Gideón suspiró, desviando su atención de Serenity para ver sus propias manos que, empuñadas, descansaban sobre su regazo. Un músculo se tensó en su mandíbula al recordar. —Mi padre hizo algo imperdonable para los Alfa. Él le robó a su destinada, que era mi madrastra, Kalara... mi tío no pudo soportar semejante traición y lo mató durante la conquista del reino de Arkenia, donde él se hizo rey de dicho reino. Un silencio tenso cayó sobre ellos, ambos procesando la gravedad de esas palabras. Finalmente, Serenity rompió el silencio, con el horror tiñendo sus lindos rasgos. —Eso es... horrible —susurró la joven Reina, tomando la mano de Gideón entre las suyas y entrelazando sus dedos—. Lo siento tanto, amor mío. Gideón apretó su mano con suavidad, agradecido por su consuelo. —No te preocu