Era hora de armar el plan y la situación no podía ser más perfecta. El amigo preocupado por la recuperación del otro y la hacienda entera al pendiente de la salud del amo. Le tenían la suficiente confianza, ya no la vigilaban, pero necesitaba un aliado en su escape. Ni hablar de que alguien de la hacienda la ayudara... ¿Qué había dicho, Donato? El doctor se autoproclamó protector suyo, si eso era cierto, él tenía que ayudarla, constituía su única esperanza. Solo tenía que convencer a Mario de llamar al doctor Yáñez para que revisara a Donato, entonces ella aprovecharía para hablar con él y pedirle su ayuda. Después de la comida fue en busca de Mario y sabía perfectamente