Capítulo 02: Una Oportunidad

1678 Words
Katherine se encontraba sentada en la barra, los pedidos habían parado por los momentos y algunos clientes solo decidían irse a una habitación privada con alguna bailarinas o solo se iban del lugar. Adam le había servido un trago a su compañera para que pudiera seguir aguantando la noche, solo faltaban unas cuatro horas para que todo terminara. La de cabello rizado suelta un suspiro y de la nada siente la presencia de alguien a su lado, cuando voltea su rostro observa que era el hombre a quien hace solos unos segundos le había entregado su trago. — Bonita noche, ¿no cree? — Katherine le sonríe coquetamente solo por el hecho de ser un cliente con mucho dinero y también porque si lo llegaba a tratar mal su jefe la podía despedir. — Más bonita estas tú, cariño… — La sonrisa del hombre de cabello rubio corto contagio a la mujer quien su sonrisa se hizo mucho más grande, pensaba que podía dejarle una buena propina su le seguía coqueteando. — Oh, muchas gracias. Eres el primero que me halaga desde hace semanas. — Miente. — Pero tú no te quedas atrás, ¡tienes una ropa espectacular! — Le dice tocando con delicadeza su hombro. — Gracias, gracias… Pero no vine justamente para alardear de nuestra obvia belleza, quiero que me cuentes un poco de ti, cariño. Me has llamado la atención. — Katherine levanta una de sus cejas tomando por completo lo que quedaba en su vaso, en eso Adam llega en el lugar interrumpiendo la atmósfera, él los había estado observando desde lejos y no le gustaba para nada la actitud del hombre hacia su compañera. — ¿Está todo bien, Katherine?... — Katherine desvía su mirada para ver a su compañero y el hombre a su lado también lo hace. — Nadie te ha invitado a nuestra conversación, guapo… Así que retírate. — El moreno frunce su ceño y mira a su compañera que asiente con su cabeza dándole la confirmación de que se podía ir así que lo hace aunque inseguro. — Bueno, ¿En dónde íbamos, preciosa?… —No sé qué pueda interesarte de mi vida, siendo sincera hasta me da pena ajena de lo aburrido y solitario que es. — Ella rueda los ojos al decir aquellas palabras, William sonríe de lado al escuchar eso. Si podía convencerla en que se fuera a su agencia muchos clientes de su r**a estarían fascinados con el olor que desprendía. —Quizás solo tienes que tomar algunas oportunidades que la vida te da… — Los dos se miran fijamente con una sonrisa llena de diversión, por alguna razón sentían que se conocían, pero no era así. — ¿De dónde eres?... Tienes rostro italiano. —Mi padre es italiano, pero nací en Venezuela al igual que mi madre. —Oh, pero que maravilla, dos nacionalidades y tienes lo mejor de las dos… Respóndeme esto, ¿Cuánto ganas en este lugar? — Él se inclina hacia ella oliendo mucho más su olor y con su mano toma uno de sus mechones rizados para darle vueltas con sus manos, Katherine sonríe sínicamente, muchos le habían hecho la misma pregunta solo para proponerle algo s****l. Ella se inclinó hacia él, sus rostros estaban cerca del otro, pero no tenían ninguna intención de besarse. —Oh, muy poco, cariño, pero… — Se acerca a su oído susurrándole aun con su sonrisa. — Al menos tengo dignidad en no acostarme con cualquiera, si eso es lo que piensas. — El omega disfrazado de humano sonríe ante la actitud de la mujer que tenía al frente, cuando ella se separa ahora es él quien se acerca su oído. —Lástima que sea gay, cariño, porque pagaría muy bien por tenerte… — Sin razón alguna los dos se rieron, Katherine se relamió los labios al sentirlos secos. — ¿No quisieras trabajar para mí?, te pagaría muy bien. —¿En qué?, sé que estabas entrevistando a las bailarinas y si es así no es nada bueno el trabajo que me estás entrevistando… No me pienso bajar al nivel de unas de esas perras baratas. — Le dice sonriendo de lado. —Oh, cariño, claro que no… Somos mejores que esas perras que ladran por un poco de dinero, yo vine aquí porque pensé que podía conseguir algo y ahora que te veo estoy seguro de que encontré una mina de oro. — Adam miraba desde lejos como esos dos hablaban entre ellos, sentía una opresión en su pecho. — Mi agencia consiste en hacerle compañía a nuestros clientes más ricos, ya sea para una fiesta, porque se sienten solos o algunas otras cosas. Nosotros nos encargamos de que todo sea legal y seguro, ellos nos pagan una suma de dinero a nosotros y después a ustedes, si el cliente quiere darles propina son de ustedes al igual que los regalos que le compren… Y muchas otras cosas que están en el contrato si tú quieres firmar. Katherine no podía creer que lo que estaba escuchando, sabía que muchas personas hacían ese tipo de trabajo, pero sin agencias ni seguridad de por medio, ¿acaso podía confiar en aquel hombre que estaba al frente suyo?... ¿Qué podía perder?, aquel hombre conocía a su jefe. —¿Cuándo puedo leer el contrato? — La sonrisa del omega se hizo gigante al escuchar aquella pregunta, de su saco azul eléctrico saco una tarjeta de presentación, Katherine la tomo leyendo lo que estaba escrito; “Agencia Süße Gesellschaft... William Fischer” y detrás de la tarjeta estaban el número personal del omega más la dirección de la agencia. —Quisiera tenerte lo antes posible, mañana mismo si es posible. No importa la hora te estaré esperando, preciosa… Se me está haciendo un poco tarde he dejado a mi fiera sola en casa… — William se levanta y saca de su saco un pequeño sobre pequeño. — Esta es mi propina para ti, cariño… — Deja el sobre a un lado de ella, Katherine sonríe de lado tomando el sobre y mirando al hombre. —Hasta luego, Willy… — Le guiña el ojo observando cómo se va hacia su mesa donde estaba su secretaria, la de cabello rizado observa como toman sus cosas y salen del lugar. —¿Qué fue todo eso? — Pregunta molesto el moreno, la mujer rueda sus ojos y lo voltea a mirar. —¿Qué cosa? — Le devuelve la pregunta haciéndose la desentendida. —¡Tú sabes bien!, todo ese coqueteo entre ustedes. — Katherine frunce su ceño y se levanta molesta, no quería escuchar a Adam peleándole por algo de lo más absurdo. Pero cuando iba a tomar el sobre con el dinero él lo hizo primero quitándoselo y abriéndolo en ese momento. — ¿¡Por qué te está pagando tanto dinero!? — Katherine entra dentro de la barra y le quita su dinero, algunos clientes están atentos a la discusión que se estaba presentando. —¡No me vuelvas a tratar de esa manera porque te juro que te voy a reventar la poca hombría que tienes! — El moreno se queda con la palabra en la boca viendo como su compañera se iba de allí, por dentro se arrepentía solo un poco por haberla tratado de esa manera, desde el momento en que la vio trabajando allí le pareció la mujer más hermosa de todas. (…) Katherine guardó el dinero que le dio el omega entre sus pertenencias, en el vestidor en donde estaba se miró en el espejo observando el uniforme que portaba. Ella sabía que merecía mucho más de lo que estaba haciendo, necesitaba un gran cambio para todos los planes que tenía en mente, de sus labios soltó un suspiro y tomo su abrigo junto con su cartera caminando hacia el despacho de su jefe. Cuando estuvo en la puerta toco dos veces y entro cuando escucho la voz del otro lado. —¿Qué pasa, Katherine? — El hombre obeso detrás del escritorio la miro sin muchas ganas para luego volver su vista hacia los papeles de unas cuentas. —Renuncio… Y quisiera mi última paga. — Esas palabras su jefe no las estaba esperando por nada del mundo, volvió a mirar a la mujer que estaba al frente de él. —¿Qué acabas de decir?... — Frunce su ceño. —Lo que escucho, no se haga el sordo y págueme lo que me debe. — Bruno sabía que su empleada no era tonta, ella había leído con mucho cuidado su contrato y no podía quitarle nada de su última paga. El hombre abrió uno de los cajones de su escritorio y saco algunos billetes para luego entregárselos. — Hasta luego… (…) El sol ya se encontraba saliendo haciendo que todos comenzaran a levantarse para irse a sus trabajos de horario normal, Katherine solo había caminado unos cuantos metros cuando siente que alguien la llama. —¡Katherine, espera!... — Ella voltea y su rostro cambia a uno irritado a mirar a su ahora excompañero. — Me dijo Bruno que has renunciado, ¿es verdad?... — En su voz se podía notar un poco de asombro mezclado de tristeza. —Sí, ¿me dejas irme ya?, estoy cansada. —Disculpa por como actué es solo que… — Se quedó callado pasando su mano por su cabello n***o. — me puse celoso… — El rostro de Katherine no cambio, se mostraba indiferente ante sus palabras. El moreno sabía que no se podía echar para atrás, era ahora o nunca. — Me gustas, Katherine... Me gustas desde que te vi trabajar la primera noche. — La mujer se relamió los labios sonriendo de lado, ella sabía eso desde hace mucho. —¿Qué quieres que haga con esas palabras?... No te creas que voy a corresponderte porque no lo haré Adam, nunca me has gustado y si crees que con esas estúpidas palabras me quedaré en esta mierda de trabajo te equivocas. Hasta luego, cariño… Espero que consigas a otra.
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