•Sábado de fiesta, domingo de resaca.

2026 Words
No tengo ni la más mínima idea de que hora puede ser. Mis piernas duelen de tanto bailar y mi vista ya está demasiado irritada de tanto color amarillo. Está sonando Adagio por toda la casa, mi cuerpo se mueve al ritmo de la música sacudiendose libremente. En todo el rato que llevamos aquí perdí a mi hermana, a Noah, Fred y Mo. No he bebido alcohol, ya que Liam sacó de su bolsillo pequeñas pastillas de distintas formas y colores. Éxtasis. Nos dijo que media pastilla y mucha agua harían que esta fiesta sea la mejor de la década. Y vaya que lo está siendo. —Me duelen los pies —grita Peter junto a mi—, pero no puedo parar. Me ha pasado seguido de estar bailando en la ronda y cuando me quiero dar cuenta le estoy bailando a la mesa del DJ toda alocada. —Mierda, yo tampoco puedo parar —me carcajeo. La gran mayoría estamos usando lentes de sol, si, de noche y con luces haciendo que nuestras cabezas se pierdan en un limbo de droga, agua y baile techno. Las vibraciones en mi cuerpo son sumamente extrañas, a veces soy consciente y a veces no tengo idea de que sucede a mi alrededor. La etapa de la euforia ya había pasado, por lo que estuve hablando con Liam, la que le suele seguir es la hora los abrazos. —¿Sabes que te quiero mucho? —Pit se lanza sobre mi pasando su brazo por mi cintura. —También te quiero, Harrison. Deberían ver esta rara escena. —Me pareces una chica de lo más cool, pequeña Tyson. Es más, hoy te nombro mi mejor amiga. Me encojo de hombros restandole importancia a sus palabras y le deposito un pequeño beso en su mejilla. Ambos seguimos bailando y detrás de mi se posiciona Liam, posa su mano sobre mi hombro tratando de seguirme el ritmo, giro para bailar con él y luego de algunos pasos juntos la cosa se pone rara. —No puedo dejar de pensar en ti —habla en mi oído. Sus palabras me causan pequeñas carcajadas, estoy en un estado consciente no tan consciente. ¿Me explico? Soy consciente de todo lo que está pasando a mi alrededor, entiendo y proceso cada cosa que veo o escucho, pero estoy tan liberada, que aparentemente cada acción que tomo esta influenciada por el éxtasis. —¿A que te refieres? —me alejo bastante incómoda pero su mano agarra con firmeza mi muñeca. —Tu baile en la playa, tu manera de ser, todo en ti me gusta. Su aliento choca contra mi cabello al hablar cerca de mi oreja causando cosquilleos y choques de electricidad en todo mi cuerpo. Debo recordar lo que prometimos esta noche antes de llegar aquí en el Jeep. Nada de bad boys. —Superalo, campeón. Fue solo un baile. Liam acerca su rostro peligrosamente al mío, en el momento dónde me preparo para empujarlo, alguien jala de mi cabello hacia atrás. Me giro molesta dispuesta a golpear a quien sea que deba golpear, pero me encuentro con la inocente cara de mi hermana. —¡Zorra hicimos un trato! —ríe. Britney también está bajo los efectos de esta loca pastilla. —¡No iba a besarlo! —intento hablar lo más fuerte que me permiten mis cuerdas vocales. —¿Besar a quien? —Noah se acerca bailando con sus lentes de sol puestos al revés. Su boca está llena de labial amarillo flúor y se nota excesivamente por las luces ultravioleta. Mi hermana escupe el agua que había comenzado a beber y le informa al castaño que debería ir al baño para limpiarse. —Déjalo, no me molesta —Steven sigue bailando como gusano en sal acercándose a mi —¿A quien no ibas a besar? —A tu abuela — le grito para que me oiga. —Deja a mi abuela descansar en paz, Tyson. —me enseña su lengua —¿Aún no has besado a nadie? Niego varias veces y sigo con mi baile, a este punto de la noche ya siento más intenso el cansancio, mis piernas están a nada de sufrir calambres así que freno en seco buscando algún lugar donde sentarme. Ya quiero irme a casa. —Bueno, si te interesa, estos labios están disponibles —señala su boca en modo diva. —No beso sapos. —Quien dice, quizá me convierta en príncipe. Logro ver una puerta a pocos metros así que solo aprieto la mejilla de Steven y camino hasta salir a un patio trasero, aquí está lleno de personas bailando amontonadas, apenas puedo caminar. Todo va en cámara lenta, veo un poco borroso y los colores un tanto saturados. Creo que me está bajando la presión porque comencé a sudar frío. Dios, necesito vomitar ¿Eso es un florero? —Tyson ¿Todo en orden? —Fred aparece en mi confuso campo de visión un tanto preocupado. —Florero —murmuro. —¿Qué? —El floredo —se me patinan las palabras sintiendo que me desmayo. —¿El qué? —¡Quiero vomit...—el amargo liquido sube por mi garganta y logro correr mi rostro justo en el momento indicado para no bañar en vomito a Fred. Lamentablemente calculé un poco mal y creo que desgracie a un chico. —¿Amiga que pasa contigo? ¡Que asco! Al levantar mi vista reconozco al estúpido de Tyler Foley. —Asco tú —lo señaló. Fred me me sostiene por la cadera pidiendo disculpas por lo sucedido y llevándome lejos del tumulto de gente. Creo que estoy teniendo una mala experiencia de éxtasis, tengo mucho sueño. Mars me abanica pidiendo a gritos que alguien le pase alguna soda dulce para subir mi nivel de azúcar en sangre, supongo. Le presiono un poco la mano antes de perder por completo la consciencia en aquel césped. [***] Perdí completamente la noción del tiempo y el espacio. Mi cabeza duele y lo último que recuerdo es estar desmayandome en el jardín de la casa de Daphne. Tengo los músculos rígidos, siento calambres en las piernas y pareciera que en mi cabeza hay un enano desnudo golpeando cacerolas contra las paredes de mi cerebro. Mierda creo que necesito quince litros más de agua y una aspirina. Abro mis ojos y me tranquilizo al ver que estoy en mi habitación. Junto a mi siento el peso de un cuerpo que descansa soltando suspiros pesados, su espalda sube y baja lentamente, al girar mi cabeza reconozco el rostro de Fred. De su boca entreabierta cae un hilo de baba seca, su cabello está alborotado como su un huracán hubiese pasado por allí, su cuerpo está vestido de pies a cabeza-lo cual agradezco-y pareciera ser que el chico no tiene intención de despertar. Si no fuera por su leve respiración pensaría que ya está muerto. Levanto las sábanas y compruebo que también tengo puesta la misma ropa de anoche. No me pregunten como carajos llegué a casa, ni que hice, y si los demás también llegaron conmigo. Siento que en vez de músculos tengo bolsas de cemento húmedas en mis extremidades, me duele absolutamente todo. —Mierda —protesto al ponerme de pie. Camino casi a paso muerto hasta mi guardarropa, tomo una remera de Marilyn Manson un short deportivo, ropa interior limpia y me meto a la ducha lo antes posible. Bajo el chorro de agua caliente mi mente divaga intentando recordar que diablos pasó ayer. Tengo pequeños flashes pero nada concreto, recuerdo a Liam diciendo que no podía olvidarme ni a mi baile sensual aquella noche en la playa, Noah y su boca enchastrada de labial flúor, Britney bailando con Peter y Mo, bueno a Mo no la vi en toda la noche. Termino mi baño, bajo a la cocina en silencio, no se oye una sola voz en toda la casa lo cual me preocupa. Los chicos y las chicas no suelen ser tan silenciosos, menos un domingo al medio día. —Buen día, creí que dormias —Peter me recibe en la cocina con una sonrisa. Este chico vive sonriendo. —Si, eso hacía hasta que desperté. Vi a Fred casi muerto y babeando junto a mi. —tomo una aspirina del cajón y Pit me alcanza un vaso de agua —Siento que mis músculos explotaran en diez segundos. —Fue mucho baile ¿Cómo estás de tu desmayo? —Bien, sólo me consume la resaca, —dejo caer mi cabeza entre ambas manos después de tomar mi kit antiresacas—por cierto ¿Que sucedió anoche después de desmayarme? —Oh, Fred entró en pánico y le pidió a media fiesta que nos localizara casi llorando. Cuando te encontramos estabas desparramada en el césped y no podíamos despertarte. Mi cara se transforma en una de completo horror imaginando aquella escena tan vergonzosa. —Y bueno, Britney te lanzó un florero con agua y medio reaccionaste, Fred y Noah te trajeron a casa para cuidarte, el resto llegamos después. Comprobamos que respirabas y cada quien a su correspondiente rincón para dormir. —¿Dónde dormiste tu? —pregunto sospechando con la mirada. —¿Con...Noah? ¡Miente! —¿Que yo qué? —un somnoliento Steven se asoma a la cocina con su jean amarillo y sin camisa, se sienta junto a mi analizando cada perímetro de mi rostro. —Qué anoche dormimos juntos —se apresura a hablar Pit. Steven lo mira extrañado pero rápidamente disimula subiendo y bajando sus cejas sonriendo. —La mejor noche de tu vida —bromea. —Silencio, que sea nuestro secreto —le sigue el juego el mentiroso Harrison. Le alcanzo el kit antiresacas a Noah y los tres nos disponemos a desayunar, si, a las doce del medio día. Al rato se nos unieron Liam y Fred que despertaron casi al mismo tiempo, el calor en California comienza a sentirse demasiado. Los chicos terminaron sin remeras, yo en short y sostén deportivo. —Buenos días, señoritas —mi tía se presenta en la cocina en un estado peor que la ebriedad. —¿Susan? —frunzo mi ceño. —Anoche tu tía, la genial y solterona Susan, tuvo una cita —se tambalea para un costado y Noah se apresura a tomarla de la mano —, gracias, parásito. —No hay de qué —el castaño eleva ambas cejas y me mira incrédulo. —Como les decía, a ver, sueltame ¿Crees que no puedo mantenerme sola? —le golpetea las manos a Noah y una vez más su cuerpo va cayendo en cámara lenta terminando apoyado bruscamente contra la nevera. —Deberías acostarte y descansar antes de que tu hija te vea en este estado —le reprocho. Es evidente que esta mujer tiene un problema—o varios—sin resolver. Liam se pone de pie, la sube entre sus brazos y me observa esperando indicaciones. Lo guio hasta la habitación de Susan, ella se dedica a reír, llorar, insultar y maldecir todo el camino en brazos de un fuerte adolescente. —¿Esos son ronquidos? —ríe. Dirijo mis ojos hasta Susan y si, efectivamente está dormida. —Depositemos el cadáver en la habitación de mi padre —sugiero. Abro la puerta, Liam lanza el cuerpo a la cama provocando que rebote un par de veces. —¡Con cuidado, niño bobo! —protesta ella sin abrir sus ojos. Ambos salimos de la habitación y volvimos con los chicos, todavía no hay señales de mi hermana ni de Mo, pero Peter me informó que ambas salieron temprano a comprar no sé que mierdas para el equipo de porristas. —Oigan ¿Tienen ganas de hacer algo? —pregunta Fred con su cabeza en la nevera buscando comida. —¿Como qué? —pregunto. —¿Día de playa? Todos cruzamos miradas, nos tomó diez minutos preparar nuestras cosas para pasar el día tomando sol y meternos en las frías aguas de las playas californianas. Mañana de nuevo a la rutina, un descanso no nos vendría mal
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD