Llevo viendo a mis hijos, no se cuantas horas; después que los ví donde mis padres no pude dejarlos, así que me los traje a casa pues me cuesta decirle que no a esas carita de borrego triste sobre todo si se unen para convencerme, eso si tienen, pueden pasar horas peleando, discutiendo pero cuando quieren algo nada más basta que se vean y nada los detiene. - ¿Puedes dejar de verlos de esa forma, no van a cambiar su rostro te guste o no? - me dice Darla, hablamos en la tarde y como teníamos días sin vernos decidimos reunirnos en mi casa. - No cambiaría sus rostro, son hermosos solo recordaba cuando me entere que venían al mundo. - ¿Por que recordarías el día que más pánico sentiste? - Yo no sentí pánico- me mira subiendo las cejas mientras camina hacia la sala y nos sirve dos copas - es