La Experiencia de Priscila. ―Fue raro tocar el interior de la concha de otra mujer ―dijo Priscila. Esta frase, sin contexto, ya de por sí sería brutal; pero la situación en la que se estaba dando la hacía incluso más morbosa. A mí cerebro aún le costaba procesar que cuando Priscila habla de “su amiga” en realidad se refiere a lo que hizo minutos antes con nuestra hermana, Milagros. A eso le tengo que sumar que mientras cuenta todo, le está acariciando la concha a su mamá… a mí mamá. Selene parece tomárselo con calma, quizás se deba a que ella, al igual que yo, pasó por un período de adaptación que la llevó a hablar de sexo de forma mucho más directa y explícita con miembros de su familia. Y esto no era todo lo que mi frágil mente de pajero juvenil tenía que procesar, porque además mi