Donato se desvaneció, aun estaba muy débil y la herida no paraba de sangrar, tomó un pedazo de tela limpio y lo presiono sobre la herida, no podía alejarse de él y tenía que llamar a Ana para que la ayudara. No sabía qué hacer, si dejaba de presionar, entonces se desangraría más rápido, lo único que le quedaba era gritar lo más fuerte posible y rogarle a Dios que escucharan sus gritos. No hizo falta gritar tanto, unos segundos después llegaron corriendo Ana, seguida de Mario y Danilo. __ ¡¿Qué le pasa a mi niño?! __ Lo siento Ana, no fue mi intención, se le abrieron los puntos y la herida no deja de sangrar, hace varios minutos que se desmayó. __ ¡¿Y cómo es posi