Violando Privacidades

1206 Words
En la tercera noche, desde el inicio de la cuarentena, las cosas se pusieron un poquito raras. Pao decidió pasar tiempo en su cuarto, a pesar de que tenía disponible el de Milagros. Creo que lo hizo para marcar territorio. Durante la tarde tuve un pequeño encontronazo con mi prima Jessica, porque a ella le molestó que yo quisiera sacar tres tomos de comics de mi propia pieza, cuando ella estaba durmiendo. No es mi culpa que duerma a mitad del día. Ella se quejó diciendo: “Estamos en una puta cuarentena, ¿qué mierda importa la hora del día? Yo quiero dormir”. Pude haberle respondido que era mi pieza y yo podía entrar cuando se me diera la regalada gana. Pero preferí evitar problemas y me fui a leer a la pieza de Pao, creyendo que al menos allí podría estar solo. Nunca supe si Pao tiene algún pasatiempo, más allá de estar todo el día revisando Twitter e i********:. Sé que a veces se pone a mirar videos de YouTube, en la computadora que tiene en su cuarto. Eso fue exactamente lo que se puso a hacer. No me molestó para nada, porque la computadora está en un escritorio, y yo me quedé leyendo en la cama. Ella al menos tuvo la buena voluntad de ponerse auriculares para mirar los videos. Hasta ese momento no tuvimos ningún problema. Al parecer ella se cansó de mirar cosas en YouTube. Cruzó la pieza y se acercó al ropero, donde hay un espejo enorme en la puerta del medio. Ella apuntó al espejo con su celular y comenzó a sacarse fotos haciendo gestos absurdos, como darle besos al aire y flexionar mucho la cadera para que su cola quedara más levantada. Esto fue lo que más me sorprendió. Ella tenía puesto un diminuto short blanco, que le tapaba la mitad de sus redondas nalgas. Espero nunca tener que decirle que tiene un buen culo, porque sin duda lo tiene. Bueno, creo que mis cuatro hermanas salieron con buenos culos, y ese es uno de los principales motivos por los que no puedo tener amigos. Nunca falta el que quiere venir a casa para mirarle el culo a mis hermanas. ―¿Podés salir de la cama? ―Me preguntó Pao, de mala gana. ―¿Qué? ¿Por qué? Si te querés acostar, hay lugar suficiente ―la cama era de dos plazas, y yo soy bastante flaco. ―Es que salís en todas las fotos… y no quiero ―ahí comprendí, el espejo apuntaba directamente hacia la cama. ―Pero… pero… ―me di cuenta de que éste podría ser el inicio de una nueva discusión, ya había ganado el derecho a jugar a la Play en su cuarto, lo mejor era no tentar demasiado la suerte―. Está bien, me quedo en la cama, no creo que se vea completa en el espejo… ¿si me siento así se ve? Me hice una bolita contra el respaldo de la cama, dejé las rodillas a la altura de mi mentón, podía leer mi comic en esa posición. ―Mmm… bueno, está bien. Ella siguió con sus fotos, y me di cuenta de que intentaba que mis pies no salieran en el reflejo del espejo. Para eso se paró derecho a mí. Se agachó un poco, supongo que para dar énfasis a su escote. La mayoría de las fotos del i********: de Pao están tomadas desde arriba. No es tan tetona como Camila, pero sé que está orgullosa de su busto, y le gusta mostrarlo. El problema es que al inclinarse de esa manera, su culo quedó apuntando hacia mí… y ese shorcito no cubría tanto como debería. Para colmo era bastante ajustado, y se le marcaba mucho el papo. Intenté concentrarme en mi comic, y la tarea me resultó imposible. No estoy acostumbrado a mirarle el culo a las mujeres, mucho menos a mis hermanas… la abstinencia ya me está pesando. Este es el tercer día que paso sin hacerme una paja, algunos dirán que tres días sin pajearse no es nada; pero yo estoy acostumbrado a tener mi propio cuarto, con mi computadora… y sí, ahí puedo mirar todo el porno que se me antoje. Mi rutina de masturbación incluye al menos una al día… tal vez más. Aunque me cueste, debo admitir que Pao tiene unas nalgas espectaculares; ya quisiera yo tener una novia con un culo tan grande y redondo como ese. ¡Las cosas que le haría! Además… ¡Uf! ¡Cómo se le marca la concha! No acostumbro ver a mis hermanas como mujeres, sino como entes molestos que habitan en mi casa; pero ahora, por culpa de Pao, soy consciente de que ellas tienen concha, y tal vez la tengan muy bonita. Mi mente divagó, intentando imaginar cómo serían los labios vaginales que escondidos detrás de la bombacha de Pao… y mi v***a empezó a despertarse. Ella siguió con sus fotos, como si yo no existiera. Cuando se dio la vuelta, hundí mi cara entre las páginas del cómic, al tener las piernas flexionadas ella no notaría mi incipiente erección. Pensé que iba a decirme algo, que había notado que yo la espiaba; pero no. Su intención no era otra que la de fotografiar su gran culo en el espejo. ―¿A quién le vas a mandar esas fotos? ―Pregunté, sin apartar la mirada del cómic. ―¿Y a vos qué mierda te importa? ―Respondió, desafiante―. Es mi culo y con él hago lo que quiero. ―¡Está bien! Che… que mala onda. Te pregunté bien, solo para charlar de algo. No quiero meterme en tu vida. ―Bueno, no te metas. Sacó un par de fotos más, centrándose en sus nalgas que se reflejaban en el espejo. Después dejó el celular en la mesita de luz y dijo: ―Me voy a bañar. Cuando vuelva quiero dormir, así que vamos a apagar la luz. Sabía que le molestaba que yo siguiera leyendo mientras ella intentaba conciliar el sueño, yo tenía dos opciones: dormir o ir a leer al living. ―Está bien ―le dije, restándole importancia―. Yo también tengo sueño. Abandonó el dormitorio, bamboleando sus grandes y turgentes nalgas, fue imposible no mirarla. Cuando me quedé solo miré de reojo el celular y descubrí que la pantalla no había sido bloqueada. Rápidamente lo agarré y deslicé un dedo, buscando la galería de imágenes. No sabía por qué estaba haciendo eso, era extremadamente peligroso; pero estaba muy aburrido. Quería ver las fotos que se había sacado. Las encontré con facilidad, las últimas dos eran las más interesantes, las nalgas de Pao ocupaban toda la pantalla y se podía ver cómo la bombacha le marcaba la concha. Mi v***a reaccionó ante estas imágenes sin tener en cuenta que esa era mi propia hermana. Me recriminé a mi mismo por reaccionar de esta manera con Pao. Si se tratase de Camila no me molestaría tanto, ella es muy hermosa y me cae bien; pero Pao… a pesar de que la odio… ¡qué culo tiene! Es una maravilla. Si tuviera amigos, podría venderles esas fotos por un buen precio.
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