Dos meses después Londres Donovan ¡Hablemos! Esa simple palabra es determinante, es algo que te ahorca silenciosamente, te revoluciona la cabeza, es un eco que retumba en tus oídos, acelera tus latidos, te corta la respiración y te deja un nudo en la garganta. Supongo que ese preámbulo antes de la charla es lo que nos paraliza, porque lo relacionamos con un desastre inevitable, producto de alguna mala experiencia o somos dramáticos. Lo cierto es que la charla se dará y no existe forma de huir, entonces respira hondo, intenta bajar el ritmo de tus latidos, y en dos segundos prepárate para cualquier escenario. No solo escuché “hablemos” vino acompañado de una acusación como si fuera un delito tener sexo con mi novia, en cualquier contexto era normal, pero recordé que para su familia ell