―¿Qué más pasó con la v***a de tu amigo? ―Quiso saber mi mamá. ―No mucho, se la miré durante un ratito, desde muy cerca… y cuando se la quise tocar, él acabó… en mi cara. ―Me puse tenso, la historia que estaba contando era la mía… lo que había pasado entre nosotros―. Al principio me enojé mucho con él; pero después, charlando con Milagros y Mateo, entendí que a veces los hombres pueden acabar con poco estímulo, especialmente si tienen poca experiencia. ―Eso es muy cierto ―dijo mi mamá―. Y no hay nada de qué avergonzarse ―sabía que esa frase estaba dirigida a mí―. ¿Ya hiciste las paces con tu amigo? ―Sí, ya nos llevamos bien. ―¿Y tuvieron alguna otra interacción? ―No. Pero sí hubo algo más… y esto no te va a gustar. ―¿Por qué no? ―Porque fue con una chica. Mi mamá apretó tanto sus