Llego el lunes, un día muy esperado por Carlos; los últimos dos días, le habían parecido una eternidad; tenia deseos de ver Karina, de escuchar su voz y su sonrisa cantarina, estar cerca de ella, era como bañarse en un pozo del río, cuando hace mucho calor, que uno no quiere salir de ahí, porque su frescura le invita a quedarse, a sentirla en su piel. Ella es fresca como un manantial, que provoca quedarse hablando con ella todo el día; su risa es como los pajaritos cantando muy tempranito, que te despiertan con alegría. Por eso, deseaba ver a Karina, porque al despertar , su recuerdo le estaba alegrando la mañana. Hoy quería bañarse en el brillante manantial de su mirada, estaba emocionado, no sabía cómo se llamaba eso que estaba sintiendo, pero le gustaba sentirlo.
Karina estaba feli
