CAPÍTULO DIEZ Mientras conducía la patrulla prestada a la casa del alcalde Nelson a las afueras del pueblo de Dighton, Jake no pudo evitar pensar en el circo mediático del día de ayer. El recuerdo aún lo inquietaba. Los reporteros entusiastas lo habían acorralado en la escena del crimen cerca de Hyland, bombardeándolo con preguntas. Jake había hecho todo lo posible para seguir el reglamento y no decir nada que provocara pánico entre la población. —Aún no tenemos suficiente información —había dicho cuando se le preguntó si un asesino en serie estaba al acecho en esta parte del estado. Pero el reportero había seguido presionando a Jake mientras él y el sheriff estaban haciendo su camino a su auto, exigiendo saber: —¿Qué no nos están diciendo? ¿Qué están escondiendo? Jake gruñó por lo b