59. La Timidez de una Diosa

1477 Words

Después de oír lo que dijo Gideón, la joven de cabellos blancos contuvo el aliento, intimidada pero también cautivada por la fiereza que ardía en los ojos verdes de Gideón. Entonces, luego de un corto silencio, él la miró con esa intensidad que era tan distintiva de él y al instante ella se estremeció tragando saliva intentando disipar el nudo que se había formado en su garganta antes de asentir lentamente. A pesar de todo, su esposo todavía con una sola mirada, lograba descolocarla por completo, algún día se acostumbraría, pensaba Serenity diciendo: —Tú eres el conquistador, sabes lo que haces. Haz con el rey de Avalonia lo que desees, mi señor —respondió Serenity en un hilo de voz, con sus mejillas arreboladas por el rubor. De inmediato, ella observó cómo los rasgos tensos de Gideón se

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