Capítulo 03: Contrato

1611 Words
Al entrar a la recepción de donde vivía se acercó hacia el mostrador donde estaba el dueño del lugar, en el camino Katherine había separado el dinero de la renta que debía así aquel viejo que odiaba no le quitaría más de la cuenta. Ella lo único que hizo fue colocarle el dinero en el mostrador para luego subir las escaleras a su piso correspondiente, su cuerpo le pedía a gritos que descansara solo algunas horas, aún tenía dinero suficiente para los gastos de dos meses. Abrió la puerta de su pequeño apartamento y no pudo evitar hacer una mueca al sentir el desagradable olor, aunque gastara en miles de productos aun el olor seguiría allí. Katherine se quitó sus tacones bajos mientras cerraba las cortinas de la pequeña ventana que tenía, su cuerpo cayó en su cama y sus rizos cobrizos adornaban la almohada blanca. Poco a poco caía en los brazos de Morfeo… “Ningún rayo de luz podía atravesar el oscuro bosque en donde se encontraba una mujer corriendo con desesperación, su vestido blanco se manchaba por la suciedad de la húmeda tierra. La luna no podía alumbrar su camino, pero aun así ella corría conociendo el camino. ¿De qué se encontraba huyendo?... Detrás de ella se escuchaban aullidos y gruñidos, fue allí que supo que estaba huyendo de aquellos animales que la perseguían sin parar, para ellos era un divertido juego intentando atrapar a su presa que no tenía ninguna escapatoria. Pero para la mujer era para salvar su propia vida. Las ramas de los árboles chocaban contra ella y rasguñaban su pálida piel, aunque soltara quejidos y le doliera no podía parar de correr. Pero sus pies se tropezaron con un tronco, estaba perdida, no podía hacer nada. Las lágrimas caían por sus ojos sabiendo que era su fin y cuando levanto su rostro observo unos grandes colmillos blancos. —No puedes huir de mí, Katherine… — Las palabras salieron de aquella bestia que miraba con deseo a la de rizos cobrizos, pero antes que pudiera hacer algo otra bestia se abalanzó a él. El sonido de fuertes gruñidos se escucho en todo el bosque y cuando una de las bestias la miro pudo apreciar aquellos ojos con heterocromia. No podía apartar la mirada del profundo azul y amarillo de sus ojos…” (…) La respiración de Katherine al despertar estaba agitada, no entendía el porqué había tenido aquel sueño. Toco un poco su rostro y se encontró que estaba empapada de sudor, soltó un suspiro y miro la hora en su teléfono que marcaban las 2:09 pm. Del bolsillo del uniforme que no se había quitado saco la tarjeta de William y la dejo en su escritorio. Se había quitado su ropa para darse una merecida ducha, cuando abrió el grifo dejo que el agua fría recorriera todo su cuerpo de manera rápida intentando que eliminara todo el cansancio que sentía, pero cada vez que cerraba sus ojos no podía evitar recordar aquellos ojos con heterocromia, sentía una sensación extraña. (…) Katherine miró por última vez el enorme edificio que estaba al frente de ella, era la primera vez que entraba en un lugar de esa magnitud. Observo como hombres y mujeres que parecían modelos entraban al lugar con las mejores vestimentas. La de cabello cobrizo alzo su rostro y comenzó a caminar hacia dentro del lugar, algunas miradas curiosas se posaban en ella, pero la mayoría volteaban rápidamente con un fuerte olor dulce que les llamaba la atención. Cuando llego a recepción le sonrió a la empleada para luego sacar la tarjeta que le había dado el omega en la madrugada. —Bienvenida, ¿en qué la puedo ayudar? — Le sonríe la mujer. —Tengo una cita con William Fischer — Le enseña la tarjeta para luego guárdala. —Claro, denme un poco. ¿Cómo se llama?... —Katherine D'Bianco… — La mujer asiente con su cabeza para luego revisar en su computadora si tenía una cita con la de cabello rizado. —El señor Fischer lo está esperando en el piso 45, siga por ese pasillo hasta el ascensor. — Le indica por donde ir y le da una tarjeta para que pueda pasar. —No bote esto, así los de seguridad y los empleados sabrán que usted está aquí por invitación. —Muchas gracias, señorita. — Le guiña el ojo para luego ir hacia donde se le había indicado, cuando subió al ascensor había más personas con ella quienes la miraban fijamente, el que ella estuviera encerrada con su aroma entre hombres y mujeres lobos podía llegar hacer peligroso, pero su milagro había llegado cuando las puertas se abrieron en su piso. Al bajar lo primero que vio fue a la secretaria del omega que al acercarse a ella la mujer no pudo evitar cortar la llamada que estaba atendiendo para luego levantarse y abrazarla con mucha emoción, en el medio del abrazo la mujer de lentes había disimulado oler el cabello cobrizo de la otra. —Sabía que vendrías, bueno, los dos sabíamos que vendrías. — Dice refiriéndose a William. — ¡Ven, ven, él ha estado muy ansioso de tu llegada! — La jala del brazo llevándola hacia el despacho del omega que al abrir la puerta este levanta su mirada y su rostro cambia rápidamente a uno de felicidad. —¡Katherine, por fin llegaste siéntate! —Le hace caso sentándose al frente del escritorio, Olivia les sonríe por última vez para luego despedirse de ellos y salir de allí. — Entonces te decidiste trabajar conmigo, por lo que veo… —Oh, aún no, cariño. Primero necesito leer el contrato y saber exactamente cuanto me van a pagar… — Le sonríe de lado. —Lo que la dama diga… — Tomo una carpeta en donde estaban unos documentos y Katherine alza una de sus cejas. —Tenías todo arreglado, por lo que veo. — Suelta una pequeña risa tomando la capeta y la abre. —Te dejo que lo leas tranquila. — Le dice con calma revisando algunos documentos, Katherine comienza a leer con mucho cuidado el contrato. —(27. No se le dará ningún tipo de información personal del empleado al cliente excepto su nombre y edad, si el empleado decide darle más de su información personal tendrá que notificarlo al director y tomar las consecuencias…) — Katherine sigue leyendo en su mente hasta que algo le llama la atención. — (30. El cliente tendrá que notificar con previo aviso los servicios que requerirá y tendrá que pagar un adelanto de 80% del p**o y al concluir el servicio se pagara el resto. Si el cliente quiere solicitar servicios sexuales tendría que pagar una suma mucho más grande, pero con el claro consentimiento del empleado.) — El contrato le favorecía muchísimo a Katherine quien tomo el bolígrafo del escritorio de William y lo firmo. — Estoy lista para trabajar contigo, cariño. — Manos a la obra, ven conmigo que te enseñaré el lugar y arreglar algunos últimos detalles, preciosa. William era un omega que mantenía un disfraz como todos los de su r**a, su familia tenía mucho dinero y por eso cuando él heredó la riqueza de sus padres comenzó hacer su propia empresa, y vaya que le fue muy bien. En su agencia había mujeres y hombres de su propia r**a, pero de diferentes manadas, muy pocos los que trabajan para él eran humanos, más bien solo el 1,8% lo eran. Pero lo tenían porque muchos tenían ciertos fetiches con ellos, aunque William quién había contrato a Katherine tenía buenas intenciones con ella, no podía evitar pensar en que podía llegar a ser el nuevo fetiche de varios de sus clientes. Su olor era único, era la primera vez para él que olía un olor tan fuerte. Hasta su lobo interior gritaba internamente querer seguirla olfateando, como si fuera un cachorro pequeño, opinaba que ese olor podía sacar de quicio a cualquiera. Y quienes estarían interesados en ella serían en su mayoría Alfas, Betas e incluso Omegas. William había obtenido lo que tanto quería, una mina de oro que todo el mundo quería tener. Pero su querida mina de oro tendría que tener un guardián que la estuviera protegiendo y vigilando en cada uno de sus pasos, y él tenía a una persona en mente. —Espérame aquí, cariño, voy a buscar a alguien que te quiero presentar. — Katherine asiente con su cabeza dejando que sus rizos se movieran como olas, el omega al visualizar a quien estaba buscando se le acerca tocando su espalda. — Mar Ocean, manada del Alfa König — La mujer de piel morena se voltea dejando relucir su larga cabellera negra. —¿Y esa presentación?, solo me dices así cuando quieres un favor. — Dice con seriedad levantando una de sus cejas y entrelazando sus brazos debajo de su busto. —Tan seria como siempre, pero sí, tienes toda la razón… Necesito un favor tuyo… — La morena estaba a punto de retirarse cuando escucha lo que quiere oír. — Te pagaré… — El omega sonríe al ver como esta se voltea con una muy pequeña sonrisa. —Te escuchó… —Contrate una humana de muy buena calidad y de verdad no quiero que otros de nuestra r**a hagan algo con ella, quiero que hagas amistad con ella, la vigiles y la protejas. — Mar frunce su ceño al escuchar aquello, no entendía por qué se lo estaba diciendo. — Quiero que la conozcas, ven. — Toma su mano guiándola hasta donde estaba Katherine y allí entendió todo, a tan solo algunos metros de distancia la había olido.
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