“Las decisiones se toman em unos segundos y se pagan el resto de la vida.”
Paolo Giordano
En medio de la rabia y la impotencia, Marcos llama a su madre, estaba más que cansado de aquella mujer y sus reclamos, simplemente ya no deseaba estar casado con Martina.
—¿Qué sucede hijo? Te escuchas alterado debes calmarte. —le exigió.
—Sucede que todo es un error, un gran error, el peor que he cometido en mi puta vida. Debes hacer algo mamá, no creo poder aguantar dos años casado con Martina, es insoportable y caprichosa, me siento como un prisionero, atado de pies y manos. No puedo dar un maldito paso sin tener que tener su sombra a mis espaldas.
—El tiempo pasa de prisa Marcos, sólo aguanta un poco más. Pronto vas a ver que todo este esfuerzo valdrá la pena, estará bien y lograrás tener tu propio imperio, como lo hemos planeado.
—Al ritmo que lleva esta relación, al único lugar que planeo llegar, podría ser la cárcel. No soportó a una persona que cada vez que quiere me humilla, debes hacer algo mamá o de lo contrario no sé cómo saldré de esta relación.
Marcos, alterado cierra su puño con fuerza y y termina la llamada, dejando a Macarena en la incertidumbre de escucharlo derrotado y sin salida.
Ella sale de su oficina y va hasta la de Francesco, abre la puerta sin tocar y abruptamente. Francesco la ve aproximarse con enojo:
—Su relación no está funcionando, esa mujer es muy posesiva y piensa que mi hijo es un objeto.
—Marcos no es un niño y él sabía bastante bien a lo que se iba a enfrentar. —responde displicentemente— Un matrimonio por contrato no es algo color de Rosa. Además es un hombre inteligente y sé que logrará llegar al final de todo esto. Ahora permiso estoy un poco ocupado revisando estos documentos, ¿podemos hablar después?
Ella se impone frente a él un poco molesta, saber que su hijo estaba viviendo momentos incómodos y peligrosos para ella no era algo agradable.
—Si tan sólo miraras a Marcos como un hijo, porque eso es, “un hijo” y lo que has hecho por él, es porqué te he implorado. Nosotros merecemos ser tratados como tu familia, ahora que tu esposa no está y se fue, yo tengo que tomar su lugar de esposa y mi hijo su lugar de hijo, ve pensando muy bien es sacarle una buena parte de dinero a mi hijo para que no tenga que vivir ese infierno con una desquiciada y loca como Martina Farré.
—¿Esto quiere decir que me estás dando una orden? —reclama él casi de inmediato.
—Lo puedes tomar como quieras, pues es nuestro derecho de ser tu segunda familia y como tu querida hija se marchó y él ha estado al frente de la empresa al igual que yo, merece más, mucho más.
Ella sale y él queda sentado en su silla. A su mente, llega la imagen de su amada Fiorella ¡ella era tan distinta a Macarena! El remordimiendo como un dardo se aloja en su pecho. Lo invaden los recuerdos de aquellos momentos felices que disfrutaron, pero también todo lo que tuvieron que pasar para finalmente estar juntos.
Veinte años atrás...
La familia Nuzzo es una de las más pudientes familias del Italia. Salvatore Nuzzo y su esposa Isabella Fiorini, tienen una hermosa hija, Fiorella es muy buena chica, siempre los ha apoyado en los asuntos de la empresa familiar “Constructora Nuzzo-Fiorini”.
Sin embargo, ella se ha enamorado de Francesco, uno de sus empleados, un simple asalariado sin aspiración alguna. Esto es algo que Salvatore Nuzzo no tenía dentro de sus planes, aspiraba que su única hija fuera la esposa de uno de sus socios.
Fiorella sabe que su padre es capaz de todo por separarla de Francesco, incluso de mandarla a New York con su hermano Estefano.
—Francesco no sé que hacer, mis padres no quieren que estemos juntos.
—La única forma es irnos de Lombardia, salir de Italia. Podemos irnos a España.
—¿Está seguro que salir del país y huir juntos será una buena idea? ¿De qué viviremos?
—La vida es un reto Fiorella, si nos quedamos aquí, no podremos ser felices ¿Acaso quieres que nos separen? Recuerda que ya hce un mes que llevas en tu vientre nuestro bebé y el fruto de nuestro amor.
Ella estaba más que decidida a vivir su historia de amor, sentía ese fuego que quemaba sus venas, el del verdadero amor, y frente a ella y dispuesto a escapar juntos, el hombre que mezclaba sus emociones y prometía amarla y cuidarla todo el tiempo.
Juntos escaparon y se fueron a España. Con el dinero que él traía y la emoción del momento, solo ellos dos, un traje de boda sencillo, blanco, un pequeño velo en su rostro consumaron legalmente su amor. Aunque fue algo pequeño e insignificante, el amor entre ellos se desbordaba como una cascada en un río caudaloso. Una vez casados, ella le informó a su mamá sobre su embarazo. Aunque Isabella no estaba de acuerdo del todo con aquella relación, no dudó en ayudar a su hija y a escondidas de Salvatore, le envió dinero suficiente para que no pasara necesidad en la calle, mucho menos ahora que tendría una hija. Ella le dijo a Francesco sobre aquel dinero, mas él se negó al comienzo en recibirlo.
Los díaspasaron y él no conseguía un buen empleo, aún no tenía sus papeles en regla y el embarazo iba creciendo. No teniendo otra salida que aceptarlo, decidieron empezar con un pequeño restaurante que pronto con su trabajo y el apoyo de Fiorella se convirtió en unos pocos años en una franquicia de restaurantes. pa Fiorella era muy inteligente, con sus conocimientos en el tema de marketing y comidas Italiana, logró que su franquicia obtuviera éxito rápidamente. La pareja estaba feliz, tenían a la pequeña Zoe y su vida empezaba a fluir de manera positiva.
Tres años después, ya tenían personal, aparte de una extensión en Barcelona de su restaurante. Decidieron montar una oficina desde donde podrían resolver los asuntos administrativos. Lo que inició como un sueño, se había convertido en una hermosa realidad, sin saber que la felicidad siempre viene tomada de la mano del dolor.
—¿Piensas seguir despreciándome? —Macarena una empleada muy seductora se había vuelto la piedra en el zapato en la felicidad de ellos dos, aunque Francesco se negaba a sus insinuaciones, ella fue más astuta y lo enredó, de alguna manera se introdujo entre sus planes, y allí estaba, después de quince años, viviendo una doble vida con una de sus empleadas.
Fiorela tenía sus sospechas desde hacía algún tiempo, así que se ocupó en descubrir lo que realmente Francesco le ocultaba. Los asuntos de la empresa le quitaban tiempo y la mantenían ocupada. En la industria de la comida, cualquier error podría notarse muy rápido. Así que para ayudarse y sacar esas dudas de su cabeza, contrató a un detective. No pasó un mes completo cuando el detective se presentó en su oficina con fotos y pruebas contundentes. Aquel miedo que ella estaba sintiendo, se había confirmado ¿Donde quedaron las promesas de amor? ¿Por qué de esta manera? Todo se tornó gris en ese momento. Sin esperar a que aquel hombre terminara de hablar, ella fue a su cartera saco efectivo y después de pagarle, tomó dos de aquella foto y se marcha a la oficina de Francesco.
—¿Esta es la forma en la que dice amarme? ¿De esta manera me pagas todo el amor y la dedicación que te he dado? Toda mi vida se derrumba en este momento, solo por unas piernas bonitas.
—Déjame explicarte, todo esto puede ser un malentendido, no quiero perderte, esas fotos no son nada, Fiorella, por favor déjame hablarte.
—¿Mis ojos me mienten? La manera tan fría en la que te has comportado últimamente no pueden ser mentira, ya no me miras ni me toca cómo solías hacerlo, no eres ese hombre que me deseaba y me miraba con destellos en sus ojos. ¿Está de la forma en que me pagas todo el amor que te he brindado? ¡ Eres um maldito mentiroso, Francesco! No sabes cuanto te odio.
Él intentó acercarse para calmarla, mas en ese momento Macarena venía entrando por la puerta y cuando Fiorella la vio entrar, toda su rabia y su odio se desbordó. Ella no pensó, su mundo se había derrumbado y solo sentía un fuego que la quemaba, no quería estar en aquel lugar por más tiempo. Salió a toda velocidad, chocándole el hombro a esa mujer. Regresó a su oficina, tomó las llaves de su auto y salió sin rumbo fijo, sólo deseaba estar con su hija, refugiarse en ella, era lo único bonito que me quedaba de su relación de dieciocho años de mentiras y engaños.
Un volcán había hecho erupción en su pecho, la lava caía quemando su ser. No podía pensar con claridad, ni siquiera podía ver con claridad, las lágrimas rodaban por sus mejillas, pasó el reverso de su mano para secarse, cuando quiso abrir los ojos y recordó que iba conduciendo, no tenía salida, venía un auto directo hacia ella en el carril derecho y cuando miró a su izquierda, había cruzado el semáforo en rojo, lo único que pudo hacer fue acelerar para evitar ser arrollada por aquel auto, fue maniobrar con el volante hacia la acera. Terminó impactando con un gran árbol, su rostro impactó violentamente contra el vidrio y quedó inconsciente.
Minutos más tarde, escuchó las sirenas de la ambulancia y al intentar abrir los ojos, todo era borroso, no sentía ni siquiera el dolor de aquella herida, ya que el dolor de su corazón era aún más fuerte. Ella cerró sus ojos mientras era llevada a sala de emergencia.
—¿Usted es el esposo de la señora? —preguntó la doctora al salir del cuarto donde la tenían en observación.
—¡Así es! ¿Cómo se encuentra? Necesito saber de mi esposa por favor doctora estoy desesperado. —repetia sin parar
—Su esposa, tiene golpes severos en su cráneo, en este momento presenta un cuadro médico muy delicado. Posiblemente tenga una hemorragia interna. Estoy esperando el resultado de la tomografía que acabo de realizarle. Puede entrar sólo unos minutos y verla, pero no puede alterarla. Hace unos segundos abrió los ojos y está consciente, solo trate de mantenerla tranquila. Ahora con su permiso.
Después de decir esas palabras la doctora se alejó, él dio dos pasos adelante, pero luego dudó en entrar, se sentía miserable, la culpa y el dolor era la ropa que vestía en ese momento. Él siguió sus pasos y llegó hacia esa mujer, a la mujer que prometió darle el cielo, estaba tendida sobre aquella cama por su culpa, por algo pasajero y sin futuro.
—¿Dónde está mi hija? Quiero verla —es lo primero que escuchó de Fiorella.
—Perdóname mi amor, perdóname, todo sucedio tan rápido, no imaginas cómo me dueleFiorellan estas condiciones.
Ella queda en silencio y él sigue implorando perdón, sostiene su mano y la mira a los ojos, cuando ella hace el intento de responder el monitor comienza a acelerarse y de la nada aquel sonido y la línea recta indican lo inevitable. Una gran tragedia. La enfermera lo sacó de la habitación.
—Debe salir, estamos en emergencia.
—No, no deseo dejarla, ella es mi vida.
—Lo siento, no puede estar aquí. —Francesco sale con el alma destrozada.
A lo lejos ve venir a su hija, ella se acerca a él, desesperada y llena de angustia.
—¿Dónde está mi madre? ¿Papá, cómo está, cómo la viste?
El silencio es perturbador, él exhala un suspiro.
—Tu madre está muerta, mi Fiorella nos abandonó. —se quiebra en llanto
Zoé en ese momento cayó de rodillas, su madre, su amiga estaba muerta.