Bella Salí del trabajo con Cinthia, mi secretaria, comentando trivialidades del día mientras caminábamos hacia el estacionamiento. De repente, mi corazón se aceleró al reconocer un coche que conocía demasiado bien. Sentí una mezcla de esperanza y nerviosismo al pensar que podría ser Elio. Mis pasos se volvieron más lentos, mis ojos fijos en la puerta del coche que se abría. —Nos vemos mañana, Cinthia —dije distraídamente, despidiéndome de ella. Elio… ¿podría ser que nos veríamos luego de todo este tiempo? Cinthia se fue, y yo me quedé de pie, incapaz de moverme mientras veía a Joseph salir del coche. Mi corazón latía con fuerza al creer que Elio aparecería en cualquier momento. No sé qué iba a decirle, no sé cómo me iba a sentir, pero desde ya sentía una emoción que no podía contro