Capitulo 6

1504 Words
Tras una noche de charla y risas, me di cuenta que Isabella podía ser una gran amiga, una persona que podía ayudarme demasiado. En un principio, el cambio de habitaciones me afectó demasiado, pensaba que la única persona con la que podía convivir era Laura, por nuestras personalidades similares pero era una chica demasiado divertida, no tuvimos que hablar de temas serios o conocernos, hasta las arañas fueron temas divertidos de esa noche. Aprendí varias cosas de Isabella esa noche. Odia que le llamen niña buena. Ama leer. Sabe bailar. Y la persona que más quiere en el mundo es su hermano mayor. Tuve que hacer un enorme esfuerzo mental para levantarme la mañana siguiente, había descansado y no estaba tan cansada como ayer pero amaba tanto estar en la cama, pero me desperté por mucho que me costara y me senté en la cama. Isabella no estaba en la habitación. No me sorprendía, anoche le conté que amaba dormir y ella se disculpó por molestar, seguramente esta mañana se levantó haciendo el mínimo ruido, para dejarme dormir y eso era algo que le iba a agradecer. Miré el reloj para darme cuenta que era la hora de comer. —j***r—me queje. No me importaba perderme una o dos comidas por dormir, me gustaba dormir y realmente necesitaba descansar pero había perdido parte del día y no sabía bien cómo recuperar, aún tenía deberes que hacer, y cosa en las que ponerme al día, así que esta pérdida de tiempo me iba costar un domingo de trabajo. Alguien golpeó la puerta, haciendo que me tuviera que levantar de la cama y abrirla para encontrarme a Laura que me miraba tranquila. —¿Qué haces aquí?—le pregunté mientras me hacía una coleta. Mi amiga entró a la habitación como si nada. —Te vengo a buscar para que vengas a comer conmigo—aviso. Suspiré. —Dame cinco minutos—le pedí, ella se sentó en mi cama sin darme una respuesta pero la conocía lo suficiente como para saber que me iba a dar el tiempo que necesitara. Abrí mi armario, para decidir qué ponerme y por suerte los sábados no debíamos llevar el uniforme, si había alguien con pocas ganas de pensar, se lo podía poner pero el fin de semana era el día que usábamos los alumnos para presumir de ropa, y de dinero con eso. —¿Dónde está tu compañera?—me preguntó. La mire mientras sacaba un pantalón deportivo y una sudadera. —Ni idea—comente sin entender porque preguntaba eso, yo no tenía porque saber donde estaba Isabella, ella era suficientemente capaz de valerse por ella misma—Se habrá despertado, y marchado sin hacer ruido—explique. —Pues no es tan mala la chica—comentó mi amiga. —Es maja, creo que simplemente es tímida—explique. Me vestí y miré a mi amiga. —Pues me alegro que tengas una buena compañera, te mereces eso—me dijo y le sonreí. —Vamos—. Salimos tranquilas del edificio de chicas mientras me contaba lo que hicieron ayer, me daba algo de pena no haber cenado con mis amigos pero no quería cambiar para nada la conversación que tuve con Isabella. Estaba tan centrada en mi grupo de amigos que nunca me di la oportunidad de conocer nuevas personas, siempre estaba con las mismas personas y abrirme a una persona que era divertida, me gustaba. Parece ser que ayer planearon, una broma para los chicos del equipo de fútbol y así bajarles el ego para que no se metieran con nadie en un tiempo, una cosa bastante común en mis amigos que odiaban, como yo, a los matones. Estaba tan distraída que ni me di cuenta cuando entramos al comedor y choque con uno de los chicos del equipo de fútbol, y para poner más picante en mi suerte, era uno de los más grandes. —Eres estupida ¿o que?—me pregunto gritando, mientras se quita la comida que le había tirado encima de su uniforme de futbol—Mira por donde vas, j***r, mira como me has puesto—. Me quedé tan sorprendida que no sabía qué responder, no podía. Fue un m*****o accidente, cualquiera en su sano juicio, sabría que no iba a desaprovechar comida tirandola encima de un idiota, hay cosas mejores donde echarla pero estaba claro que este chico, era idiota y no usaba su cabeza. —Esa no es forma de tratar a una chica, idiota—comento alguien detrás de mi, me sorprendí al girarme y ver a Isabella, me sorprendío demasiado esa forma de reaccionar—Eres tú el que iba distraido, jugando con ese estupido balón que ni utulizar sabe, estupido engreido —añadió. El chico se quedó blanco de la impresión, miró su balón sin saber qué decir. —Se usa con los pies—le avise al ver que lo tenía en la mano. El chico se fue en silencio saliendo del comedor. Mire a Isabella. —Menos mal que eres tímida—le dije impresionada. —No cuando se meten con mis amigos—aviso. Me gustaba que me considerara una amiga, me gustaba que me llamara así. —Venga vamos que te invito a un helado—le dije pasando mi mano por sus hombros. —Pero si son gratis—comentó riendo. —Por eso—le dije. Las dos reímos. Fuimos a por los helados para después sentarnos en una mesa aparte juntas, todos nuestros amigos se quedaron impresionados y quietos durante unos segundos pero cuando nos vieron tranquilas y hablando, se unieron a nuestra mesa. Nadie habló al principio, solo Isabella y yo, no les culpo, no se conocen y es la primera vez que estamos juntos, todos por lo que no iba a presionar a nadie. —¿Que pasa que para hablar en esta mesa hay que meterse con un deportista? Porque yo también sé tirar la comida a la gente—habló Matt quitando algo de tensión al asunto, y estaba claro que si alguien lo haría, sería él. —Pero seguro que a ti no te defiende ni una chica guapa—le avisó Laura riendo. —Ni ningún chico guapo—comentó Adrien, haciendo que todos miramos, nunca me imaginé que estos niños buenos pudieran ser tan divertidos. —Igual alguno feo—aviso Luis encogiéndose de hombros. Isabella negó sin dudarlo. —Los únicos feos están en esa mesa—avisó ella señalando la mesa de los deportistas. Seguimos la comida con bromas y risas, nunca me espere divertirme tanto con este grupo, parecen tan serios e inalcanzables que siempre pensé que en su mesa se discutía sobre política y economía, que no se daban el tiempo de ser adolescente pero está claro que las apariencias engañan. Terminamos saliendo cuando las limpiadoras nos echaron para que pudieran limpiar. —¿Qué os parece ir todos a las grapas?—preguntó Matt y todos le miramos, que propusiera ir a las gradas no era nada nuevo, era el sitio de reunión de nuestro grupo, pero que invitara al grupo de Isabella era nuevo—Podemos ver como entrenan esos idiotas y reirnos un rato—añadió. —Yo ya he tenido suficiente contacto con deportistas por un mes—avisó Isabella. —Yo también—comento Aiden. —Bueno, yo me apunto a lo de las gradas—comentó Laura. Mire a Isabella, me gustaría que vinieran con nosotros pero estaba claro que teníamos ideas diferentes de diversión y que era la hora de separar a nuestros amigos, para que no se cansaran. —Gracias por ayudarme, que no te lo he dicho—le dije a Isabella y me miró sorprendida. —No hace falta que me des las gracias, no me cuesta—me dijo sonriendo. Tras ese pequeño momento ellos se fueron por su lado y nosotros caminamos hacía las gradas, Matt se me acercó. —Es maja—me dijo Matt y le mire. —Y muy guapa—añadió Laura. Matt negó el comentario de Laura y lo miré. Matt hace mucho que era mi mejor amigo, no solíamos hablar de amores, creo que nunca le he visto interesado en nadie, nunca habla de nadie por lo que cualquier comentario sobre una chica, hace pensar a todos que le gusta, pero no creo que sea eso. —Es muy maja, ayer hablamos un rato a la noche y me divertí mucho—le conté—Deberías intentar acercarte a Aiden—le comente sabiendo que si se hacían amigos pasaremos más tiempo con ese grupo. —¿Quieres tener citas dobles con la parejita?—me pregunto riendo y le mire. —Eres tonto—. Reí mientras golpeaba su pecho. Dejamos el tema, por mucho que quisiera pasar más tiempo con Isabella no podía presionar a mis amigos a querer lo mismo, así que dejaría que las cosas fluyeran solas.
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