Rose estaba sonriendo y sonrojada mientras reservaba una cita con su médico para revisar formalmente su recién descubierto embarazo, ya que Elvis dijo que es mejor que la maneje otro médico que él. -Hola doctora Joan, me gustaría verle. ¿Puedo concertar una cita con usted? Creo que ya faltan algunas semanas-
-Vaya, eso es una buena noticia, Sra. Richardson. Venga el viernes por la mañana, estaré disponible- Doc. Joan respondió.
-Eso está bien para mí- respondió Rose.
-Estaré deseando conocerte. Felicitaciones una vez más -
-Gracias- respondió Rose antes de colgar la llamada. Ella llamó a la puerta justo cuando estaba colgando -por favor, entra- se volvió hacia la puerta.
-Buenos días, señora y felicitaciones por su pequeño- dijo Micah, entrando en la habitación.
Rose sonrió -gracias, pero ¿cómo te enteraste?- ella preguntó.
-Su esposo me lo dijo esta mañana cuando me estaba instruyendo sobre qué hacer para usted a partir de ahora-
Rose sonrió con cariño -qué amable de su parte, me hace amarlo más, es tan amable y de buen corazón-. Esperó en silencio la respuesta de Micah, pero lo que sucedió a continuación la sorprendió.
Micah caminó hacia el tocador y colocó la bandeja con la comida que llevaba encima, diciendo fríamente -sí, es un buen hombre-
El tono de su voz no solo sorprendió a Rose sino que también la hizo preguntarse qué pasaba, frunció el ceño y no pudo evitar preguntar: -¿Pasa algo?-
Micah cerró los ojos y exhaló de manera uniforme, abrió los ojos y le sonrió levemente -Por supuesto que no, pero tengo que ir a limpiar la cocina ahora-
Rose no le creyó, pero aun así asintió y él salió de la habitación, cerrando la puerta ligeramente detrás de él. Se paró en su lugar, sin apartar la mirada de la puerta mientras pensaba en lo que acababa de suceder, sino recordando su embarazo, eliminó cualquier otro pensamiento de su mente mientras acariciaba suavemente su barriga, enviando una oración silenciosa al cielo para que diera nacimiento a este antes de acercarse al tocador para ver qué desayuno tomaría.
***
Cuando Rose se retiró a la cama después de un largo día de compras para su pequeño, estaba tan cansada y débil que se durmió inmediatamente y su cabeza tocó su almohada. Se despertó en medio de la noche con un ligero dolor debajo del abdomen. Se agachó para acariciar su barriga mientras fruncía el rostro de dolor y en ese momento, notó que algo se filtraba fuera de ella. Frunció el ceño y se acercó a su parte privada cuando sintió algo cálido y líquido en sus dedos. Su corazón latía fuerte en su pecho y se negó a creer lo que su corazón ya estaba señalando mientras salía de la cama. Se agachó por el dolor y caminó lentamente hacia el baño.
Ella levantó los dedos y al ver el líquido rojo brillante deslizarse por sus dedos -¡no!- gritó -no, no otra vez, por favor no otra vez- siguió llorando y se desplomó en el piso del baño, rodando de dolor tanto en el estómago como en el corazón. Ella gritó cuando el dolor se volvió insoportable y cerró los ojos, deseando que Elvis estuviera cerca, pero Elvis tuvo que ir a Chicago debido a una reunión que Thomas quería que él asistiera. La puerta del baño se abrió y allí estaba Micah mirándola con preocupación claramente escrita en su rostro.
Al ver la sangre en el suelo y Rose retorciéndose de dolor, rápidamente corrió hacia ella para ayudarla a levantarse, llevándola a la ducha para lavarla. La dejó en la ducha y se apresuró a entrar en la habitación para hacer una llamada telefónica. Para cuando regresó al baño, Rose ya había perdido el conocimiento.
***
Rose se despertó y vio a Micah y a su médico a su lado, notó que estaba acostada en la cama y no recordaba lo que sucedió de inmediato. Su mente estaba confusa mientras trataba de recordar, miró de Micah a Joan, con el ceño fruncido asentado en sus cejas.
-Vine inmediatamente, me llamaron- dijo Joan -Me alegro de que estés despierta ahora y, por favor, dale las gracias a Micah, es un buen hombre- agregó.
Rose miró a Micah, todavía sin entender lo que estaba pasando, volvió a mirar a Joan, quien suspiró y negó con la cabeza -Rose, tuviste un...-
Solo las palabras no dichas de él causaron que un destello de recuerdos se precipitara en la mente de Rose e inmediatamente se aferró a su barriga, mirando de Joan a Micah y luego a Joan mientras las lágrimas nublaban su visión -¿qué pasa con mi bebé? ¿Cómo está mi bebé, Joan?-
Joan suspiró -Rose...-
-¿Cómo está mi bebé? ¿Cómo es el?- Preguntó, su respiración salía en jadeos mientras trataba de calmarse y escuchar lo que Joan quería decir.
Micah corrió a su lado para abrazarla, pero ella le apartó la mano de una palmada, con la mirada fija en Joan -¿cómo está mi bebé? Por favor, dime que mi bebé está bien, tienes que decirme que mi bebé está bien - pronto estaba hiperventilando y Micah rápidamente la agarró de la mano para calmarla.
-Rose, Rose, escucha, tienes que calmarte- le dijo gentilmente -solo cálmate, ¿de acuerdo?-
Rose lo miró -Micah, mi bebé, ¿qué le pasó a mi bebé? Por favor, dime que está bien, por favor-
Micah cerró los ojos y suspiró: -Lo siento, Rose, pero no puedo decirte eso, Joan intentó todo lo que pudo, pero el bebé ya se había ido antes de que el pudiera llegar-
-No, no, me estás mintiendo- miró de él a Joan -dime que está mintiendo, por favor Joan, dime que me está mintiendo. Mi bebé está bien, él está bien, ¿verdad? - Rose estaba perdiendo la cabeza y simplemente no podía comprender lo que estaban diciendo o tratando de decirle. No, no puede ser, no puede haber perdido otro bebé, no había forma de que tuviera un aborto espontáneo. Hizo todo lo que le dijeron que hiciera, comió todo lo que le dijeron que comiera. Ella descansa mucho y trató de no estresarse, ¿cómo pudo haber abortado?