Cuando Adrien, a media mañana, se dio cuenta de que realmente Valeria no iba a llegar al taller, se aventuró a tocar la puerta de su habitación. No quería incomodarla, no quería que se sintiera presionada y mas que nada, no quería que ella lo odiara mas de lo que ya lo hacía. Esperó y esperó un rato, hasta que una señora se acercó a la puerta para entrar a limpiar la habitación. —Perdone, ¿necesita algo de esta habitación?—le preguntó la señora. —Estoy buscando a la mujer que se hospeda en ella. —Esta habitación está vacía desde muy temprano de la mañana. Ya no hay nadie. Angustiado, Adrien no se lo podía creer. Corrió a recepción para que le dieran más información, pero debido a sus políticas no pudieron decirle nada. Intentó un poco mas para que al menos la mujer le dijera si