Al día siguiente: 20 de mayo
El primer día de trabajo fue bien, pero dejar a mi niña ha representado un reto demasiado grande, y hoy las cosas no cambiaran. Una vez más la he tenido que dejar con Lara, pero sé que pronte tendré que encontrar una niñera o una guardería donde llevarla mientras trabajo. La idea de dejarla con extraños no me agrada en absoluto, pero ¿Qué otra opción tengo?
Entro a la empresa una vez más y hoy todo se ve diferente ya que es primera hora de la mañana y todos los empleados están llegando al igual que yo. Sin embargo, no es que me llame la atención el volumen de gente que entra, sino el hecho de que algunas mujeres están entrando con niños y bebés en brazos. Me quedo quieta observando que es lo que hacen, y de pronto veo a dos mujeres recibiéndolos con abrazos y choques de mano. Me lo pienso un poco, pero luego finalmente me atrevo a acercarme a ellas.
—Hola, disculpa, ¿acaso ustedes cuidan a los niños mientras ellas trabajan?— Pregunto algo avergonzada y la mujer de cabello rubio sonríe.
—Hola, si la revista tiene una guardería disponible para todos los empleados, ¿acaso tienes hijos?— Me pregunta ella.
Ocultar a Mali no está en mis planes, pero tampoco sé cómo podría afectar esto a mi trabajo —Si— Respondo a pesar del miedo que me da perder el trabajo.
—Que lindo, si quieres habla con el señor Mykel, él te dará el formulario que debes llenar— Me informa dejándome en blanco.
—¿El señor Mykel? ¿No hay otra persona que pueda hacerlo?— Cuestiono y por alguna razón la mirada de la mujer cambia.
—¿Hay algún problema conmigo?— Escucho su voz y al girarme lo veo detrás de mí. Quisiera rebatir, pero me quedo muda cuando veo a un niño de no más de tres años tomado de su mano.
—No señor, yo…— Trato de decir, pero no tengo reacción.
—Ahora hablamos, pero primero déjame presentarte a mi hijo Blaz— Me dice con orgullo y miro al pequeño de cabello rubio y ojos del mismo color que su padre.
—No sabía que usted y la señora Tamara…— Digo, pero él sonríe.
—Tamara no es su madre— Es lo único que dice y luego se agacha para quedar a la altura del pequeño —Hijo, pórtate bien, ¿sí?— Le pide y el niño sonríe.
—Si papá— Contesta él y se va con la mujer con quien hablaba recién.
—¿Vamos y me cuentas que ocurre?— Propone y asiento tímidamente.
[…]
No he podido pronunciar palabra de camino a su oficina y es que no sé cómo hablarle de Mali. Sin embargo, también creo que, al tener un hijo, él entenderá la situación, ¿no? —La madre de Blaz se fue de nuestras vidas dos días después de dar a luz— Me cuenta de repente cuando ya estamos dentro de su oficina y sus palabras me dejan sorprendida.
—Guau, cuanto lo siento. Ha de haber sido difícil críalo sin ella— Comento y ambos tomamos asiento, él detrás de su escritorio y yo de este otro lado. Sinceramente no sé muy bien cómo actuar con él, es bastante extraño.
—Lo fue, pero es mejor así. Ella no quería tenerlo, pero abortar tampoco era algo que ella quisiera hacer, no cuando mantuvimos una relación de tantos años. Dijo que lo intentaría, que haría un esfuerzo por ser madre, pero ya ves—
—Bueno, al menos te tiene a ti— Murmuro y sonríe.
—Así es, pero dime ¿Por qué no me querías preguntar a mi acerca de la guardería?— Indaga y los nervios se hacen más fuertes.
—Es que no sé, pensé que iba a afectar mi trabajo aquí, pero luego vi que tú también tienes un hijo y no sé…— Trato de decir enredándome en mis propias palabras.
—¿Tienes un hijo?— Pregunta sin más rodeos y asiento.
—Una bebé de seis meses, se llama Mali— Respondo finalmente y él sonríe.
—Que lindo, debe de ser muy bonita— Habla con entusiasmo.
—Soy su madre, te diré que es la más hermosa del mundo— Expreso orgullosa.
—Eso pasa— Bromea y busca un papel de uno de los cajones de su escritorio —Mira, solo debes llenar esto y hacer que el padre de la niña lo firme— Me pide y creo que mi cara me delata ya que él me mira confundido —¿Ocurre algo?— Cuestiona y respiro hondo.
—Mi hija no tiene padre— Declaro finalmente —Bueno, sí, pero es como en el caso de tu hijo, no existe— Explico.
—Está bien, entonces solo necesitamos tu firma y ya sabes los documentos de vacunas y eso— Me pide y lo miro con dudas.
No entiendo como siendo quien se encarga de todo esto —¿Puedo preguntar porque eres tú quien te encargas de esto? Es decir, aquí hay mucha gente que puede manejar la guardería— Me atrevo a decir y él sonríe.
—Es que fui yo quien comenzó con la guardería, a los empleados les gusta saber que sus hijos son un asunto importante para nosotros, y yo más que nadie entiende esto gracias a Blaz— Me explica haciéndome sonreír.
—¿Entonces no será un problema para mi trabajo?— Indago y sonríe él también.
—En absoluto, tráela a la guardería y en caso de que debamos viajar por trabajo, conozco a una niñera excelente, o puedes traerla con nosotros, no te preocupes, iremos arreglando las cosas en el camino, ¿sí?— Me asegura.
Sus palabras son alivio absoluto para mí, es como si finalmente hubiera algo que estuviese saliendo bien —Gracias, no sabes lo que esto significa para mi— Digo aliviada.
—Lo sé, y no te preocupes, todo saldrá bien— Concluye y lo único que me queda ahora es continuar con este nuevo trabajo y hacer las cosas lo mejor que se pueda.