a los ojos si me muestras todo eso —comenté. —Cierto, mi novia —asintió, y luego me miró asustado —, a mi novia no le va a gustar que haya traído una chica a mi cuarto. —Está bien, yo soy tu novia —le recordé. —Sí, es cierto —me sobrió de forma coqueta —, eres la primera chica que traigo aquí. —¿A la casa? —pregunté y él negó con la cabeza —, ¿a tu habitación? —Sí. —¿Entonces, hubo otras chicas? —, era una pregunta obvia, pero tenía curiosidad sobre su respuesta. —Por supuesto, pero no cuentan las amigas —explicó —, porque Jenny ha estado en mi habitación, pero ella no es mi novia... A ella le gusta Polo —, lo último lo dijo en un susurro. —Vaya, que escándalo. —Sí, no sé lo digas a Marco —me advirtió y se sentó en el borde de su cama —, vamos a dormir. —Entonces, ¿qué otras chicas trajiste a la casa? —Pues... No me acuerdo, Emilia, sí, ella vino una vez y vimos una película. Bueno, no la vimos, nosotros... —su expresión era sugerente, pero no dijo nada más —, un caballero no cuenta... ¿Cómo era el dicho? —Owen, ¿qué tanto te gustó? —me senté a su lado. —Me revuelves el estómago —dijo con mala cara. —No vayas a vomitar sobre mi —le advertí. —No, creo que sean mariposas —explicó y se rió. Me dejé caer sobre la cama, y miré al techo con poco interés. —No, no son mariposas —exclamó el chico y salió corriendo de la habitación. Estuve esperando a que regresará por un largo rato, pero al final tuve que ir a buscarlos a todos. Fue así como los padres de Owen nos encontraron a todos durmiendo en su cuarto, el chico medio desnudo y nosotros intentando no caer de la cama, menos mal era bastante grande.

Great novels start here

Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD