Llevaba puesto aquel día un vestido hasta las rodillas, era de color azul marino, caminaba muy feliz, con su bolso en su hombro y sus manos sobre su vientre, aquel día tuvo cita con su doctor y el bebé estaba muy bien. Pronto podría saber el sexo del bebé, probablemente para la siguiente cita, pero eso no había impedido que Valeria se detuviera para comprarle algunas cosas. ¿Cómo se podía sentir tanta felicidad? ¿Cómo se podía amar a alguien que aún no conoces, que aún no ves tu rostro? Eran algunas de las preguntas que Valeria se hacía mientras paseaba alegremente. Si pensaba en una niña, imaginaba un lindo rostro que le sonría y la llenaba de paz, si pensaba en un lindo niño, de igual modo veía su sonrisa y esos brillantes ojos darle toda la felicidad del mundo. Se detuvo en la hela