DOS CAMINOS POSIBLES

1162 Words
Me ha tomado más de una hora poder completar el formulario, y es que mi situación no es como la de todos los demás. Cuando supe que esperaba a Mali apenas pude tomar la decisión de irme de Australia y venir a Alemania. Fue la madre de Lara quien me ayudo en su casa a tener a Mali, por ende, ella no existe para el mundo, y es que ir a un hospital representaría el riesgo de que mi familia me encuentre, o aún peor que quien sea que me ha hecho daño me vuelva a encontrar. Estoy arriesgando todo al estar aquí, pero mi hija necesita sus cosas y evidentemente yo debo trabajar para poder dárselas. —Nahia —escucho la voz de Mykel y al voltear lo veo a pocos pasos de donde está mi escritorio. Él se acerca un poco más y observa el formulario a medio llenar sobre mi escritorio. —¿Tienes algún problema con el formulario? ¿Quieres que te ayude? —me cuestiona y niego con la cabeza. —No, todo esta bien. Es solo que estaba pensando que tal vez no es una buena idea traer a mi niña aquí —miento. Mykel observa a nuestro alrededor y luego me mira. —Ven a mi oficina conmigo —me pide y a pesar de que trato de poner la excusa de que tengo mucho trabajo, no me deja otra alternativa más que ir con él. […] Una vez que los dos estamos dentro de su oficina, él cierra la puerta y me ofrece que tome asiento. Él va del otro lado de su escritorio y me mira fijamente. —Nahia, dime la verdad, desde que te pregunte por el padre de tu hija has estado actuando de manera extraña, ¿acaso has escapado de él con la niña? ¿es un tipo violento? Dime, si necesitas te puedo ayudar. Ofrece y sus palabras me impresionan un poco al mismo tiempo que hacen que aumenten mis nervios. —No, no es eso —digo, pero estoy tan nerviosa que él solo sigue mirándome. —¿Y que es? No me digas que no te ha gustado la guardería porque no te creeré. Mira, yo no te voy a echar por tener una hija, pero no quiero que venga alguien a reclamar y formar un escándalo aquí, ¿entiendes? —expresa y por primera vez me siento entre la espada y la pared. Es tanto lo que me asusta la situación de perderlo todo, que sin poder evitarlo las lágrimas escapan de mis ojos, es como si de repente todo el miedo y tristeza que llevo acumulado por dentro, salieran a la luz. Escucho sus pasos y de pronto él toma mi cara para que lo mire haciéndome ver que se ha sentado en la silla que esta junto a la que estoy yo—. Dime que pasa, no quiero pensar lo peor de ti, debes saber que para nosotros es importante que nada irrumpa el ambiente laboral que tenemos —insiste. —Tal vez deba renunciar… ha sido un error aceptar este trabajo —digo finalmente y supongo que entre esta situación o soportar lo que pueda pasar con mi familia, prefiero lo segundo. Inmediatamente me pongo de pie con la clara intención de salir de su oficina, pero él me toma de la mano. —Nahia, solo trato de ayudarte. Sé que no me conoces, pero confía, detestaría que una excelente fotógrafa como tú se fuera a otra revista por esta situación que claramente podemos resolver —indica y volteo a verlo. —Mi vida no es tan sencilla como llenar un formulario —pronuncio y me mira con dudas. —¿Por qué? Son solo unos datos —sentencia. —Es que ese es el problema —digo y entrecierra sus ojos. —¿Escapas del padre de la niña? —cuestiona y niego. —No tengo idea de quien es su padre, ¿entiendes? —declaro firme y su mirada cambia. —Eso no nos importa, es tu vida privada —dice un poco confundido. —No entiendes, abusaron de mi en Australia, no sé quién es su padre… no sé si fue uno de los chicos que estaba conmigo en aquel viaje, o si fue uno de los hombres ricos y poderosos que se nos unieron a la fiesta aquella noche. No registre a mi hija, y estoy escondiéndome de mi familia porque no quiero que me digan que me advirtieron que no debí irme por el mundo a tomar fotos, soy la menor de muchos hermanos, provengo de una familia muy importante y mi padre es capaz de mover cielo y tierra con tal de hacer justicia, pero no quiero revivir todo aquello, ¿entiendes? —resumo y su mirada cambia inmediatamente. —Nahia, yo… lo siento… no… —trata de decir. —Mali no está registrada en ninguna parte, la tuve con ayuda de una enfermera, y es ella quien le ha dado sus vacunas y todo —declaro. —¿Le tienes miedo a tu familia? Es que no entiendo porque la ocultas de ellos. —No es fácil decirles a mis padres lo que paso, mucho menos con la vida nómada que yo elegí tener. Siento de debo hacerme responsable de todo esto, por eso busque este trabajo, pero entenderé si me pides que renuncie —digo y niega. —¿Cómo crees que te voy a pedir que renuncies? Déjame ayudarte, ¿sí? —me dice y lo miro con dudas. —¿Ayudarme? —Si, entiendo si no le quieres decir a tu familia, también si tienes miedo de que puedan encontrar a tu hija quien sea su padre… pero ella necesita existir, un día crecerá, se enfermara y necesitara ir a un hospital, ¿entiendes? —¿Y cómo me puedes ayudar tú? —No lo sé, podemos consultar con un abogado, ver si hay alguna manera que su identidad este protegida, no sé algo se nos ocurrirá —dice y lo miro con dudas. —¿Por qué me quieres ayudar? Me conoces hace ni dos días —digo con un poco de miedo. Inmediatamente me alejo de él. —Nahia, no te hare daño, tranquila. —No te conozco, y como podrás imaginar, ya no confió en los hombres —declaro. —Lo entiendo, pero no tengo malas intenciones, es solo que tú estás haciendo algo que la mamá de Blaz no hizo. Ella abandono a su hijo, y tú estás protegiendo a una bebé que fue producto de un abuso sin importarte nada más. Te admiro, y te respeto por lo que haces, ¿me explico? Mis defensas caen con estas palabras e instintivamente sonríe. —Está bien, supongo que debo dejar que alguien me ayude — respondo finalmente. —Encontraremos una solución, ya verás —dice y no sé si hago bien o mal en aceptar esto, pero no
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