Naufragio

1065 Words
Luego de aquel susto marital, le pedí a Alejandra, contactarme sólo por e-mail. Era el único medio donde Mariam no revisaría porque no mostraba en las pestañas los mensajes. De igual forma, desactivé las notificaciones del correo electrónico. Solo yo podía revisarlos, entrando a mi e-mail. Al día siguiente tenia un e-mail. Me habían invitado como escritor de padrino del libro de uno de mis estudiantes de la universidad, que se inició en el taller literario, motivado por mi trabajo literario. Debía viajar a Barcelona para esa actividad. Me levanté emocionado. Ya Mariam había preparado el desayuno y debía irse al bufete. –Voy a viajar esta noche a Barcelona. Soy padrino del libro de Arquimedes Robles. –Me alegra mucho mi amor–respondió tomando mi rostro entre sus manos y estampándome un beso en la boca. Estaba feliz, era lógico. Había tenido una gran noche. Y todo gracias a Alejandra. A veces creo que las mujeres deberían celebrar que tengamos una amante, así como lo hacen las chinas con sus maridos. Esa mañana, me quedé en casa, acomodando lo que llevaría para el viaje. Avise a mi secretaria para que suspendiera cualquier reunión del día. Hasta ahora, no me habían escogido como padrino para bautizar un libro. Metí tres mudas de ropa. La actividad estaba pautada para la noche del sábado y en el hotel donde me reservaron la habitación, era muy lujoso y reconocido. Cinco estrellas, playa y piscina. Metí un bermuda que me regaló Mariam, el día de mi cumpleaños. Aún no la estrenaba, es sería la oportunidad perfecta. Además de ser de marca, ella tiene muy bien gusto. Esta acostumbrada a comprar ropa de marca. Revisé que no faltara nada importante. Mis documentos. Llamé el taxi y me pasó recogiendo por el urbanismo para llevarme hasta el aeropuerto. Llegué antes de la hora. Cchequee mi boleto de avión. Me senté a esperar que llamaran para el vuelo 520. Mientras saqué mi tablet y comencé a escribir un pequeño discurso. Recordé que no había leído el libro. Abrí mi boldo de mano y saqué el libro de Arquimedes “Naufragio de ti” Realmente era una obra literaria bastante sencilla y por ello, no me fue difícil reseñarla mientras llegaba la hora de embarcar el avión. Fui al restaurante y compré dos cajas de cigarrillos, caminé hasta el área de fumadores y encendí uno. Guardé la otra cajetilla en mi bolso. Recordé la noche anterior. No había tenido tiempo con el corre corre del viaje. Alejandra, que mujer tan excitante. Su sexo huele a vino tinto. Me gusta carajo. Me enloquece. Oigo la voz en el intercomunicador. Es hora de abordar el avión. Camino hasta el anden. Subo y me siento en el asiento 23, por suerte da hacia la ventana y está relativamente cerca del baño. Aunque es un viaje corto. No me gusta tener que pasearme por los pasillos para ir al baño. Tomo nuevamente el libro, hojeo y escojo al azar uno de los poemas: Soy un hombre que naufraga en el amor Te he visto mirarme desde tu puerto Y quiero ir a ti Anclarme en tu sexo y saborear las coralinas que se esconden tras el musgo que adorna tu pelvis. Eres una isla deshabitada y quiero ser el primero en vivir en ella y sembrarte las lunas y los soles Soy naufrago del deseo Tu cuerpo es mi anacoreta. Lo transcribo en mi celular, entró a mi e-mail, busco su correo y le envio el poema. La aeromoza se acerca con el carrito de chucherías y bebidas. Tomo una soda y un paquete de papas, no quiero beber hoy, ayer fue suficiente. Un mensaje entra, es Mariam, había olvidado escribirle para decirle que ya estaba en el avión. –Es la emoción, le respondo, disculpa mi reina–respondo a su mensaje. –OK mi amor, cuídate y avísame en lo que estés en el hotel. Esta noche me quedo donde mamá. No quiero quedarme sola en la casa. –Está bien. Hablamos mi reina. Algo que he aprendido, en el matrimonio es que a las mujeres siempre hay que saber decirles lo que ellas quieren escuchar. Realmente no me importaba avisarle nada, estaba disfrutando del viaje y eso era más importante para mí. Ahora entiendo un poco la letra de ese tema: “Maybe I didn’t treat you Quite as good as I should have Maybe I didn’t love you Quite as often as I could have. Tararéo mentalmente la letra, frase por frase. “Tal vez no te amo como mereces Mariam” pienso. Termino de beber mi soda. Me recuesto sobre el asiento, veo a lo lejos las playas, ya debemos estar cerca. Veo la hora, han transcurrido ya cincuenta minutos en el aire. Me colocó los audífonos. Para oír un mensaje de Mariela, la encargada de la actividad. Verificando mis datos y confirmando mi reservación en el hotel. Le envío un mensaje: –Perfecto. Te llamo al llegar al hotel. En ese momento se oye la voz de la azafata: – Señores pasajeros, bienvenidos al aeropuerto de Barcelona. Por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague. Los teléfonos móviles deberán permanecer totalmente desconectados hasta la apertura de las puertas. Les rogamos tengan cuidado al abrir los compartimentos superiores ya que el equipaje puede haberse desplazado. Por favor, comprueben que llevan consigo todo su equipaje de mano y objetos personales. Les recordamos que no está permitido fumar hasta su llegada a las zonas autorizadas de la terminal. Si desean cualquier información, por favor diríjanse al personal de tierra en el aeropuerto; muy gustosamente les atenderán. Muchas gracias y buenos días por escoger nuestra línea aérea. Si algo me pone realmente muy nervioso de viajar en avión, es el momento del despegue y el aterrizaje. Según dicen los especialistas sobre ese tema, es generalmente donde se presentan las fallas mecánicas que han dado como resultado los accidentes aéreos más trágicos de la historia. “Nunca quisiera caer desde lo alto al vacío” pienso e voz alta y me estremece el sólo pensar en un trágico final. En ese momento no sabía lo que me deparaba el destino, tampoco imaginaba que tal vez ese sería mi triste final. Caer, caer hasta el fondo.
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