Después del nuevo año, Ángela sintió que el tiempo iba deprisa, estaba decepcionada de la ausencia de su abuela. El silencio de Ryan seguía doliéndole, y cuando llegó las vacaciones de Pascua recibió instrucciones, pues las niñas viajarían a Londres con su padre. No hubo ninguna decisión sobre ella y entonces creyó con vehemencia que sería enviada a Londres también, eso la emocionó, moría por conocer Londres, y pensó que podía buscar a su abuela. Se ilusionó. Ángela tenía lista su maleta, soñaba con las calles de Londres, conocer Buckingham, el Big Ben, hasta que Effie, que estaba furiosa por su vanidad, fue por ella, anunciándole que Albert quería verla en la biblioteca. Ángela fue ahí, saludó al apuesto joven, que se veía profusamente nervioso y ansioso —Señorita Ángela, bueno… he v