Me desperté a causa del maldito despertador que Matthew me había obligado a tener, giré sobre el colchón y estiré mi mano para apagarlo. Volví a girar para mirar al techo, mi cabeza se estaba partiendo, si no me equivoco logré dormir lo mismo que nada, toda la noche mi conciencia se encargó de que mi persona se sintiera verdaderamente mal.
Me levanté para ir al baño, me di una ducha rápida y salí para cambiarme. Tomé un poco de café y salí de mi moto para otro maldito día en ese infierno. Recordé que hoy es la maldita fiesta de mi padre. ¡Mierda, nada podía ser peor!
Llegué y me encontré con Paolo y Matthew esperándome para entrar, sin quitarme los anteojos me acerqué a ellos. Paolo se detuvo a mirarme bien.
- Uh, esa es cara de haber tenido mal sexo – Aseguró él.
- Te equivocas Paol
