Se quedaron quietos durante mucho tiempo, abrazados el uno al otro, sintiendo como su cuerpo se estremecía con los retazos de pasión que la recorrían. Se inclinó hacia adelante, rodó con ella en la cama hasta quedar tumbados de costado, frente a frente, la vio apretar los ojos, negándose a abrirlos y verlo a la cara. Se acomodó de espaldas, boca arriba, con la cabeza de ella apoyada en su hombro y rodeándola con el brazo, dejo que ella decidiera, no iba a presionarla, solo se limitó a mantenerla cerca de su cuerpo y acariciarle las costillas distraídamente, con los ojos cerrados. Eran las siete de la mañana cuando sintió que se movía, abrió solo un poco los ojos, la vio