¡Es que no es posible! ¡Ni siquiera se giró a verme cuando coqueteaba descaradamente delante de ella con alguna de las otras del lugar! Al parecer de verdad... de verdad ya no le importo ni en lo más mínimo. Llegué a mi casa y me tiré exhausto en mi lindo sillón, había ido a la oficina de Carrick y se me había hecho tarde allí. Tomé el control y prendí la tele. -Conquístala, llevándole música a la puerta de su casa. Estamos completamente seguros de que caerá rendida a tus pies. No puedo creer que la televisión me acabara de decir eso. Era como... una sugerencia. Pero... ¿de dónde voy a sacar yo músicos a estas horas y un lunes? Cher se acercó a mí y se sentó a mi lado. - ¿Qué te pasa? -me preguntó. -No te importa, ocultadora de información -le dije resentido. -Si lo dices por Em, d