Megan
Los pisos blancos relucían en lo que parecía una mansión, aunque no llegaba a serlo, estábamos en el living mi mano sostenía la suya solo como un apoyo, nada más porque necesitaba escuchar toda la historia, quería saber por qué me dijeron bienvenida a casa, cómo es que sabía mi nombre aquel británico, por qué estaba acá, que tenía que ver yo con esto y por qué su madre estaba histérica.
Aunque estaba segura que ese era su estado natural.
Sus palabras retumbaron en mi mente, le costaba decir esto, cada palabra que salía de su boca iba cargada de dolor y eso no me hacía sentir bien, al contrario, yo no disfrutaba de su dolor, no como pensé que lo haría, no me gustaba verlo mal.
— ¿Qué hizo el chico? – tomo aire.
— Trato de complacer a su abuela, porque ella lo amaba, entonces,
