Durante el funeral, Valeria estaba muy mal. Dijo unas palabras ante los pocos presentes, entre ellos los compañeros de trabajo, Darío, algunas amigas de su madre y otras vecinas de donde ella vivía y ya había hecho amistad en esos meses, junto con la enfermera. También estaban los señores Mckenzie Su voz sonaba triste y desolada, amenazando con desfallecer en cualquier momento. Sostenida a cada instante por Adrien, quien no se había atrevido a dejarla sola ni un solo segundo, estaba padeciendo insomnio y dolores de cabeza desde aquello. Necesitaba hacer una visita médica con su doctor. Un hombre alto, de algunos sesenta años, con buen aspecto, ojos marrones y cabello castaño con canas adornándolo, se acercó a ella, tenía un rostro fino y manera de hablar muy pausada y formal, usaba