―¿Sobre qué? No hubo respuesta, mi mamá entró, cerró la puerta detrás de ella y se paró a los pies de la cama. ―¿Qué están haciendo? Si bien mi mamá mostró una gran apertura hacia cuestiones sexuales, lo hizo porque había motivos para ello. No sabía cómo iba a reaccionar si llegaba a enterarse dónde estaba mi v***a. ―Nada, mamá. Estábamos por dormir. Ando un poco bajoneada, y le pedí a Mateo que se quedara conmigo. ¿Qué necesitás? ―Mmmm… ¿y por qué andás bajoneada? ―Por nada, el encierro… ―A mí no me mientas, Priscila. Sé que nunca te molestó estar encerrada. Selene caminó alrededor de la cama, y quedó parada frente a mí. Me excité mucho al ver que tenía puesta una bata azul que a duras penas le tapaba las tetas, incluso me pareció ver que su concha se asomaba debajo de la corta