Capítulo 3AL día siguiente, el Marqués se sintió algo preocupado. –¿Sería una buena idea– se preguntó– asistir al almuerzo con la Duquesa de Devonshire. Le daba la impresión de que estaban empujando a Serla hasta lo más profundo. No había tenido tiempo para pensar en ello. Pero como pusiera todo en manos de su abuela, no quería interferir. Vestía muy elegantemente cuando bajó al salón de recepciones. Encontró a la Marquesa viuda y a Serla esperándolo. Era un trayecto muy corto hasta la casa Devonshire, pero un carruaje cerrado los esperaba afuera. –¿Estás lista, Abuela?– preguntó al verlas. –Sólo esperamos tu aprobación– respondió la Marquesa viuda mientras señalaba con la mano a Serla. Estaba de pie junto a la chimenea y se la veía algo nerviosa. El Marqués, que alardeaba de ser un