Bryan fue el último en unírsenos, él es un chico que viajo de escuela en escuela cuando solo era un niño, hasta que se estableció en este pueblo. Él es un muchacho maduro, para su corta edad 21 años, un poco mayor que yo, es agradable y siempre tiene un tema de conversación y muy interesante, con los chicos siempre se comporta serio, era una de sus actitudes en automático, para cuando estamos todos reunidos, pero me di cuenta de que no era así, cuando nos topamos en una clase que es una de mis favoritas. Desde que lo mire me había llamado la atención, pues es muy apuesto y alto, aunque su manera de vestir es demasiado casual, pues aunque no llevábamos uniforme, casi todos se venían arreglados, la universidad era una pasarela día a día.
Su cabello es n***o y corto, sus ojos color azul y del más obscuro, solía aclararse, cuando se ponía ropa clara. Edward, Bryan y yo compartíamos la última clase juntos, esgrima. Era algo que desde pequeña sabia y la verdad los otros talleres no me llamaron la atención, algo demasiado femenino, pues en esta clase éramos veintiséis alumnos y solo cuatro mujeres.
Siempre me he llevado mejor con los hombres que con las mujeres, con Katrina casi siempre estamos en pelea, peleas sencillas, como el porqué ella quiere que me vista más arreglada para la uni, siempre le contesto que yo voy a estudiar y no a concursar de modelo.
Adoro a mi amiga Katrina, pero la amistad que tengo con Edward y Bryan, me hace sentir muy bien, nos reímos mucho, gracias a las locuras de Eddy, ahí si era extraño, ver que Bryan le siguiera la corriente, pero aun así nos divertíamos los tres y con el paso del tiempo me acostumbre a la interacción entre ellos.
— Oyes Ally, ¿Cuándo me vas a presentar a un novio?
— Cuando lo tenga te lo presento Kat — le conteste en un hilo de voz y cortante, pues estábamos en clases de cálculo, y el señor Nevarez se molestaba si interrumpían en clases y te puede suspender, y yo no quería eso.
Con mis dieciocho años, yo, no había tenido novio y no es que fuese poco agraciada, pero nunca me llamo la atención, andar besuqueándome con los chicos, mi amiga era uno de esos ejemplos de las chicas que veías por cada esquina de la universidad dando escenas de besos hot, y pues eso ¡no, eso no es lo mío!
Prefería tener amistades sanas, aunque, debo confesar, que si me llama la atención alguien... y esos eran dos de mis amigos.
Llegue pronto a mi casa, esa tarde tenía trabajo en la casa Berner, tenía que cuidar a los tres hijos de la señora Clarise, pero antes que nada, deje lista la comida para mi familia, “Linguini con camarones y tomates asados”, de vez en cuando nos turnábamos para hacer la comida.
Salí de la casa, conduje unos kilómetros, la nieve se iba derritiendo poco a poco, en cuanto llegue al portón de la mansión, me abrieron de inmediato, ya conocían mi coche, "el escarabajo" le llame yo, Clarise me esperaba en el recibidor, ya no era necesario que me diera instrucciones, me sabía de memoria, a que teléfono llamar en caso de emergencias y todo eso importante, además que ya tenía mucho tiempo trabajando ahí. Los niños me tratan muy bien, solo al principio había tenido problemas con Susan, la niña pequeña, pero ahora cada vez que me ve, se lanza a mis brazos, Javier y Erick son los otros hijos de la señora, mayores que la niña.
Ese día paso rápido, como siempre teníamos mucho en que entretenernos en la casa, pues tenían su propio cuarto de juegos, y una pequeña sala de cine, en la que pasábamos el tiempo viendo películas y en tiempo de calor solíamos pasar el tiempo en la alberca, pero, pues toda vía estábamos en época de andar en suéter.
La tarde paso rápido y regresé a mi casita, había mucho ruido en la sala, risas llenaban el pequeño salón, el pequeño Edward nos acompañaba, nos sentamos todos a comer lo que había preparado, siempre tratamos de esperarnos para comer juntos.
Edward iba seguido a la casa, a veces a pasar el día platicando con mi hermano o a ver películas conmigo, en ocasiones cuando se hace tarde, se queda a dormir en casa, en la habitación de Alec, él era hijo único, y le gustaba la compañía de mi hermano. Era agradable tenerlo ahí, llenaba la casa de un agradable ambiente, Rose, se reía de las travesuras o sus vagancias, hasta de los piropos que me decía, sabíamos que yo le gustaba a él, por la manera en que me miraba con sus ojitos verdes.
Había veces en los que yo le miraba directamente, y es que su mirada en un imán, varias veces me atraparon viéndolo y con la excusa, ¡es que mirar sus ojos te transporta a otro lado! Nos reíamos cada vez que Alec imitaba la voz con que lo había dicho.
Había ocasiones en que nos quedábamos solos en la casa y él era un poquito diferente conmigo, me acariciaba el cabello y era muy atento, enveses dejaba de decir las cosas en juego y las decía de una manera muy tierna. Que me hacían enveses dudar de sobre no tener novio aún, es que conmigo a solas se comportaba más maduro, aunque me encantaba su actitud, obviamente nos hacía reír, pero debo recalcar que no es parecido a un bufón, sino que simplemente te es un joven lleno de carisma y alegría, una alegría que contagia. También el resto de mis amigos venían, todos conocían a mi tía y a mi hermano, en alguna ocasión Katy quiso coquetear con mi hermano, pero él le dejó claro que no le interesaban menores que él.
Siempre nos mensajeamos Edward y yo, a veces me invita a salir, ya fuera al centro o a comer nieve, no faltaba el lugar a donde me invitara.
— Ally, ¿quieres ser mi novia?— lo decía porque sabía lo que pensaba sobre los besos y esas cosas.
Pero En la manera que lo decía siempre en broma, aunque me lo pidió, y al no darle respuesta, me contesto que cuando estuviera lista le contestará.
— ¿Cómo crees que esté la clase Mañana? —volvió a hablar.
— Aburridas como siempre— le conteste— Bueno, la única agradable es la de esgrima.
— Ha y mañana te toca estar con Bryan, ¿verdad?
— Así es mi pequeño amigo
— No soy tan pequeño, Ally, deja término de desarrollarme y verás que serás mi novia
— ¡Bueno, esperaremos a que crezcas!