IV

1241 Words
El reloj tocaba las 10:00 ,y se escuchó el llamado de la puerta, al parecer Lancaster y Meldrum habían llegado al mismo tiempo, ambos se miraron, estrecharon las manos y rieron, desde niños siempre fueron muy competitivos pero con rasgos totalmente distintos. El mayordomo anunció a los caballeros, y Cristian salió a su encuentro para dirigirlos al despacho. Lancaster antes de entrar se asomó por el ventanal y vio a Noemí en el jardín sentada debajo de un árbol, le pareció una escena cautivadora, ella tenía un perro en sus manos con el cual estaba jugando; su padre Lord Derby había decidido comprarle uno, ya que había escuchado que algunos canes podían ser de ayuda a personas ciegas. Sin embargo, Noemí estaba lejos de entrenarlo, por que le hablaba mientras el animal la lamía y se regocijaba de las caricias. -—¿Cómo te llamaré? Que nombre te pondré?-—mientras reía —- ¡ya se! te llamarás Sansón—dijo Noemí altivamente. -—Noe, ¿Qué haces aquí?-— frunciendo el ceño. -—Eidel, verás ya se cuantos escalones hay de mi recámara a la puerta de servicio-—Suspirando—y de allí al patio-— Eidel cruzo los brazos, y echó un suspiro, cada vez estaba más sorprendida de Noe. -—Ven conmigo, dos caballeros han solicitado tu compañía el día de hoy, vamos a que te cambies. Mientras tanto, Richard seguía observando la escena, tenía una extraña satisfacción, hasta que salió de su abstracción. —-¿Que haces allí, mirando embobado el jardín, algo que llame la atención?-— Anthony, se aproximo para ver. Sin embargo, cuando lo hizo sólo vió un perro que se estaba mordiendo la cola-—muy entretenido el panorama...— dándole una palmada en el hombro. -— siempre tan elocuente-— contesto con un tono mordaz. Cristian se aproximó y los miró detenidamente, e hizo un ademán para que entraran. —Caballeros, pasemos y conversemos hasta que mi hermana termine de cambiarse. Anthony, se dirigió a la pila de libros que había cerca del escritorio, y tomó uno que le pareció muy extraño, tenía impresa letras grandes en relieve sobre un papel grueso, e inmediatamente llamó a Cristian. -—¿Que es esto?-—enseñándole el libro —Es un modelo, que el francés Haüy diseño para que las personas invidentes puedan aprender a leer, es algo rudimentario pero ayudó mucho a Noemí— orgulloso— ella piensa que muy pronto habrá otro método más fácil por el cual pueda aprender a leer. Anthony, alzo los hombros y frunció el ceño. — Es afortunada de tener una familia tan devota, a diferencia de otras personas que por más que tuvieran hijos, no pudieron superar su situación—suspiro. ---------- Noemí, se puso un vestido celeste que tenía unos pequeños bordados, era ceñido por lo que hacía resaltar su esbelta figura; salió de su recámara acompañada por Eidel rumbo al despacho. —Cristian, estoy lista— aspirando aire— debemos apresurarnos, parece que caerá una tormenta— enfatizó. —Hermanita, como puedes saber eso si la mañana está radiante. —El espesor del aire, además que tiene un pequeño olor a lluvia. —Siempre sorprendiéndome— arreglándose la chaqueta — ya escucharon a la dama. Ambos caballeros asintieron, y salieron del despacho, antes de marcharse Noemí dijo— iré a la recámara de padre a despedirme, subió varios escalones, abrió la puerta y dijo — Adiós Padre, nos vemos a la hora de la comida. Lord Derby sonrió —siempre tan perspicaz Noe— y salió de la recámara. Volvió a bajar con mucho cuidado hasta encontrarse en el pie de las gradas con Lord Meldrum. —Lady Blow cómo es posible que supiera exactamente donde está la habitación de Lord Derby. —Porque conte los pasos y conozco de memoria la distancia, es por esa razón que me desenvuelvo muy bien en la casa. —Me parece una dama excepcional, siempre tan segura de sus pasos — sonrió Anthony. Mientras que Eidel observaba en particular a ese joven que parecía curioso por Noemí. Unos pasos más adelante, estaban Cristian y Richard; éste último, moría de celos por no saber que estaban conversando Anthony y Noemí. Sin embargo, Cristian no se daba cuenta de lo que pasaba y seguía hablando de política, que era su tema favorito. Cuando llegaron a Hyde Park, Richard pensó que era su oportunidad para escoltar a Noemí, ya que todo el camino Anthony la tomó del brazo para guiarla y evitar tropiezos, naturalmente caminaban muy lentamente, debido a que Noemí desconocía el lugar. Cristian, miraba de reojo a sus dos amigos, que se disputaban de forma muy graciosa la compañía de su hermana. Sin embargo, Noemí prefirió sentarse debido a que ya se sentía fastidiada por tantas atenciones, en efecto era ciega más no lisiada. Echo un suspiro y pidió a Eidel que le trajera algo de tomar. Las personas que pasaban alrededor se pusieron a murmurar, Noemí sintió una punzada y se puso triste, sabía por comentarios que en varios países de Europa los ciegos se los consideraba una carga y personas inútiles; Noemí había nacido en una cuna de oro con una familia afectiva a diferencia de otros que vivían en Hospicios. Noemí elevó el rostro y buscó el sonido —¿Escucha las aves trinar? —Le dijo a Anthony —En efecto— contesto éste sonriente —Déjeme decirle, que si presta atención el trino es diferente, por lo menos hay 3 aves de distintas especies posadas en las copas de los árboles-—esbozando una sonrisa. Anthony, toda su vida, había sido un hombre extremadamente serio y poco hablador. Sin embargo, Noemí sacaba lo mejor de él, estaba fascinado por la actitud y los conocimientos que tenía.. definitivamente no era como otras damas, su conversación era profunda y la visión de la vida distinta. Mientras tanto, Richard, ya no sabía que hacer, Anthony le estaba ganando terreno , no entendía cómo era posible tal situación, sí el rompe corazones era él. Noemí era distinta, para ella no había apariencias, sólo el trato y la compañía. Debía hacer algo y pronto. —Lady Blow—sentándose al lado —¿Sí? Lord Lancaster— con una sonrisa. —Usted es muy buena con el tacto, me gustaría que sienta mi rostro y me diga cómo me imagina— aproximándose. Noemi acercó la mano y lo tocó —¿Y bien? —Tiene facciones bastante definidas y una nariz bastante interesante- dando una risita —Me parece que es un un hombre guapo—ruborizándose A Richard se le subió el ego, para disgusto de Anthony que arqueaba una ceja — Te aprovechas de la situación—gimió Cristian reía de la situación, la mañana estaba siendo extremadamente divertida hasta que apareció Lady Elliot. —Caballeros Lancaster y Meldrum tuvieron que pararse para saludar a la dama y Cristian miró con desdén a la mujer. —Vizconde de Derby— haciendo una mueca —Lady Elliot— hizo una reverencia e inmediatamente se dió la vuelta, odiaba a esa mujer y todo lo que representaba. Siempre tenia que aparecer en el lugar menos indicado. Era conocimiento de todo Londres que Lady Elliot quería cazar a Lord Lancaster, lo que Londres no sabía es que aquellos dos eran amantes y por ende las atenciones hacía Noemí la enervaban.
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