―No, claro que no. Si hasta me cuesta imaginar que lo hayas hecho una vez. ―Y si te lo conté fue por el lindo tratamiento que me diste ahí abajo… ―¿Te gustó? ―Bastante. Tenés mucha habilidad para esto, hija… pero ya podemos ir terminando con el asunto. No creo en milagros, sin embargo lo que ocurrió en ese momento se acercó mucho a uno. Las acciones transcurrieron muy rápido. Se me dio por retroceder, con la clara intención de meterle más la v***a a mi hermana, pero justo en ese momento a mi madre se le dio por apartar la sábana. Priscila, que reaccionó muy rápido, también colaboró. Ella se movió lo justo y necesario para que mi v***a saliera. Cuando quedamos totalmente expuestos, mi madre se fijó en mi m*****o erecto, que estaba encajado entre los labios vaginales de Priscila… por fu