Miré como terminaba de hablar y colgaba el teléfono. Me miró fijo. — ¿Por qué me sacaste el teléfono? —le pregunté. —Porque creo que ya te estabas pasando —me dijo Susan. —Tenía que decirle lo que pensaba —me defendí —Ahora dame un poco más de vodka. —No —sentenció. — ¿Por qué? —Porque ya viene por ti, y ya no te voy a dar de tomar. —Bueno, como quieras. Déjame pagarte lo que consumí, ¿Cuánto es? —pregunté mientras medio confuso sacaba mi billetera. —Tampoco —me dijo. — ¿Tampoco? ¿Por qué nadie hace lo que yo quiero? —No voy a cobrarte, porque sé que estas mal y has venido aquí con el fin de olvidar. Pero no has podido, así que... esto va por mi cuenta. —Eres lo más cercano a una hermana mayor que he tenido en toda mi vida —dije melancólico. —No te pongas sentimental conmigo, p