V

904 Words
Lancaster y Lady Elliot, tenían historia, en su primera temporada Lady Elliot fue la joven más solicitada, empero una vez que abría la boca con sus comentarios los jóvenes se alejaban. Sin embargo, Lancaster la consideró un reto personal,  una noche la persiguió al jardín, en una de las tantas veladas que asistieron, le robó un beso y unas cuantas caricias, como quien dice la había probado y notó un sabor amargo pero a la vez apetecible, desde esa noche comenzaron sus encuentros casuales que satisfacían sus deseos carnales, sin embargo, sus encuentros, comenzaban a aburrirlo, por la constante presión que ejercía sobre él, ya que se negaba a tener un compromiso serio con ella, para Lady Elliot significaba algo más, por lo que no iba a permitir que una ciega le robe atenciones. —Lady Blow— haciendo una mueca. —Lady Elliot— con una sonrisa. —Veo que está muy bien acompañada, pero dígame qué sería de usted sin esas atenciones —No entiendo a qué se refiere. —Que usted es un tanto especial y al no salir de su casa, no se da cuenta lo que la rodea, porque no trata de investigar que es lo que pasa— con una risita. Noemí no comprendía, porque Lady Elliot era tan despectiva, no la conocía y jamás podría compararse con ella, debido a que probablemente tendría un matrimonio beneficioso, en cambio ella, era consciente que nadie en su sano juicio la desposaria. Lady Elliot, no sé quedó mucho tiempo en el lugar porque lo único que le interesaba era sembrar la duda en Noemí, se despidió e hizo una mueca de victoria. Lancaster, echo una mirada asesina a Lady Elliot, mientras que Cristian y Meldrum trataban de disimular su enojo. —Noemi, tal vez sea prudente regresar— manifestó Cristian quién fue seguido por Lancaster y Meldrum Noemí no pronunció una palabra en todo el camino se preguntaba «¿Que significado tenían las palabras de Lady Sara, realmente no sabía nada de la vida? » aquellas ideas le daban vuelta la cabeza era cierto que ella nunca había estado en contacto con otras personas iguales a ella, por primera vez se preocupó por su situación. Anthony, también se quedó pensativo, recordó con mucho pesar a otra persona ciega...su padre, quien si bien perdió la vista a una edad avanzada, no pudo superar este hecho y cometió s******o. Era un tema que prefería no tocarlo, entonces observar a Noemí le mostraba la otra cara de la moneda, tratar de sobresalir y que pese a las adversidades habían formas de vivir, por eso la admiraba de sobremanera. Lancaster, también se quedó pensando en la actitud de Lady Elliot, fue un terrible error haberse metido con esa mujer, ahora lo consideraba de su propiedad y su posesividad cada vez lo asfixiaba más, era algo que no iba a tolerar. Mientras que Cristian y Eidel caminaron tratando de olvidar el altercado, empero notaron extraña a Noemí, no sabían a ciencia cierta que había causado en su mente y corazón, lo que más les preocupaba era el comportamiento de ella de ahora en adelante. Noemí, al ser como era siguió sonriendo y entablando conversación con quién estuviese dispuesto a charlar, pero las dudas ya estaban sembradas y aquella idea no se le iría tan fácilmente de la cabeza, trato de mantener la calma, no sin antes investigar que sucedía realmente con las personas invidentes. Una vez en la residencia, Cristian invito a Lancaster y a Meldrum para el almuerzo a lo que estos respondieron encantados; Noemí en lugar de subir a su recámara y cambiarse, prefirió buscar a Sansón y jugar con él. Lo llamaba pero este no contestaba hasta que entró a la cocina. —Disculpe—dirigiéndose hacia la cocinera, quién olía a verduras y carne —¿Ha visto a Sansón? —Si— contestó esta — se encuentra durmiendo, comió mucho. —Donde esta— agachándose y palpando el piso. —Permítame— se acercó a ella y le señaló el lugar. Noemí encontró un pequeño bulto al cual tocó, era el pequeño Sansón que dormía de la llenura. —Pequeño despierta— moviéndolo, hasta que al final el pequeño cachorro despertó—Vamos sígueme y salió de la cocina. Sansón ya despabilado, siguió a Noemí con ganas de jugar y en más de una ocasión la hizo tropezar, si iba a ser su apoyo, no estaba funcionando. Cuando Noemí entró al despacho seguido de Sansón los cuatro hombres giraron, Lord Derby hizo una mueca al ver que su hija en lugar de entrenar a su perro jugaba con él. Meldrum veía la escena con ternura, Lancaster con picardía y Cristian quién estaba a un extremo se mofaba. —Padre, no puedo entrenar a Sansón es muy juguetón— con cierto pesar. —Debemos buscar a alguien que nos ayude. A lo que rápidamente Lancaster respondió. —Yo soy muy bueno con los animales —Querrás decir con los que tratas— respondió Meldrum. —Muy gracioso—refunfuñando. Meldrum sonrió y dijo —Conozco una persona que nos puede ayudar. Para disgusto de Lancaster, otra vez le estaba ganando la partida y no iba a permitir que se saliera con la suya de nuevo. Noemí se sentó y escuchó atentamente a los caballeros, pensó que sería algo entretenido. Mientras que Cristian observaba con cautela como estaban yendo los acontecimientos.
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