Capítulo 5 Primera vez

2673 Words
Megan Ian fue un sueño hecho realidad, sus pequeños detalles, los fines de semana en casa de mis padres, almuerzos, cenas tranquilas en un parque y citas en parques de atracciones o cine, toda y cada una de esas cosas fueron las que me acompañaron en el primer año, no fue hasta su tercer viaje que paso lo que paso, que me entregue a él. Aquella noche estaba en mi casa, mirando una película en la plataforma famosa de la que todos hablan, él me había dado su cuenta y había creado un perfil para mí, tengo que admitir que al principio no sabía que ver, luego, después de chusmear por bastante tiempo descubrí una gran colección de películas románticas. Tengo que admitir que me sentí un poco cohibida mientras observaba las escenas de sexo, pero después de ver varias más, ya lo tome como algo más natural, de hecho tuve algunas sensaciones raras en mi cuerpo que tiempo después comprendí lo que eran gracias a una charla incomoda con las chicas. — Es viernes de chicas – Sam entro seguida de Luna y Mimi. — Viernes de chicas – sonreí y pasaron directo al sillón donde estaba una película puesta y me quedé mirando fuera. - ¿Y Barbie? — ¡Bu! Una horrible cara arrugada de enorme nariz apareció frente a mis ojos seguido de la risa de todas, la pelirroja se saco la mascara y me dio un sonoro beso en la mejilla mientras entraba a la casa con un gran bolso en su mano, la mire divertida mientras se acomoda y yo cerraba todo para ir a la cocina por frituras. — Oh, 365 – Mimi hablo – Eso es mentira, trate de hacer eso contra uno de los vidrios de la casa, me resbale y termine en el piso – todas comenzaron a reir. — Es raro, a mi nunca me paso – Luna hablo tranquila mientras venia a la cocina. – Necesitamos copas, hay vino – señale el estante. — Meg, la casa esta quedando divina, todo lo que has hecho es increíble – salí con una gran sonrisa. — Gracias, me encanta, he logrado muchas cosas, se lo debo también a Mateo, las clases de inversiones me han servido muchísimo – Barbie bufó. — Claro que sí, se lo preguntas al segundo hombre más rico – Sam rodo los ojos. — No es el segundo – murmuro – Hannah ocupa ese lugar, luego esta Luna – mi amiga guiño el ojo. — Hay quienes tenemos el don – Barbie bufo. — Yo invierto y no me va tan bien – todas las miramos. — No tiene que ver eso con la cantidad de ropa que compras – Mimi hablo tranquila. — Yo creo que es por los zapatos – observe su ropa – O el maquillaje. – las demás afirmaron. — Son cosas que necesito, solo tengo que mantenerme a mí, no es como si tuviera cinco hijos, un esposo y un perro – arrugo la nariz mientras movía su cabellera roja – Mejor dos hijos, cinco es mucho – volvimos a reir. — Entonces Meg – Luna me miro – Experimentando sexo duro – todas miraron la pantalla donde justo estaba la chica atada. — Bueno yo – mis mejillas se tiñeron – No lo sé – todas me miraron. — Llevan un año saliendo con Ian – Mimi fue la primera en hablar. — Lo sé – murmure. — Se ha quedo a dormir – afirme de nuevo. — También lo sé – respire ofuscada. — Entonces como es que no te ato contra un poste y te dio duro – Luna hablo tranquila pero yo jadee. — Sabe que no quiero eso al menos que me case, es que me parece algo tan – moví la mano – No sé, estoy loca, se que es así, no puedo pensar en sexo sin que me de vergüenza y quiero hacerlo, la verdad esperaba que me lo pidiera en algún momento, pero me ha respetado, lo que me hace dudar un poco – mire mis manos. — O quizás te ama – Sam sonrió mientras hablaba – Mateo estaba dispuesto a esperarme si así lo quería cuando fue nuestra primera vez, él fue muy paciente en ese sentido, fui yo la que no quiso esperar más – comenzó a reir. — Yo no era virgen, pero Bruno se comporto muy bien conmigo – Mimi me miro. — Mi primera vez fue un asco, pero con Ben las cosas fueron fogosas, muy fogosas, estuvo bien, quizás tengas que decirle lo que quieres, tal vez solo espera que le digas tú. – suspire. — ¿Cómo hago eso? – todas miraron a Barbie. — Claro consultemos a la promiscua – suspiro – Mira es muy simple, solo quietes que hacer un poco de juego, meter la mano por debajo de su camisa – explico – Puedes jugar con tus uñas en su piel, luego desprender los botones o si tiene remera sacársela y bajar dando besos húmedos – suspire. — Sexo oral, eso tienes que hacer, después de eso querrá seguro – dijo Mimi convencida. — ¿Cómo se hace eso? – todas me miraron. — Bueno, tienes que usar tu boca y lengua – Sam movió la mano – Joder, soy pésima con esto, no haciéndolo, explicando – aclaro y todas nos reímos. — Voy a buscar un plátano – Luna se levantó – Es más fácil, uno para cada una. No tardo mucho en volver con la fruta en su mano, la mire sin creerme lo pero ella los repartió y todas lo abrieron para dejarlo enfrente de su rostro, la primera en hablar fue Sam, ella me explico como tocar y mover la mano, luego simplemente movió su lengua y yo abrí la boca hasta casi el suelo. — La versión porno de Sam es entretenida – Mimi bromeo y ella mordió la fruta. — Es el turno de otra – gruño. — Es importante que no lo raspes con los dientes – mi amiga siguió mostrándome – Eso sería lo principal. — Debes atender esto y las bolitas de cristal – Mimi mordió un bocado. — A los hombres les gusta hasta el fondo, así que tienes que aprender a controlar tu reflejo del vomito, para eso puedes hacer un ejercicio – comenzó la pelirroja dos. Ellas pasaron toda la noche hablándome de todo lo que se podía hacer en la cama, como hacer para que no me doliera y los métodos anticonceptivos que existían, me quede con ellas hasta el otro día que nos levantamos para ir a comprar lencería, Barbie me acompaño a hacerme un cambio de look, fuimos por ropa, velas, hasta la cena. Cuando volví a casa prepare todo, deje las cosas acomodadas en la mesa, me puse hacer las recetas, deje la comida en el horno y fui a bañarme, tarde más que de costumbre, me tome mi tiempo para exfoliar la piel y limpie todas las zonas que se usaban correctamente. No podía creer lo que había logrado cuando me observe al espejo, la forma en que el body rojo se adhería a mis curvas parecía mentira, todo esto parecía mentira para mí, suspire y me coloque el vestido rojo encima, mi mirada estaba mucho más marcada, el rostro de niña se había perdido un poco y me gustaba. El timbre sonó y salí nerviosa hasta la entrada de casa, abrí la puerta encontrándome a un Ian cansado, sus ojos pasaron por mi cuerpo mientras juntaba sus cejas, mordí el interior de mi mejilla con algo de fuerza antes de apartarme para dejarlo entrar. — ¿Qué tal el trabajo? – miro todo y luego a mí. — ¿Qué es esto? – señalo la mesa puesta con las velas. — Bueno, pensé que podíamos tener un lindo momento juntos – carraspeo, ya sabes, algo de momento de pareja – tomo aire y suspiro. — Solo pasaba a saludarte Meg, iba a volver a mi casa – mis inseguridades atacaron de nuevo. — Podrías quedarte aquí – balbucee y se quedó en silencio. — ¿Aquí? – el horno sonó y fui a pagarlo. – Cocinaste – suspiro – Mira, agradecería que me preguntaras la próxima vez – me tensé y gire de golpe. — Entiendo, ya saludaste, puedes irte – señale la puerta y volvió a gruñir. — Lo siento, perdón, tuve un mal día y me pareció de cabrón no venir a verte – paso la mano por su rostro repetida veces – Deja que me lavo las manos y comemos. Afirme mientras se iba, tome aire, era la primera vez que me hablaba de aquella manera, siempre era encantador y todo coqueto, pero ahora parecía otra persona y no tenía idea del por qué. Lleve los platos a la mesa y lo espere para comer, Ian apareció con el celular en la mano, las cejas juntas y contrariado, camino hasta su lugar, pero antes de sentarse me beso la frente. — Lo lamento amor, hubo una perdida de dinero grande, es mi culpa, yo – acaricie su mano. — Tranquilo, comamos, me cuentas y luego te relajas un rato – sonrió y tomo mi mano para besarla. Comimos tranquilos, me conto sobre su proyecto y lo que había pasado, sin embargo, todo se sentía tan raro, había algo que no me cerraba en sus palabras, algo parecía completamente raro. — No dijiste que era uno de los socios – se calló. — ¿Qué? – parpadeo. — Dijiste que un socio robo, no un empleado – su mano fue a su frente. — Sí, perdón – suspire – Ya no sé ni lo que digo – carraspeo - ¿Vamos a dormir? Me tendió la mano y la recibí con más nervios que antes, mis manos temblaban y él me observo extrañado, entramos a mi cuarto y me detuve en seco haciendo que él se volviera para verme confuso. — ¿Qué ocurre? Lo mire conteniendo el aliento mientras me daba porras mentales, di dos pasos hacia delante y tome su cuello para besarlo, se quedo estático un momento antes de responder a mi beso. Nos habíamos besado antes, de muchas maneras, pero ahora estaba poniendo más pasión que otras veces y se había dado cuenta, porque me trato de alejar dos veces, hasta que en la tercera cedi. — Meg, mierda, Meg – suspiro - ¿Qué...? — Quiero – balbucee – Me gustaría – sus ojos se abrieron grandes. — Mierda – carraspeo – Yo, tú – junte mis cejas. — ¿No te gusto? – mis ojos se llenaron de lágrimas. — Me encantas nena, pero planeaba hacer las cosas bien, pedirte casamiento antes, por eso no me quedo tanto, yo no… - mire a otro lado. — No es necesario las excusas – cruce mis brazos y él se acercó. — Nada de excusas – tomo mi mano – Mira – la bajo hasta su entrepierna. Estaba duro, muy duro y se sentía jodidamente grande, mis mejillas se tiñeron de rojo, mi pulso se acelero y una especie de escalofrío me recorrió el cuerpo por completo. Ian se acerco de nuevo a mí y me beso con ternura, mis manos se aferraron a su camisa mientras su lengua experta se encargaba de todo, no sentía mis piernas, pero me moví hasta cerca del colchón cuando él me llevo, sus manos recorrieron mi piel expuesta, desde mis brazos hasta mis hombros para luego ir a mi espalda y bajar el cierre despacio, se aparto y me observo con sus pupilas dilatadas. — Desvístete – ordeno y mi vientre se contrajo. Hice lo que me pidió, dejando que el vestido cayera hasta mis pies, me repaso con la mirada mientras tenía su mano en el mentón, suspiro largo y sonrió grande antes de acercarse. — Eres exquisita nena – me beso despacio. – Acuéstate. Otra vez hice lo que solicito y lo observe sacarte la camina desde la cama, sus músculos aparecieron frente a mis ojos dejándome sin aire, era la primera vez que veía a un hombre desnudo y me gustaba. — Muchas primeras veces – murmuro y suspire – Abre las piernas – su voz era dura mientras hablaba. – Creo que es importante que sepas algo cariño. – lo mire. — ¿Qué? – sonrió. — Puedes tener todos los beneficios de ser mi novia, las citas, lo romántico, pero cuando estemos en la pieza, tú solo sigues mis ordenes – jadee. — ¿Qué? – se saco el cinturón despacio y se subió sobre la cama. — Que me gusta dominar Megan, tanto como viste en esas películas – sus ojos se clavaron en los míos. – No soy tranquilo, no hago el amor, follo, duro – su mano paso por unos de mis pechos – Si estas dispuesta a eso podemos seguir en esto. – me miro. — Quieres que sea tu sumisa – sonrió. — Exacto. – llevo su boca a mi pezón - ¿Aceptas? – mordisqueó suave y gemí. — Sí – susurre. — Me vas a volver loco Meg. Subió para besarme, su boca esta vez no fue delicada, simplemente me devoro mientras mi espalda se arqueaba de una manera que no sabía que podía, solo paso su boca por encima de la tela, lengüeteando, mordiendo y volviéndome loca una y otra vez, hasta el punto que no sabía que pasaba con mi cuerpo. Me mordió uno de los muslos y gemí con más fuerza, su lengua toco mi intimidad y cerré las piernas por el pudor que me ocasionaba, sus manos las separaron con delicadeza antes de mirarme. — Esta es la primera vez que estamos juntos nena, te dejare hacer ciertas cosas, pero las próximas no será así y cada vez que no cumplas con alguna, habrá un castigo – me miro - ¿Quedo Claro? — Sí – negó. — Sí qué – mordí mi labio con fuerza. — Sí amor – sonreí y él también. — Vamos a saborearte cariño. Sus dedos jugaron con mis pliegues antes de apartar por completo la prenda y dejarme expuesta a él, su lengua toco mi punto sensible y las sensaciones me abrumaron, mi vientre se contrajo en todas direcciones, la cabeza me daba vuelta y apenas podía modular, pero me mantuve quieta como lo pidió. Sin embargo, algo nuevo me azoto, las piernas me temblaron y mis terminaciones nerviosa se dispararon, el calor comenzó desde mi vientre y fue disparándose por todos lados. — Aguanta – gruñó y me contuve las sensaciones por un rato mientras jugaba co su dedo en mi interior – Ahora. No sé como paso, pero lo hice, explote en millones de sensaciones que me dejaron con la vista nublada y algo perdida, lo mire un poco grogui llevar sus dedos a su boca y lamerlos, el pudor tiño mis mejillas y todo se volvió mucho más intenso. — Fuera ropa cariño. Sus manos fueron a mi cuerpo para bajar la tela lentamente, suspire mientras lo miraba y deje que siguiera con todo lo que quería hacer mientras me quedaba tendida en la cama con las piernas abiertas y expectante. — Cásate conmigo Meg – parpadee. — ¿Qué? – lo mire. — Te lo iba a proponer la próxima semana, pero quiero hacerlo antes de pasar al segundo paso – suspire. — ¿Es en serio? – afirmo despacio. — Sí – subió y me miro – Cásate conmigo – sus labios tocaron los míos – Di que sí. — Sí – murmure – Si quiero. Se bajo de la cama, luego fue a la cocina y volvió con una cajita negra, su mano tomo la mía y me levanto antes de arrodillarse y estirar su mano para abrir la caja frente a mis ojos, deje de respirar y salte en el lugar cuando lo puso en mi dedo y se levanto para besarme en los labios.
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